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El billete de $1.000 perdió un 94% desde su creación: ¿a cuánto estamos de que equivalga a 1 dólar?

Desde el nacimiento del billete de $1.000 en diciembre 2017 hasta hoy, la pérdida de poder adquisitivo no tuvo freno. Perspectivas
12/01/2023 - 13:00hs
El billete de $1.000 perdió un 94% desde su creación: ¿a cuánto estamos de que equivalga a 1 dólar?

Una de las formas más objetivas de evaluar la acción de un gobierno es a través de lo que le sucede a su moneda a lo largo del tiempo. Es como el diagnóstico de un médico clínico luego de observar una resonancia magnética. En el caso del peso argentino, desde la creación del billete de $1.000 en diciembre 2017 (actual billete de mayor denominación) hasta la actualidad se encuentra perdiendo su poder adquisitivo. Puntualmente, nació valiendo u$s51,87 y, para el final del 2022, valía u$s2,86, lo que representa una pérdida de su valor de 94% en tan solo 60 meses de su creación.

De acuerdo a los datos del Banco Central (BCRA) y a la Casa de la Moneda, es el de actual mayor circulación ya que sólo en el 2022, se puso en circulación más del 45% de los 3086.5 millones de billetes de $1.000 que hay en las calles (circulan en el país 8064.6 millones de billetes).

El economista austríaco Ludwig von Mises expresaba que "las grandes inflaciones de nuestro tiempo no son algo que haya caído del cielo, sino fruto de la acción humana, y más precisa­mente de la acción de los gobiernos. Son producto de doctrinas que atri­buyen a los gobiernos el mágico poder de crear riqueza de la nada y de hacer feliz a la gente elevando la «renta nacional»".

 

Para fines de 2023, el billete de $1.000 valdría u$s1,39

El mismo billete de $1.000 ajustado a valores reales de acuerdo a los pronósticos del informe del REM del BCRA (índice de inflación para el 2023 de 99,7%), veremos que para diciembre 2023 este tendría un valor de 1,39 dólares. 

Es decir, que en un año se perdería un 70% de su poder adquisitivo. La inflación correo el esfuerzo de los argentinos, el valor de su producción y empleo, sus niveles e incentivos hacia el ahorro en su propia moneda y un letargo hacia la superación personal con incentivos hacia la esfuerzo y dedicación ya que su retribución será cada vez menor en relación al esfuerzo y la toma de riesgo efectuada.

La escalada inflacionaria a su vez genera que la necesidad de rápida impresión de este billete sea cada vez más veloz (la casa de la moneda puede imprimir como máximo 900 millares de billetes, por lo cual el excedente se debió importar en el 2022 desde Brasil y España).

 

El dólar se devaluó 16% en 60 meses

Otra arista para evaluar nuestra moneda es compararla con otras. La seleccionada por los argentinos es el dólar norteamericano. Al analizar al billete de u$s100 en la misma unidad de tiempo en la que se creó el billete de $1.000 veremos como en la misma cantidad de meses este se terminó devaluando un 16 por ciento.

Es decir, que si un argentino hubiese elegido a esta moneda como refugio de valor de igual manera las cuestiones inflacionarias hubiese afectado al valor de sus ingresos, pero mucho menos en términos comparativos. Por eso es elegida como reserva de valor frente al peso argentino.

Sin embargo, es importante señalar que la suba de precios en EE.UU. se viene gestando a partir de la crisis sanitaria del 2020, mostrando así un 2022 con el peor nivel de inflación en 40 años (se registró un pico en junio 2022 con un IPC anual de 9,1%). A su vez, la actual guerra en Ucrania, el cambio climático, la crisis energética estarían llevando a la Reserva Federal norteamericana a reevaluar su política de tasas por que no ve despejado el escenario inflacionario futuro.

 

Otro ejercicio, que también se puede hacer para poder entender la devaluación de nuestra moneda, es ver este mismo dólar, pero proyectado desde enero 2023 a diciembre 2025, donde sí se continúan la previsión de la reserva federal (se estima que en el 2025 la tasa de inflación debería finalizar en 2%). El dólar de esta manera perdería tan solo un 6% de su valor. Mientras que la previsión actual del REM explica que tan solo en el año 2023 el billete de $1.000 perdería su valor en un 70 por ciento.

 

Comparación del peso argentino con otros billetes de la región

Otra forma de comparar al billete de $1.000 es en relación otras monedas de la región como los 100 pesos uruguayos (u$s 1= 39.91 pesos uruguayos) o los 100 bolivianos (u$s1 = 6.92 bolivianos). Desde el 2017 al 2022 el valor del billete de 100 pesos uruguayos cayó en un 33,4%, mientras que los 100 pesos bolivianos se devalúan alrededor de un 8,58 por ciento.

 

En el mismo tiempo desde el nacimiento del billete de $1.000 argentinos, la inflación generó que pierda más del 90% de su valor en términos comparativos a otros billetes de la región. A tal punto que en el norte de nuestro país se ahorra en pesos bolivianos y en Entre Ríos los pesos uruguayos circulan y también son reserva de valor en los cruces fronterizos.

 

La inflación golpea directo en el poder adquisitivo de la moneda

En el 2022, la escalada de precios deterioró variables como salarios y la oferta de bienes/servicios y a su vez el poder adquisitivo de la moneda. A este ritmo inflacionario a diciembre de 2023 el billete de $1.000 encontraría una nueva conversión en casi u$s1 cuando hace 31 años la convertilidad había sido inaugurada en $1 convertible por 1 dólar. Luego de ese tiempo la conversión sería con 3 ceros más en nuestra moneda. Carl Menger decía que "el dinero es un invento del Estado. No es producto de un acto legislativo. La sanción de una autoridad política no es necesaria para su existencia".

A pesar de contar con un Banco Central que emite el peso argentino y un gobierno que fuerza su emisión para financiar su déficit fiscal el mayor gesto de repudio del pueblo argentino es transaccionar bienes sin moneda y encontrar reserva de valor en otra.

A su vez, otra actitud de rechazo es no ingresar al peso argentino en el sistema formal de la economía por la pérdida de valor en el tiempo más la carga tributaria que le impone el propio Estado a su obtención a través del mercado. Esto lleva a un mayor nivel de economía informal y sumergida y mayor nivel de circulación del peso argentino deteriorando aún más su poder adquisitivo y variación de precios de los bienes y servicios por unidad monetaria que se registran en nuestro país.

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