Momento crítico en la industria avícola: por qué se desploman con fuerza las exportaciones
"El año pasado exportamos 253.000 toneladas; este año, me conformaría con 175.000 y los mercados abiertos de cara a 2024", le dijo a iProfesional Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA). Es que la gripe aviar chocó los planes de estas compañías, que venían creciendo a una tasa de entre 2,5 y 3% anual, básicamente por la exportación.
Se trata de empresas que apuntaban a mejorar las ventas al exterior en parte por la vía de lo ambiental, ya que la cadena midió su huella de carbono y su huella hídrica con excelentes resultados comparativos, lo que la dejó muy bien posicionada frente a países competidores ante un tema que los mercados que mejor pagan exigen cada vez más.
Era otra película, que cambió cuando empezaron a conocerse en Sudamérica casos de Influenza Aviar, una enfermedad que, pese a que no se transmite a humanos por el consumo de carne, es muy patógena y por eso exige acciones inmediatas para evitar la propagación. La Argentina había logrado acceder a la mayoría de los mercados externos importantes gracias a su status internacional de Libre de Influenza Aviar.
Crónica de una desgracia anunciada
Los casos fueron apareciendo cada vez más al sur, aparentemente a causa de las aves migratorias. El primer golpe para la Argentina llegó a mediados de febrero, cuando se conoció un caso en aves migratorias en Jujuy, y el SENASA declaró la emergencia sanitaria. Enseguida aparecieron otros dos casos, ya en pavos y gallinas domésticos, en Salta y Córdoba.
Finalmente, el 28 de febrero detonó la bomba tan temida, con un brote en una granja avícola de Río Negro, y el SENASA decidió suspender las exportaciones. Una medida drástica pero seria, que le permite al país conservar su credibilidad sanitaria, una lección que se aprendió a principio de siglo, cuando el organismo ocultó información sobre brotes de aftosa en bovinos y, cuando ya no fue posible, los mercados externos castigaron fuertemente a la Argentina, particularmente Estados Unidos, que tardó 17 años en reabrir su mercado.
Un trabajo artesanal de reapertura
En la avicultura destinada a producir carne (la otra es la de huevos), que es la que genera casi el 90% de las exportaciones, el brote implicó sacrificar 630.000 pollos en Río Negro, 80.000 gallinas reproductoras en General Alvear y 18.000 en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, y 15.500 en Esperanza, Santa Fe, además de los brotes en granjas de ponedoras y en aves de traspatio.
"Es un momento crítico, con mucha gente angustiada", dijo Domenech, explicando por qué este año fue una no-celebración la conmemoración del Día Nacional de la Avicultura, el 2 de julio, fecha de la llegada de los primeros suizos a la colonia San José, en Entre Ríos, fundada por Urquiza en 1857, que se considera el inicio de la cría de aves organizada como economía familiar.
Deshacer y rehacer todas las exportaciones
Así, de pronto, a fin de febrero se apagó la exportación para las avícolas, que habían logrado despachar el año pasado alrededor del 11% de la producción total: 253.000 toneladas por un valor de u$s422 millones.
Tras la decisión de suspender los despachos al exterior del SENASA, "hubo que encargarse de toda la mercadería que estaba embarcada, de la que estaba en los puertos y de la que estaba en las plantas", dijo Sofía García, coordinadora de Negociaciones Internacionales de CEPA, ilustrando la complejidad de la tarea.
Luego, empezó la tarea actual, la de reabrir cada mercado con sus status sanitarios para cada producto. La Argentina tiene acuerdos con más de 130 países, y despachaba habitualmente a entre 50 y 60 mercados. "Cada país pone sus condiciones, sus restricciones, y eso implica ver en detalle, hacer propuestas, responder cuestionarios", muchos trámites distintos.
Así, con el SENASA se priorizaron destinos de reapertura, para recomenzar. Los productos termoprocesados, por caso, tienen mitigado el riesgo, pero ya no podían enviarse con certificados de país libre de influenza.
Una merma de 35% en facturación de enero a mayo
Según CEPA, contando los cinco primeros meses de 2023, las ventas al exterior vienen cayeron 28% en volumen y 35% en facturación respecto del mismo lapso del año pasado; una performance que se pronunciará cuando estén las cifras de junio.
Hasta el año pasado, los principales destinos en volumen eran China (30%), los países árabes a los que se exportan pollos faenados bajo el rito Halal (19%), Sudáfrica (15%), Chile (11%), Vietnam (7%), Angola (4%), Perú (2%), UE (2%) y varios otros países se repartían el 10% restante.
De a poco, eso se empieza a retomar para algunos destinos y algunos productos, sobre todo al con esos que integra el "resto del mundo", mientras que con los principales clientes negocian establecer zonificaciones para las restricciones en caso de que aparezcan nuevos brotes, con cada uno a su manera.
Única vía de crecimiento
La exportación es el único lugar por donde el sector puede crecer, ya que el mercado interno ya está prácticamente saturado, con los 46-47 kilos de pollo por habitante que se consumen en el país, a los que se suman unos 50 de carne vacuna y unos 20 de carne porcina. "No se le puede pedir al argentino que coma más de 100, 115, 120 kilos de carnes por año", dijo Domenech. De hecho, desde hace ya cerca de una década, los mayores y, probablemente, mejores lobbistas para que no se prohíba la exportación de carne vacuna han sido las avícolas, por temor a la sobreoferta.
Por ahora, dice Domenech, la producción no ha mermado porque el mercado interno pudo absorber lo que no se pudo exportar, sin castigar los precios. Y estimó que, este año, producirán 1.000 millones de pollos, con un consumo por habitante de 47 kilos por año. Según CEPA, la avicultura genera en el país 68.400 empleos directos entre molinos de alimentos, granjas y plantas, y otros 9.300 indirectos.