Dólar más alto y suba de tasas: cómo es el cóctel anti consumo que traerá el acuerdo con FMI
El consumo cerró en 2021 con un aumento que osciló entre 8,4% y 11,4%, según estimaron consultoras privadas, apuntalado por una tenue suba real salarial concentrada en el segundo semestre en plena campaña electoral por renegociación de paritarias y el "plan platita" de ayuda para los sectores más vulnerables, un significativo retraso cambiario, y el congelamiento de tarifas, entre otros.
Sin embargo, aunque el Gobierno focaliza en el crecimiento del consumo buena parte de su prédica sobre la recuperación económica, los analistas consultados por iProfesional advierten que las metas comprometidas en el principio de acuerdo con el FMI, principalmente para dólar y tasas, "atentan" contra esa variable.
Entre las exigencias del FMI que restarán dinamismo al consumo, los analistas apuntan al objetivo de llevar las tasas de interés a un nivel real positivo (arriiba de la inflación) lo que repercutirá en el costo de los créditos para las familias, la aceleración en ritmo de ajuste del precio del dólar oficial, y la reducción de los subsidios energéticos que obligará a un ajuste de las tarifas de luz y gas que en el Gobierno aseguran que no superará el 20% para el 90% de los usuarios.
No obstante, los economistas desconfían que ese vaya a ser el único aumento tarifario en el año al considerar que "no luce compatible" con la meta de reducir los subsidios al 1,7% del PBI como dijo el ministro de Economía Martín Guzmán.
Frente a este panorama, el diagnóstico de los economistas es que el consumo "ya no será el motor que supo ser" y 2022 "será un año difícil" donde no habrá un importante despegue de esa variable.
¿Cuánto crecerá el consumo en 2022?
Sebastián Menescaldi, director de Eco Go, comentó a iProfesional que, según los cálculos de la consultora, "después de haber registrado en 2021 una suba del consumo privado de 11,4%, prevemos que se desacelere y se ubique en torno a 1,2%".
El economista explicó que esa previsión es "en base a un escenario que estima que el PBI este año crecerá 1,2%, pero va a estar limitado por la falta de disponibilidad de dólares".
Por su parte, Claudio Caprarulo, director de Analytica, estimó que "el consumo en 2021 creció 8,4%, y deja un arrastre para este año de 3 puntos".
En ese marco, Caprarulo dijo que "nuestra perspectiva de crecimiento es de 4%, explicada en 3 puntos por arrastre y el resto por inversión y exportaciones".
Según un informe de Ecolatina, en 2021 el consumo privado "creció alrededor de 9,7%, pese a que tanto el salario real de los trabajadores registrados (-2,5% promedio anual) como la masa de jubilaciones (en torno al -5% promedio anual) mostraron un deterioro en promedio una vez descontada la inflación".
La consultora sostuvo que "a favor del consumo incidió la importante recuperación de la cantidad de ocupados, la reapertura de paritarias en la segunda mitad de 2021, el retraso cambiario (con tasas de interés negativas en términos reales) y programas específicos (como Ahora 12)"
No obstante, Ecolatina alertó que "de cara a este año, y si bien tanto los salarios como las jubilaciones fueron de mayor a menor y tendrán un arrastre positivo en el arranque de 2022, muchos de estos factores no estarán, o perderán fuerza".
Al respecto, enumeró: "la recuperación en la cantidad de ocupados no será la de 2021, el tipo de cambio no se atrasará, y las tasas de interés tenderían a ubicarse en terreno positivo".
En ese contexto, la consultora proyecta también gracias al arrastre estadístico que "el consumo privado avanzará 3,2% en 2022, aunque terminará el año aún 3% por debajo del promedio de 2019 y más de 10% por debajo del alcanzado en 2017".
Por su parte, la consultora Abeceb calculó que en 2021 el consumo cerró con un crecimiento de 8,8% aunque prevé que este año "será difícil" ya que "no se contará con los anabólicos propios de un año electoral ni espacio fiscal, y además habrá menos ingresos disponibles por la necesidad de ajustar tarifas".
