Los mercados esperan un repunte de la economía en los próximos meses
El mercado local está celebrando: el desempeño de enero fue excelente con respecto al pésimo diciembre, con una fuerte recomposición de precios y una caída en la volatilidad.
En Estados Unidos, los índices se recuperaron poco más de 60% de lo que habían perdido en el último trimestre de 2018 (recortando así a solo 8%-10% su caída respecto de los máximos). Entre las causas, una Reserva Federal (Fed) con un discurso mucho más dócil que el volcado en las últimas reuniones.
Se sabía que la idea de una mayor flexibilidad estaba avanzando, pero el comunicado y las palabras de su presidente que se conocieron unas ruedas atrás fueron más contundentes de lo que esperaba el mercado; por ende, sorprendieron gratamente.
No solo permitió -desde la posición del mercado- eliminar prácticamente la probabilidad de una nueva suba de tasas de este año (y hasta permitir jugar con cierta expectativa de una baja), sino que también se dejó entrever la posibilidad de frenar la reducción de su balance. En otras palabras, habría mayor liquidez que la esperada sobre la mesa y, en consecuencia, un escenario bueno para los emergentes en general.
Sumado a señales positivas en la coyuntura local permite mantener un buen clima. Y un respiro para los inversores, que venían demasiado castigados. No hay dudas de que la estabilidad en el tipo de cambio, que se mantiene en torno a la banda de no intervención, es un punto positivo.
Incluso, está la aceleración de la caída de las tasas de interés en la última semana (se ubican ya por debajo de 55%). Todo esto, dentro de un marco en el que las expectativas de inflación van cediendo y permiten evaluar la acción del Banco Central (auditado por el Fondo Monetario Internacional) como favorable. Moverse con cautela, aunque tenga sus costos, parece ser una buena decisión, según analiza La Nación.
Esto se suma a un déficit de cuenta corriente que profundiza su corrección y a datos fiscales que permiten percibir que el equilibrio es una opción este año y que (sin demasiado esfuerzo) el superávit podría ser una realidad en 2020.
En consecuencia, el escenario financiero que llegaba a asustar meses atrás se va despejando (sumando como señal no menor el 100% de renovación que reflejan las últimas colocaciones de letras).
De hecho, el programa financiero parece estar despejado este año y resultar manejable -sin supuestos demasiados agresivos- en 2020. Igualmente, no hay dudas de que la clave para la sustentabilidad de la deuda en los próximos años estará en sostener a rajatabla el shock fiscal en proceso. Así, estabilizar la deuda entre 2021-2022 es una posibilidad.
Algo (o todo) de este mejor escenario se comienza a traducir en recomendaciones de compra de bancos extranjeros. Básicamente, hay coincidencia general (local y externa) de que la política monetaria está dando resultados y que la economía comienza a estabilizarse armando las bases para mostrar señales de recuperación a partir de los próximos meses.
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Lo que nadie logra aún despejar, y con razón, es el tema electoral. En este sentido, la posición es trabajar con probabilidades, que comenzarán a ajustarse con las encuestas en cuanto empiecen a llegar definiciones.
Mientras tanto se espera -con el empujón adicional que también dio la coyuntura externa- que el riesgo país se pueda seguir comprimiendo, con un objetivo inicial de que se coloque en la zona de los 600 puntos.
Por ende, se siguen viendo oportunidades atractivas en la curva de bonos soberanos, en opciones como el Bonar 2024 y el Descuento en dólares. También se renueva la mirada sobre la curva provincial, con un diferencial en promedio de entre 100 y 200 puntos arriba, aunque prestando atención al riesgo de crédito de cada emisor.
En pesos, se siguen viendo como alternativas las Lecap, con tasas de entre 35% y 45% para plazos de entre 90 días y un año, o los fondos comunes de inversión, que en el último mes rindieron entre 4% y 5% en promedio, según la composición.
Rendimientos interesantes, en especial para inversores minoristas, con la ventaja de la liquidez que no ofrece un plazo fijo tradicional y la posibilidad de diversificar en instrumentos.
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En acciones, si bien se mantiene cierta cautela en un escenario en el cual la volatilidad por momentos podrá ser alta, la vuelta de los negocios es un buen dato.
No se ve que el rally de enero se pueda repetir en igual magnitud en febrero, e incluso no se descarta una lateralización y/o toma de ganancias, pero sí se podrían aprovechar esos momentos para ir tomando posiciones parciales con una visión de mediano/largo plazo.
Los balances de empresas que empezarán a llegar en las próximas semanas serán, por su parte, un dato importante para comenzar a ver el impacto de la recesión y analizar los números para este año.
Los datos a tener en cuenta son:
- Dólar. El piso de la banda de no intervención para este lunes se ubica en $37,96. Hay que recordar que la banda se ajusta a un ritmo de 2% mensual (de forma diaria) hasta marzo.
- Interés en EE.UU. La probabilidad de una baja de la tasa de la Reserva Federal para la reunión de octubre es de 10,6%; una semana atrás, ese mismo índice era de 0% y la probabilidad de una suba llegaba a 23%.
- Riesgo país. El spread entre el credit default swap (CDS)de Brasil y el de la Argentina a cinco años es de 450, cayendo desde los cercade 600 puntos de fines de diciembre pasado.