Cambio de paradigma: bancos uruguayos dejaron de ser el imán para los dólares de argentinos
En el lapso comprendido entre fines de julio, previo a las PASO, y los últimos días de noviembre, los bancos uruguayos captaron unos u$s310 millones de no residentes, cifra que representa una suba de cerca del 11% frente a los saldos previos.
En igual lapso, los depósitos en dólares en los bancos argentinos cayeron poco más de u$s13.700 millones.
Una primera lectura de los números permitiría afirmar que, luego de varios meses de marcada estabilidad, los bancos uruguayos volverían a ser "interesantes" para los ahorristas argentinos.
A continuación, la evolución de los depósitos de no residentes:
No obstante, si el período bajo análisis se extiende en el tiempo, se puede concluir que pese a dicho incremento, las colocaciones apenas recuperaron los niveles de dos años atrás, pues en agosto de 2017 registraban un saldo de u$s3.045 millones.
En base a estos datos, surge que pese a esta suba, las entidades bancarias de la vecina orilla dejaron de ser el refugio acogedor que alguna vez fue, en particular en momentos de turbulencias económicas o políticas en Argentina, como consecuencia directa de las leyes contra el lavado de dinero y del acuerdo de intercambio de información con la AFIP argentina.
Cabe recordar que Uruguay avanzó sustancialmente en lo que hace su grado de transparencia de acuerdo a los estándares fijados por la OCDE a partir de la mayor visibilidad de sus cuentas y de la firma de convenios de intercambio de información con otros países.
Y esto se tradujo en que apenas lograran captar el 2% de los dólares que salieron de los bancos argentinos.
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Es más, fuentes bancarias consultadas por iProfesional le restaron trascendencia a los movimientos de depósitos de los ahorristas argentinos.
Pero estas mismas fuentes confiaron en que donde se notó mayor actividad fue en algunos bancos de inversión, especializados en la administración de patrimonios a partir de cierto monto.
"A diferencia de lo que sucede con la banca comercial, en nuestro caso el volumen operado aumentó en forma sensible, en especial en lo que hace al traslado de fondos a otras plazas", confió la ejecutiva de cuentas de una entidad líder con casa matriz en Suiza.
"De esta manera, el mercado financiero uruguayo revalida su condición de trampolín hacia otros destinos, por lo que perdió el imán que supo mantener durante décadas y que fue seriamente dañado en la crisis del 2001", concluyó la ejecutiva.
Otro factor que incide negativamente en los volúmenes captados por la plaza financiera uruguaya reside en sus elevados costos. De hecho, la mayoría de los bancos cobra comisiones que no bajan del 1% más IVA, un porcentaje que excede largamente lo que se cobra en la Argentina y que no admite comparación con lo que sucede en Estados Unidos.
También juega en contra lo complejo que resulta realizar una transferencia a otros destinos, pues en muchos casos se exige que se haga en forma personal o a través de cartas firmadas y certificadas, enviadas a través de algún correo privado.
¿Quién es quién entre los bancos uruguayos?
El sistema bancario uruguayo es liderado por Santander, con un total de depósitos en dólares que ronda los u$s750 millones y una participación de mercado del orden del 24 por ciento.
Le sigue el Itau, con u$s610 millones y el 19,7% de market share y el República, con u$s523 millones y 16,9% del mercado. Con estos porcentajes, entre los tres aglutinan el 60% del total.
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En lo que hace a la evolución de la participación del mercado, el HSBC ganó 1,8 puntos porcentuales, en tanto que el Itaú avanzó un 1,2% y el Santander otro punto. En sentido inverso, el banco de origen venezolano Bandes perdió un 1,9 por ciento.
Por el lado del saldo promedio por cuenta, el mismo alcanza a los u$54.700, con un mínimo en el República y un máximo en el Nación, sin considerar al Citibank, dado el exiguo número de cuentas habilitadas.
En cuanto a la cantidad de clientes no residentes, el total suma unos 56.500, de los cuales el 63% corresponde a cuentas por debajo de los u$s20.000 promedio.