Con una perspectiva "de ingresos laborales estable para este año", en Abeceb pronostican que el consumo evolucionará a un ritmo bajo este año de 4,1% "perdiendo potencia a medida que termine el verano, disminuya el ingreso disponible con el aumento de las tarifas, y continúe el empobrecimiento de la clase media, con familias endeudadas y con mayores dificultades para aprovechar los beneficios de los programas como Ahora 12".
Belen Rubio, analista de la consultora, resaltó que "la recuperación del consumo privado tiene un ritmo lento" en relación al PBI que en 2021 cerraría con un crecimiento en torno al 10%.
"Es el agregado de la demanda que ha mostrado mayores dificultades para recuperarse de los impactos de la pandemia. El consumo cerraría el 2022 con un nivel 2% por debajo de 2019 que es un piso bajo de consumo privado, e incluso un 10% por debajo de 2017", proyectó.
Rubio resaltó que "se nota la dificultad para la mejora en los indicadores de consumo, teniendo en cuenta la magra evolución del poder adquisitivo" y dijo que "si bien la proyección para 2022 es de un aumento ligeramente por encima del PBI una parte de esta alza se asocia a un efecto arrastre".
¿Por qué se desacelerá el consumo a menos de la mitad de 2021?
Menescaldi explicó que "en términos reales es difícil que el salario siga creciendo este año como sucedió en 2021".
"En 2021 el salario creció 55,3% y la inflación fue de 50,9%, pero para 2022 va a ser más difícil porque habrá que hacer el ajuste de tarifas, y no vas a poder tener apreciación cambiaria", planteó.
En Eco Go proyectan para este año que el salario real registre una caída de 3% que Menescaldi atribuyó al efecto de "la mayor depreciación de la moneda, y también de los ajustes de tarifas".
"La expansión del consumo está limitado a 1,2% en un contexto donde el crecimiento de la oferta de productos importados (autos, electrodomésticos, celulares) va a estar limitado por la falta de dólares, y habrá que abastecerse con lo propio", destacó.
El economista manifestó además que por el acuerdo con el FMI "en un contexto donde las tasas reales de los créditos a las familias también serían más altas, limitarían el impulso del consumo".
Por su parte, Caprarulo prevé que en 2022 "el salario registrado dejaría de caer pero tampoco crecería más allá de la inflación", y añadió que "el acuerdo con el FMI en el corto plazo atenta contra mayores niveles de consumo".
El analista aseveró que "la recomposición de las tarifas va a acelerar la inflación y difícílmente la misma sea compensada en los trabajadores informales con mayores aumentos de sueldo".
En ese marco, Caprarulo resaltó que ese segmento de la población "con el mismo sueldo va a poder comprar menos cosas porque la electricidad y el gas son precios relativos, son costos que atraviesan a todo lo que se produce en la economía".
"El tema tarifas aún no es claro cómo se va a implementar. Si se dan en los sectores de mayores de ingresos, eso lo que hace es que les pega en su capacidad de ahorro, pero no van a bajar sus niveles de consumo", señaló.
En cambio, el analista aseguró que el aumento tarifario "en la clase media si repercute" con lo cual prevé "menores niveles de consumo en todo lo que sea salidas recreativas" mientras que "en las familias de clase media baja y baja ya se reduce el consumo de bienes más esenciales"
El economista enfatizó también que "la aceleración de la tasa de devaluación le pone más presión a la inflación lo que hace que las familias de menos recursos vayan a consumir menos".
Asimismo, Caprarulo sostuvo que "el segundo motor del consumo, el crédito, no va a poder traccionar principalmente por la política de aumento de tasas de interés del Banco Central" que se espera.
