Cómo cambió el consumo en los comercios de barrio por la aceleración inflacionaria
Por la aceleración inflacionaria, el negocio de los comercios de barrio se modifica de manera sustancial. La clave está en la forma en que compran los consumidores ante el relanzamiento de los programas oficiales, que priorizan a las grandes cadenas de supermercados relegando a los negocios más pequeños.
Los cambios en la manera de hacer las compras coinciden también con una dinámica de enfriamiento del consumo, por el impacto de la inflación en los bolsillos de los argentinos.
El golpe sobre los pequeños comercios, entonces, es doble. Por eso resulta interesante poner la lupa en esos negocios de barrio.
Los cambios en el consumo masivo
Según explica el especialista Osvaldo Del Río, director de la consultora Scentia, que monitorea el consumo masivo, los almacenes y los autoservicios de barrio "reconfiguraron sus surtidos de mercadería".
Ahora, según Del Río, los pequeños comerciantes se focalizan en los rubros como lácteos y bebidas, que son nichos de los que se abastecen en forma directa de parte de los fabricantes.
A diferencia de lo que sucede con los alimentos, en los lácteos y en las bebidas, los camiones de los fabricantes distribuyen sus productos en forma directa, sin pasar antes por los mayoristas o los distribuidores, algo que termina encareciendo los artículos.
Justamente, comenta Del Río en diálogo con iProfesional, los alimentos de la canasta básica son comprados por los pequeños comerciantes en los mayoristas o son atendidos por distribuidores. Ese paso redunda en que los almacenes y autoservicios "chinos" terminan vendiendo más caro. Y los consumidores, por lógica, terminan haciendo sus compras en los grandes supermercados.
Los grandes ganadores terminan siendo las grandes cadenas, que tienen más facilidad de llegar a acuerdos con el Gobierno -se abastecen en forma directa en las grandes fábricas de alimentos del país- y por eso en sus góndolas se encuentran mejores precios.
Una brecha cada vez más grande
De acuerdo a Scentia, los precios de los almacenes y autoservicios son alrededor de un 33% más caros, en promedio, que en las grandes cadenas de supermercados.
La brecha suele ser incluso más amplia en aquellas categorías que tienen un mayor control por parte del Gobierno.
Esa diferencia se amplió en los últimos tiempos, a medida que se hizo más exhaustiva la regulación estatal sobre las cadenas de supermercados, que es donde se pueden conseguir los productos de "Precios Justos" (congelados ahora hasta el mes de junio), y que -además- cuentan con un acuerdo entre el Gobierno y los empresarios para que el aumento mensual nunca supere el 3,2%.
El canal tradicional (pequeños comercios) está excluido de esos acuerdos. Ahí no vale ni la canasta de 2.000 productos con precios congelados hasta mitad de año, ni el tope de aumentos por mes.
El director de Scentia comentó a iProfesional que, en los últimos años, la diferencia de precios entre las cadenas y los pequeños comerciantes fue del 20% en promedio.
"Cuando llegaron los grandes supermercados, ese diferencial era de entre 6% y 8%. Luego subió al 20% y ahora ya estamos en un récord", dijo a iProfesional.
Del Río suma un dato adicional para tener una idea más cabal sobre lo que está sucediendo a nivel comercial. "Durante el año pasado, la inflación alcanzó al 98,1% en los negocios de barrio, mientras que en las grandes cadenas de supermercados fue del 84,7%. Para comparar el índice de inflación medido por el INDEC para "Alimentos y Bebidas" resultó del 97,5% el año pasado", detalló el experto.