Faltan dólares y el regreso de viajes de argentinos al exterior enciende luces de alerta en el Gobierno
El dato más preocupante para la economía argentina en estos días no viene del encuentro de Alberto Fernández con las autoridades del FMI, ni de los precios de la soja en el mercado global de materias primas, ni del movimiento de dólares y bonos en la plaza financiera local. Por el contrario, el indicador que marca qué tan cerca está el país de una crisis macro está reflejado en las compras del "CyberMonday".
En el ya clásico evento del comercio electrónico, que las empresas aprovechan para impulsar stocks antes de fin de año, se prevé que el turismo emisivo sea uno de los rubros protagónicos. De hecho, siempre había sido la gran estrella de las ofertas online, hasta que la pandemia puso una forzada pausa en la actividad.
Pero los empresarios del sector creen que ahora, con la reapertura dictada por el Gobierno, las cosas volverán a la "normalidad". Es decir, que los argentinos volverán a viajar en masa al exterior y a usar sus tarjetas de crédito, aprovechando el beneficio de la conversión al tipo de cambio oficial.
Aun con el agregado del impuesto PAIS y con la percepción de 35% adelantada a cuenta del Impuesto a las Ganancias, el tipo de cambio de $165 sigue siendo atractivo frente a la cotización del blue, que se acerca aceleradamente a los $200.
Los empresarios del sector turístico, como dejaron en claro los organizadores del CyberMonday, creen que habrá un "efecto puesta al día" por parte de aquellos acostumbrados a vacacionar en el exterior y que tuvieron que abstenerse por las restricciones sanitarias.
Por lo pronto, todos los días llegan noticias sobre reapertura de rutas aéreas que habían sido descontinuadas o restringidas. Por caso, la aerolínea "low cost" Flybondi, que había anunciado el regreso de vuelos a Florianópolis y Punta del Este, agregó ahora las rutas a San Pablo y Río de Janeiro.
Mientras que destinos clásicos, como Madrid y Miami, ya operan con varias frecuencias diarias y al menos tres líneas aéreas que hacen la conexión directa, casi en el régimen previo a la pandemia.
El incentivo de la devaluación a la vista
Pero, además, hay otro poderoso incentivo: está la expectativa de una devaluación post elecciones. Hoy los economistas ya no discuten si ocurrirá esa devaluación, sino de cuánto será su monto y si se logrará acotarla a un proceso gradual o se tratará de una corrección brusca.
Y la historia demuestra que el temor a una devaluación es uno de los principales impulsores del turismo externo. De hecho, todos los períodos de mayor salida de dólares coincidieron con momentos de fuerte retraso cambiario.
En su momento récord, en 2013, la salida de divisas por turismo tocó la cifra de u$s8.730 millones. Al año siguiente, se produjo una brusca caída de 38%, y curiosamente esto ocurrió en un momento de "relajamiento" del cepo. Claro, el detalle fundamental era que en el verano de ese año, con Axel Kicillof recién asumido en su cargo de ministro, el dólar tuvo una suba del 25%.
De manera que si una enseñanza dejó la experiencia del cepo es que, cuando coincide con un momento de retraso cambiario, no hay restricción cambiaria capaz de frenar la voluntad de la clase media argentina por viajar. Dado que los pasajes de avión cotizan en dólares, la relación que manda en ese caso es la del costo del pasaje contra el salario en dólares.
Así, un pasaje Buenos Aires-Madrid, en los momentos de mayor atraso del dólar de la gestión de Cristina, llegó a la equivalencia de 1,2 salarios promedio, el doble de lo que costaba al final del gobierno de Néstor Kirchner, cuando todavía se sentía el efecto del tipo de cambio super competitivo.
El fenómeno se volvió a constatar durante la gestión de Mauricio Macri. En 2017, cuando se decidió anestesiar al tipo de cambio para llegar con mejor humor social a la elección legislativa de medio término, se produjo una salida de dólares por turismo récord, que le costó al Banco Central u$s10.600 millones.
En aquellos días en los que se había puesto de moda hacer compras de electrónica, ropa o lo que fuera en Chile, Miami y otros destinos de costos más baratos que Argentina, los saldos por gasto con tarjeta de crédito en el exterior llegaron a los u$s800 millones y crecía a una velocidad desbocada de 30% anual.
