Massa respira: mientras crece el ingreso de divisas, ¿se modera la demanda del dólar turista?
Son días en los que Sergio Massa está encontrando motivos para festejar: el tema más acuciante de la economía -la falta de dólares- está dando un respiro, al menos temporario, que no sólo se refleja en el destrabe de los créditos de organismos internacionales, sino también en la caída de la demanda por parte del público.
A pesar de que los críticos del Gobierno han calificado en duros términos al "dólar soja" -y algunos pronostican que, además de distorsionar toda la política cambiaria, creará una posibilidad de falta de dólares a mediano plazo- lo cierto es que su arranque ha sido prometedor. De hecho, se está registrando liquidaciones de soja casi diez veces más grandes que las que se observaban hace apenas una semana.
Hablando en plata, el Banco Central está reviviendo la olvidada sensación de comprar hasta u$s300 millones en una sola jornada.
Y, aun con reparos, los analistas creen que no es descabellado pensar en liquidaciones de exportaciones por u$s5.000 millones en el corto plazo.
Mientras tanto, la gira por Estados Unidos sigue dando satisfacciones. Se acaba de anunciar que, tras una reunión con Axel van Trotsenburg, el número uno del Banco Mundial, se autorizó un crédito por u$s900 millones.
Antes, la reconciliación con Mauricio Claver Carone, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, había permitido destrabar unos u$s3.000 millones, entre la asistencia para fortalecer reservas -no menos de u$s1.200 millones- y programas de fondeo para obras de infraestructura.
Y hay optimismo para que, en la reunión con Kristalina Georgieva, la directora del FMI, se reciba un guiño para el desembolso de u$s4.100 millones, con lo cual se aseguraría la continuidad del cronograma de pagos de deuda y, además, se reforzaría la exhausta caja del Banco Central.
Sorpresiva moderación en la demanda de dólares
Pero, sobre todo, Massa está sintiendo el alivio por el otro lado del mostrador: el de la demanda de los dólares. Es cierto que los industriales se siguen quejando por las importaciones "pisadas" y piden divisas para importar insumos, pero por otro lado hay dos rubros en los que se sentirá un afloje de la tensión: el turismo y la importación de energía.
En los datos de la recaudación tributaria de agosto que se dio a conocer en los últimos días, hubo un dato extraño: la recaudación del impuesto PAIS -el 30% que se cobra a la compra de dólares o productos del exterior- registró una caída respecto del mes anterior. Era algo que no ocurría desde hacía un cuatrimestre y marca un alivio, porque este impuesto es el termómetro de la demanda del público para la compra del dólar ahorro, pasajes de avión, servicios turísticos y artículos de consumo dolarizado en plataformas online.
De manera que cada vez que el impuesto PAIS acelera, ya se sabe que el balance cambiario del Banco Central sufrirá una "fuga" por el rubro "viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta". En los primeros siete meses del año, por ese concepto ya salieron u$s4.671 millones.
El último reporte, correspondiente a julio, marca una demanda de u$s757 millones. Si, además se suma que hubo compras de ahorristas para atesoramiento, la demanda final por parte del público minorista llegó a u$s1.013 millones. Uno de los registros más altos del año.
Pero en agosto, a juzgar por la recaudación del impuesto PAIS, hubo un punto de inflexión, probablemente por una cuestión estacional, dado que pasó el momento de la demanda turística para las vacaciones de invierno.
Sea cual fuere el motivo, lo cierto es que Massa puede permitirse un moderado festejo: la recaudación de $34.967 millones es un 16,3% menor que la del mes anterior. Pero como la cotización del dólar oficial subió, entonces la caída en la demanda de divisas fue mayor.
Sobre el total de la "torta" impositiva, este impuesto representa un 2%, el doble que hace un año pero 0,4 puntos menos que el pico registrado en julio.
Hablando en plata, la recaudación del impuesto PAIS de agosto implica que los argentinos le dieron al Banco Central $116.556 millones, que convertidos al tipo de cambio promedio del mes, da una salida aproximada de u$s820 millones, entre turismo, compras online y ahorro.
Por cierto que sigue siendo un número muy alto para un país que tiene sus reservas internacionales en una situación crítica, pero marca una caída de 20% en la demanda de dólares por parte del público.