El más populoso es el Republica, con 24.700 clientes, de los cuales el 78% es claramente minorista, mientras que el Nación apenas cuenta con 276 cuentas abiertas.
Si se compara el número de clientes de noviembre de 2019 con el de un año atrás, surge un claro ganador: el República, ya que incorporó un total de 2.200 cuentas, que en su inmensa mayoría fueron por montos menores a los 20.000 dólares. En segundo lugar se posicionó el Itaú, con 247 cuentas; mientras que en sentido inverso, BBVA cerró un total de 423 y el Scotiabank, otras 190.
Los cofres de seguridad, más demandados
En forma paralela a la moderada suba de los depósitos de no residentes, las entidades que ofrecen los denominados "cofres de seguridad" también registraron cierto aumento de las consultas sobre disponibilidad y costos de mantenimiento aunque, según algunas fuentes, el número de aperturas finalmente concretado fue sustancialmente menor.
Según un representante de Punta Carretas Cofres Fort, "los ahorristas que buscan este servicio son, en su mayoría, de clase media y media alta", y agregó que según la tradición y más aun en los meses de verano "los argentinos aprovechan cada viaje para traer de a poco sus dólares".
Todo ello en un contexto en el que se estima que la cantidad de cofres alquilados a argentinos supera el 20% del total.
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"Todas las semanas recibimos consultas de gente que quiere saber los requisitos para abrir una cuenta o ya la posee y quiere tener su cofre", destacó el encargado del sector de una sucursal del Banco República, que tiene una buena proporción de usuarios argentinos.
No obstante, uno de los factores que atenta en contra de la apertura es el elevado costo que cobra la mayoría de las entidades habilitadas, más allá de los requisitos que se solicitan para llevarla a cabo.
En líneas generales, para abrir un cofre se exige que quien lo solicite sea cliente de la entidad y, dependiendo de los productos a los que esté asociado, dependerá el precio que deberá abonar.
Así por ejemplo, el Banco República cobra una comisión de u$s50 por única vez por el derecho a contar con un cofre de seguridad, mientras que el alquiler anual se debe abonar por adelantado y varía según el tamaño. En el banco oficial, los más pequeños tienen una tarifa de u$93, mientras que para los de mayor capacidad el precio se eleva hasta casi los 900 dólares.
Por su parte, la mayoría de las entidades privadas se muestran cada vez más exigentes en cuanto a los requisitos. Así por ejemplo, algunos bancos internacionales piden tener constituido un plazo fijo con más de un año de antigüedad por u$s50.000 para habilitar un cofre.
Este es el caso puntual del Santander, cuya grilla de costos parte de los u$s175 para las cajas más chicas, hasta los u$s2.260 para las más gandes.
Para acceder a este servicio, el banco exige para los no residentes "tener fondos bajo manejo por u$s50.000 en valores o plazos fijos".
En tanto, la empresa Fort Box, que tiene una sucursal sobre la tradicional Avenida Gorlero en Punta del Este, ofrece cajas de seguridad a un costo de u$s420 para el modelo más chico, que es el más buscado y difícil de conseguir. A esto habrá que sumar u$s200 de garantía, que son devueltos al finalizar el contrato y de u$s500 para la mediana.
Más allá del costo, en algunas entidades como Punta Carretas Fort, los requisitos para la apertura son exigentes, pues para no residentes solicitan:
-Documento de identidad vigente de todos los titulares y apoderados, que deben estar físicamente presentes.
-Recibo comercial de un servicio con domicilio de cada uno de los titulares y apoderados.
-Referencia comercial y/o bancaria en Uruguay, que la empresa se reserva el derecho de admitir, siendo una de estas posibilidades: carta de un estudio jurídico uruguayo, carta de un profesional uruguayo (Contador Público, Escribano o Abogado) o carta del banco uruguayo reconociéndolo como cliente.
Cabe recordar que en Uruguay rige la denominada Ley de Inclusión Financiera, que también alcanzó a este tipo de operatoria y por la cual cada empresa debe llevar un registro en el que se consignan los datos de los clientes.