Cuáles son los peligros de publicar un IPC semanal si la inflación y el dólar no se frenan
La posibilidad de una posible aceleración inflacionaria o el mantenimiento de la actual marcará la agenda hasta las elecciones presidenciales del 22 de octubre. Por el conjunto de medidas de expansión del gasto que lanzó Sergio Massa es probable que, en este escenario de incertidumbre política y cambiaria, la tasa de inflación actual se mantenga o acelere.
Las mismas tienen el objetivo de compensar el deterioro de los ingresos de la población por la devaluación, pero, van en contra a lo que se comprometió el ministro de Economía y candidato a presidente por Unión Para la Patria en la última renegociación con el FMI.
Llama la atención que frente al récord de inflación del 12.4 % mensual de agosto y con un valor para este mes sería muy parecido de acuerdo a las estimaciones de consultoras y bancos el ministerio de Economía decidiera comenzar a informar la inflación medida en forma semanal en los próximos días.
La publicación de un IPC de inflación semanal podría complicar al oficialismo
El nuevo índice de precios es mencionado en el mercado financiero local como el IPC Massa y podría complicar en el futuro mediato al ministro de Economía en su carrera a la presidencia de la Nación en caso que la inflación siga subiendo y el valor del dólar paralelo también. El valor del dólar oficial estaría congelado en 350 pesos hasta después de la primera vuelta presidencial del 22 de octubre próximo.
Al respecto, quien recobró protagonismo es el viceministro Gabriel Rubinstein que estaba casi congelado. Reapareció la semana pasada luego de la publicación del índice de inflación de agosto.
A través de una cadena de tuits salió a informar que desde esta semana el ministerio de Economía elaborará un índice de inflación semanal.
"La inflación semanal en descenso. Luego de un pico de inflación semanal estimado del 4,8% en la tercera semana de agosto, registro muy influenciado por la devaluación del día 14/8/2023, la inflación semanal fue cediendo" lanzó en su primer tuit y luego en otro agregó que "en la primera semana de septiembre (entre el 4 y el 10 de septiembre) habría alcanzado un valor del 2,1%".
El viceministro Gabriel Rubinstein dio a entender que la inflación semanal está bajando este mes
Con estos datos Rubinstein está dando a entender que la inflación minorista medida en forma semanal bajó del pico del 4,8 % registrado la primera semana luego de la devaluación del 14 de agosto a un 2,1 % semanal registrado entre el 4 y el 10 de septiembre pasado. Nada indica por ahora que ese número sea un techo para la inflación semanal futura, por lo menos hasta las presidenciales del 22 de octubre.
Si nos retrotraemos en la historia vemos que en los primeros meses del 89 y casi hasta la convertibilidad lanzada en abril del 91 había un índice de inflación semanal que seguían mucho las empresas, los bancos y las entidades financieras pero elaborado por una institución privada.
Ese índice de precios al consumidor semanal lo calculaba el IPES (Instituto de Política Económica Social) que dirigía el economista Jorge Domínguez.
Era un indicador muy solicitado para seguir el ritmo de la inflación semanal entre mediados del 89 y principios de los 90 cuando estallaron las dos hiperinflaciones y luego se dejó de publicar.
En el caso del nuevo IPC Massa sería la primera vez que un organismo oficial dar a conocer el mismo con una frecuencia semanal. Se supone que el mismo se confeccionará con los datos que el Indec a cargo de Marco Lavagna releva en forma semanal y que luego informa a la secretaría de Política Económica a cargo de Rubinstein.
El costo fiscal de las medidas llegaría a unos 5.000 millones de dólares
En los últimos días Massa oficializó: i) un incremento del piso mínimo para pagar impuesto a las ganancias hasta los $1.770.000, ii) la devolución del IVA para compras de bienes de la canasta básica por hasta $18,800 mensuales, iii) una ayuda especial de 45.000 pesos hasta fin de año para compra de remedios de los jubilados y pensionados afiliados al PAMI.
El paquete en conjunto tendría un costo fiscal de aproximadamente unos 2,5 billones de pesos hasta fin de año situación que podría comprometer las metas con el FMI para llegar a un déficit fiscal primario este año del 1,9 % del PBI frente al 2,4 % del año pasado.
Un reciente informe de la consultora Consultatio Plus señala que las medidas anunciadas se caracterizan por tener un alcance amplio, estar muy concentradas en el tiempo y apuntalar fundamentalmente a la demanda.
En ese sentido destaca que la devolución del IVA tiene un impacto directo sobre algo más de unos 11 millones de personas y su costo fiscal potencial es de 0.35% del PBI para los próximos tres meses.
La eliminación de Ganancias llegaría solo a unos 600.000 trabajadores
En tanto que la eliminación de Ganancias impacta en una minoría, son apenas unos 600.000 trabajadores y el costo esperado para estos meses es de 0.15% del PBI, aunque para el sector público nacional es considerablemente menor, dado que un 65% de lo recaudado por este impuesto se coparticipa con provincias y la ANSES.
