Martín Guzmán, jaqueado por Cristina Kirchner: así enfrenta la semana más difícil de toda su gestión
Antes de arrancar ya caben dos certezas sobre esta semana: una, que será corta en materia laboral por el jueves y viernes "santos". Y, dos, que será caliente en términos estrictamente políticos. Cuando pasado mañana se conozca el índice de inflación de marzo, el Gobierno estará obligado a absorber el "mal dato", tal cual ya fue adelantado por distintos funcionarios.
Martín Guzmán ya viene severamente cuestionado por Cristina Kirchner, Sergio Massa, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y por un amplio abanico de gobernadores. Hoy por hoy cuenta con el respaldo prácticamente exclusivo de Alberto Fernández.
Debería ser suficiente, en un país presidencialista como la Argentina, contar con ese apoyo para seguir. Sin embargo, la ofensiva permanente del kirchnerismo contra el titular de Hacienda en relación a su gestión abre el signo de interrogación.
Precisamente, la pregunta, a partir del miércoles, es si el ministro tendrá la suficiente espalda para mantenerse en el cargo.
Guzmán dio indicios de que va a defender él mismo su gestión. Aprovechó su viaje a Brasil para enfatizar que "La inflación es una de las prioridades de la política económica".
El dato que más preocupa a Guzmán
Más allá del IPC -al que las consultoras perciben cerca del 6%-, todos los focos estarán puestos en lo que dé la inflación de alimentos en el conurbano bonaerense.
Febrero marcó un récord del 7,5% en ese rubro en el distrito más sensible para el kirchnerismo. Algunos consultores estimaban, antes del fin de semana, que la suba promedio de los alimentos en el GBA podría superar aquel nivel. Está claro que es una dinámica política y socialmente irrespirable.
La grieta entre la Casa Rosada y el kirchnerismo sobre la política económica pareciera no tener vuelta atrás.
Máximo Kirchner fue contundente antes del fin de semana: "¿Cómo puede ser que no entiendan que está faltando la comida en la mesa de los argentinos y argentinas? Hay que hacerse cargo de la gestión, de la comida, del trabajo, de la seguridad. Hay que cortarla con las pendejadas de la televisión y solucionar este complejo momento", dijo durante un acto en el conurbano.
También fue muy duro Axel Kicillof, cuando diagnosticó que la situación social "no da para más" en el conurbano.
Roberto Feletti fue lapidario cuando dijo directamente que el acuerdo con el FMI es "letra muerta", y volvió a reclamar la implementación de las retenciones móviles para desacoplar los precios internacionales de los internos, en relación a los alimentos.
"El Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares, si no esto se va a poner feo", dijo el secretario de Comercio.
Cristina Kirchner jaquea a Guzmán
¿Se trata sólo de una estrategia de Cristina Kirchner para despegarse de la dinámica inflacionaria? No es lo que creen cerca del ministro. En el Palacio de Hacienda suponen que la vicepresidenta pretende dar un giro a la política económica, y que las diferencias no son de matices sino que son bien profundas. "Quieren cambiar el rumbo", enfatizan.
El ministro del Interior, Wado de Pedro, fue el primero en dejar al descubierto las disidencias. "Así como el FMI generó una discusión dentro del Frente de Todos, la inflación es otra de las discusiones que se vienen dando donde no hay coincidencia", manifestó hace unos días, en línea con lo que después dijeron distintos funcionarios o dirigentes enrolados en el kirchnerismo.
Desde un bajo perfil ante el fuego amigo, Alberto Fernández tiene la convicción de que el acuerdo con el FMI permitirá que, tras el shock inflacionario tras la invasión rusa, enderezará las expectativas que ayudarán a bajar el ritmo de los precios.
Guzmán habla de esto con el Presidente. También le transmitió al Jefe de Estado que pretende manejar el tema energético, con el que mantiene una dura pulseada -ya histórica- con el kirchnerismo.
Tarifas, más presión para la inflación
Dentro de poco más de un mes, el Gobierno debería anunciar el aumento tarifario para mitad de año, que es lo acordado con el FMI.
Para Cristina Kirchner, las tarifas forman parte de la política de ingresos. Es salario indirecto, y no quiere que el Gobierno vaya más allá de los incrementos ya implementados este mes, en el orden del 20%. Está convencida de que de eso depende que la crisis no se espiralice.
Manda a sus colaboradores a mirar lo que está sucediendo en Perú, donde explotó la protesta social luego de una suba del 30% en los combustibles. Algo similar sucedió en Brasil, pero por ahora Bolsonaro atajó las demandas. Sólo por ahora: ya despidió al presidente de Petrobras y promete hacer política electoral desde la petrolera.
Está claro que la vicepresidenta quiere hacer escalar el conflicto interno; todo lo contrario de Alberto Fernández, quien observa que cada día que pasa es una jornada ganada sin que lo hayan forzado a hacer cambios de fondo.
Inquietud entre los empresarios
La palabra que en estos momentos une a los empresarios, desde los medianos a los grandes y líderes, es una sola: "confusión". La sensación aparece en cada encuentro en las cámaras sectoriales que los agrupan.
Básicamente, lo que se discute puertas adentro incluye dos grandes capítulos: qué pretende Cristina Kirchner ejerciendo constante presión sobre la Casa Rosada y, sobre todo, qué hará Alberto Fernández en ese escenario.
No lo dicen en público, obviamente, pero las empresas líderes tienen un mecanismo de autodefensa: ante la incertidumbre aplicar aumentos de precios preventivos.
Guzmán dice entre sus íntimos que la desaceleración inflacionaria se va a evidenciar a partir de abril y mayo
¿Podrá sostener su estrategia luego de que se conozca la inflación de marzo?