Sólo el descontrol cambiario de 2018, con su sucesión de devaluaciones y la vuelta a la recesión moderó la tendencia, pero tampoco llegó a aplacarla. En 2019, último año pre-pandemia, los argentinos que vacacionaron en el exterior se llevaron u$s7.700 millones, mientras que los extranjeros que visitaron el país dejaron u$s2.100 millones.
¿Qué indican hoy los números?: si bien la relación pasaje de avión/salario no es tan beneficiosa como en otros tiempos, se ubica en torno de dos salarios promedio, gracias a que la devaluación se mantuvo todo el año a un ritmo de 1% mensual mientras que el sector asalariado recibió mejoras superiores al 30% promedio tras los acuerdos de paritarias.
Vuelta al déficit y cambio regulatorio
Esta situación lleva a que el eventual beneficio del ingreso de divisas por el regreso de extranjeros a la Argentina pueda verse eclipsado por la salida de dólares de parte de los nacionales que vuelvan a vacacionar en el extranjero.
"La incipiente recuperación está tomando con mayor velocidad por el lado de los turistas que viajan al exterior en comparación con aquellos que ingresan (en los primeros ocho meses del año, recibimos alrededor de 75 mil viajeros del extranjero mientras que salieron del país 332 mil residentes)", afirma un informe de la consultora Ecolatina.
Mientras tanto, los funcionarios se entusiasman con la posibilidad de que quienes lleguen a estas latitudes contribuyan a reforzar las reservas del Banco Central. Es en ese marco que la entidad monetaria anunció un nuevo sistema que facilita el pago electrónico, consistente en la apertura de cuentas bancarias en pesos para los turistas.
Pero, sobre todo, el "caramelo" que se ofrece al turista es la posibilidad de cambiar su dólar a un precio mayor al del oficial.
El objetivo de las autoridades es que la mayor parte posible de los dólares que ingresen se vuelquen al circuito formal y no queden en manos de los "arbolitos" que los hacen circular por las "cuevas" de la City. Pero se trata de una aspiración con escasas chances de éxito: no bien pisan Ezeiza, los turistas ya son alertados respecto de que si les venden sus dólares a los operadores informales podrán obtener el doble que si lo hacen en las ventanillas oficiales, e incluso un 10% más que el dólar MEP.
No es que ese fenómeno tenga un efecto desdeñable: más dólares en el circuito del blue contribuyen a sacar presión sobre la temida "brecha", pero lo cierto es que hoy la urgencia del BCRA pasa por reforzar su nivel de reservas, y no parece que eso vaya a ocurrir con la reapertura turística.
Desde el Gobierno proclaman la posibilidad de que "rápidamente" se pueda volver a la cifra de visitantes previa a la pandemia: unos 6,2 millones de turistas al año. Y el canciller Santiago Cafiero destaca que el alto porcentaje de vacunación entre la población local será, a partir de ahora, un aliciente adicional para que Argentina sea un destino turístico valorado.
Pero del "otro lado del mostrador" sacan cuentas: en los años "normales", la balanza turística ha sido siempre fuertemente negativa. Si se toma como referente el 2019, llegaría casi a u$s7.000 millones de dólares. Para tener una dimensión de lo que esto representa, se trata de una cifra que triplica el nivel de reservas netas con las que cuenta hoy el Banco Central, y que supera en más de 30% el monto que se estima será la importación de gas este año -uno de los rubros que más preocupa en los despachos oficiales-.
Es por eso que en los últimos días abundaron las versiones -e incluso los consejos de los economistas de tendencia "ortodoxa"- respecto de cambios regulatorios al turismo que puedan atenuar ese costo de salida de divisas.
Una de las alternativas que se están comentando en los ambientes turístico y financiero es que los argentinos que viajen al exterior deban convertir los dólares a la cotización del "contado con liquidación". Con su nivel de $180, eso implicaría un costo un 10% más elevado que el que hoy deben pagar los turistas por el dólar oficial más impuesto PAIS y percepción a cuenta de Ganancias.
En principio, no parece una medida que pudiera frenar la ola de salida, sobre todo cuando hay muchos incentivos para volver a subirse al avión. En todo caso, lo que los funcionarios empiezan a sospechar es que la "nueva normalidad" traerá un elemento adicional de presión para el crucial frente financiero externo. Con la vuelta del turismo, otra vez se pondrá en marcha uno de los principales canales de "fuga" de dólares.