"Si además tenemos en cuenta lo anunciado previamente, el alcance potencial del shock de estímulo fiscal sería de aproximadamente 1% del PBI" dice el estudio de la consultora.
En la misma línea, el gobierno formalizó el congelamiento de precios hasta fin de octubre de medicamentos, prepagas, combustibles y pan, entre otros, que se suman al acuerdo de ajustes del 5% mensual (bien por debajo de la inflación general) para más de 50.000 productos por 90 días.
En este contexto, y a pesar de la suba de los medicamentos, los precios regulados aumentaron por debajo de la inflación general y de la núcleo, en especial las tarifas, que en el Gran Buenos Aires tuvieron una actualización promedio de sólo 3.1% tras la audiencia pública realizada un mes atrás.
El informe describe que esta situación profundizará el desfasaje de precios relativos acumulado en los últimos cuatro años. Desde julio de 2019, cuando Juntos Por el Cambio perdió las PASO y decidió congelar las tarifas, los precios de la canasta de bienes y servicios regulados cayeron un 37% en relación a los de la canasta núcleo.
El traspaso de la de la devaluación a los precios fue el más rápido de la historia
Lo concreto es que luego de devaluación del peso el 14 de agosto la inflación de agostó alcanzó el 12.4% mensual y fue la más alta desde la salida de la hiperinflación.
La novedad fue que el traspaso a precios de la devaluación, el llamado pass trought no tuvo precedentes por su velocidad, y, en consecuencia, la ganancia en términos de tipo de cambio real será licuada en tiempo récord.
El problema es que la respuesta del gobierno, luego de la devaluación fue anunciar un nuevo conjunto de medidas que mejoraran los ingresos de bolsillo de los sectores menos favorecidos y la clase media pero que pueden generar una mayor inflación que la actual por un aumento de precios por una demanda inflada artificialmente en un contexto macroeconómico desequilibrado desde el punto de vista fiscal, monetario y cambiario.
Este shock de demanda en caso de aplicarse las medidas en su totalidad podría tiene un impacto potencial cercano a 1 punto del PBI y está concentrado en el último trimestre. Sin, y medidas para mejorar la oferta de bienes y servicios implica una mayor inflación a futuro en un momento que la Inflación proyectada viaja al 300 % anual, pero si consideramos la inflación núcleo la suba llega al 370 % anual.
Además, el atraso de los precios regulados y del tipo de cambio real complicarán el punto de partida del próximo gobierno.
Los números muestran que en los últimos 12 meses la inflación llegó al 124,4% y las expectativas para los próximos meses no son buenas.
Hay que considerar que la inflación de este mes contará con el fuerte arrastre de agosto que junto a una mayor emisión de pesos casi asegura un empeoramiento de la dinámica inflacionaria.
La novedad gran novedad es que es la velocidad del traspaso a precios no tuvo precedentes. Cuatro meses luego de la salida de la Convertibilidad en enero de 2002, el tipo de cambio promediaba 2,85 pesos (un aumento de 185%) y la inflación acumulada hasta entonces era de 21%, tras el salto de 10,4% en abril de ese año. Es decir, el pasaje a precios (pass-through) acumulado hasta entonces era de 11,4%.
En tanto que, en agosto pasado, algunos rubros como carnes, verduras y medicamentos reflejaron casi plenamente el efecto de la devaluación con un pass-through cercano al 100%.
Para fines de este mes o principios del siguiente es probable que por ese motivo toda la ganancia en términos de tipo de cambio real obtenida por la devaluación habrá sido licuada por la suba de precios.
El aumento de precios de Alimentos y Bebidas explicó en 4,5 puntos la suba del IPC de agosto
Los alimentos y bebidas no alcohólicas tuvieron con un 15,6 % mensual, la mayor y a su vez, la mayor incidencia ya que explicaron unos 4,55 puntos de la inflación de agosto.
Este dato es no menor, porque es el que determina el incremento de la canasta básica de pobreza, que a su vez delimita la línea de pobreza e indigencia un dato que será políticamente difícil de digerir para un candidato oficialista que quiere ganar las elecciones presidenciales y que en las PASO obtuvo un 22 % de los votos siendo el segundo candidato más votado detrás del Javier Milei que sacó el 30% de los votos.
Esta situación profundiza el desfasaje de precios relativos acumulado en los últimos cuatro años. Desde julio de 2019, cuando el oficialismo de entonces perdió las PASO y decidió congelar las tarifas, los precios de la canasta de bienes y servicios regulados cayeron 37% en relación a los de la canasta núcleo.
"Por lo tanto para volver a un nivel de precios relativos "normal" el ajuste debería llegar por lo menos al 58% en los precios regulados, con un impacto directo en la inflación de al menos 12 puntos. Y la segmentación tarifaria por sí sola no alcanza: hasta julio, la brecha entre el costo de la energía eléctrica y el precio efectivamente pagado por los usuarios era de 126%" explica el informe.