"El aumento de las tasas de interés que busca por un lado compensar sobre la inflación, tiene un efecto contractivo porque se encarecen los créditos al consumo. Igual es probable que el gobierno mantenga ciertas líneas de préstamos subsidiado como por ejemplo el Ahora 12 y Ahora 18", especuló
De todos modos, Caprarulo vaticinó que "si el plan con el FMI se hace bien, ayuda a estabilizar la economía, generar más confianza, menos pérdida de dólares , reducción de la brecha cambiaria, esa estabilización puede implicar mayores niveles de crecimiento y de inversión que van a repercutir en mayores niveles de consumo posteriores"
"Por eso tal vez más adelante puede ser el germen para que el consumo pueda volver a crecer de manera sostenible", argumentó.
Inflación, ingresos, y empleo
La inflación de enero se ubicó en 3,9% y las previsiones privadas para febrero marcan que rondaría entre 3,5% y 4% impulsada por el reciente aumento en el valor de los combustibles -en torno al 9%- que impacta directamente en los precios de numerosos productos.
Según la visión de Ecolatina, "la decisión por parte del BCRA de acelerar el crawling-peg, las subas de tarifas de servicios públicos y otros precios regulados -como combustibles, y los incrementos habituales de indumentaria y educación en marzo, se unirán a la elevada inercia del proceso inflacionario".
De esta forma, la consultora estimó que "si bien el salario real podría continuar mostrando una mejora en el margen en la comparación interanual de los primeros meses, el buen desempeño se irá diluyendo conforme pasen los meses y persista la elevada inflación".
Por otro lado, Ecolatina esgrimió que "al tratarse de un consumo que no es posible reemplazar, el aumento de tarifas también impacta sobre el ingreso disponible que los hogares tienen para consumir otros bienes y servicios".
En sintonía, Damián Di Pace, director de Focus Market concordó que "la aceleración de precios en góndola resta poder adquisitivo en forma vertiginosa a los segmentos de la sociedad que no tienen ingresos constantes" en tanto que "la emisión monetaria pasada que actúa con rezago en la variación de precios, la corrección del tipo de cambio oficial y el ajuste de tarifas de servicios públicos deja un espacio para futuros aumentos" por lo que "el salario se verá afectado en los próximos meses".
Para Abeceb, "los ingresos no podrán apuntalar el consumo por tres motivos centrales".
En primer lugar, la consultora resaltó que "el aumento de endeudamiento de las familias implica rendimientos decrecientes de programas como Ahora 12 -que se renovó con menos plazo, en medio de discusiones acerca de la flexibilidad de las tarjetas para extender los límites de compra y reclamos por parte de los bancos en un entorno regulado de tasas".
Al respecto, el último Informe Monetario del BCRA reflejó que "los préstamos asociados al consumo mostraron una retracción durante enero".
Según puntualizó, "las financiaciones instrumentadas con tarjetas de crédito habrían exhibido una disminución de 2% en términos reales durante enero y se posicionaron 12% por debajo del nivel de un año atrás".
Como segundo motivo, Abeceb aludió que "la necesidad de dar señales para moderar los registros inflacionarios va a estar presente en las negociaciones salariales"
Y en tercer lugar consideró que "el empleo, luego de reacomodarse a la pandemia en 2021, aportará pocos puntos a los ingresos de las familias".
De igual mirada, Ecolatina precisó que "por el lado del empleo, la tasa de actividad y de ocupación ya son similares a la de los niveles previos a la crisis de 2018 y 2019"
"En 2021 el fuerte repunte en la cantidad de ocupados (estimamos +11,5% en el promedio anual) estuvo explicado por la recuperación de los puestos perdidos en la pandemia -fue liderada por asalariados informales y cuentapropistas, las modalidades que más sufrieron las restricciones-, por lo que este efecto no se repetirá con intensidad en 2022", analizó.
"Esta dinámica, junto a lo mencionado acerca del poder adquisitivo, refleja que la masa salarial, pese a que los salarios arrancarán el año mostrando subas en términos reales, permanecerá sensible a la incertidumbre económica durante este año", concluyó.
Un informe de Analytica coincidió en que "dada la elevada informalidad de la economía, se profundiza la tendencia de que la masa salarial sea el principal determinante del consumo; lo que sucede es que el indicador hoy está lejos de los niveles de otros tiempos, a pesar de la recuperación del empleo".