El fantasma de Qatar a precio de "ganga"
Claro, ahora la gran pregunta es si esa tendencia a la moderación en la demanda de divisas se podrá sostener o si aparecerán nuevos motivos de tensión. Por lo pronto, el mundial de fútbol de Qatar, a disputarse en noviembre, ya es un tema que pone nerviosos a los funcionarios, por su potencial para generar una demanda extraordinaria de divisas por parte de los fanáticos de la Selección.
De hecho, hay analistas que afirman que el dólar para hacer turismo "es una ganga". En un informe, el consultor Salvador Di Stefano afirma que, si se calcula correctamente, el dólar es de apenas $147. Esa es la cifra que se obtiene por la brecha con el tipo de cambio paralelo, y la posibilidad de recuperar el anticipo del impuesto a las Ganancias.
La cuenta es así: si alguien tiene ahorrados dólares y los vende en el paralelo, obtiene $300, con lo cual puede comprar un dólar al precio oficial de $255 y quedarse con un ahorro de $45. Pero, además, del valor oficial puede luego recuperar $63 por la devolución del 45% correspondiente a la percepción anticipada de Ganancias.
Este cálculo es lo que lleva a que los analistas prevean que la relativa calma que se registró en agosto sea apenas una tregua y que el público retome con fuerza la demanda de servicios turísticos en los próximos meses, al percibir el costo relativamente bajo.
Es el tema que está en el centro de las propuestas para que se produzca un nuevo desdoblamiento cambiario que equipare al dólar del turismo con el MEP del mercado paralelo, que actualmente cotiza a $271.
Una primavera en la caja del BCRA
Pero, en un país en el que se vive el día a día, falta mucho para llegar a noviembre. De manera que Massa cuenta los otros motivos que le dan paz de corto plazo, y entre ellos destaca otra cuestión estacional: la llegada de la primavera.
Con las temperaturas más benignas, ocurre un hecho que el Gobierno considera fundamental a la hora de mirar su caja de dólares: disminuirá la gran cuenta de importación de gas, una de las pesadillas que marcaron los últimos meses.
En julio se llegó al punto máximo por ese rubro, con compras de combustibles por u$s2.281 millones, una cifra que triplicó la gastada hace un año, cuando no había llegado el shock internacional en el precio de la energía. En julio, ese rubro representó casi un 28% del total importado.
Pero, de acuerdo a la evolución que estiman en el Banco Central, a partir de ahora todo serán buenas noticias: ya para agosto -cuyas cifras están en pleno procesamiento- se estima que las compras de gas cayeron u$s500 millones y que en septiembre la baja será de hasta u$s900 millones, si es que el clima no da sorpresas desagradables.
El optimismo del Gobierno se basa en que las temperaturas extremas que se esperaban finalmente no ocurrieron, excepto por el mes de junio.
En consecuencia, el consumo hogareño fue inferior al nivel récord que se había proyectado inicialmente. Además, se incrementó la compra de electricidad a Brasil, lo cual también ayudó a bajar la dependencia del gas, algo que se refleja en el hecho de que Enarsa haya suspendido la venida de barcos con cargamentos de gas licuado que ya habían sido licitados.
Y, por cierto, en caso de que el factor climático no ayude, también hay un hecho político que podrá incidir para morigerar la importación de gas: el anuncio del recorte del subsidio -por más que su aplicación plena recién se sienta el año próximo- ya tiene, de por sí, un efecto psicológico. Ante la perspectiva de una factura más abultada, los usuarios tienden a disminuir el consumo hogareño de manera preventiva.
En definitiva, se están alineando los planetas como para que Massa pueda atravesar las próximas semanas sin las violentas turbulencias cambiarias que sufrieron sus antecesores: por el lado de la oferta, aparecieron los ansiados dólares sojeros, además de los anuncios de créditos de organismos internacionales. Y, en la demanda, los números marcan una relativa baja del turismo, junto a una fuerte caída en las compras de energía.
Para un país cuyas reservas están en u$s36.577 millones, no son datos para despreciar. Como siempre, el interrogante es cuánto durará la tregua, pero si algo se le ha reconocido a Massa es, precisamente, su habilidad para "comprar tiempo".