En el peor momento: el récord del dólar blue irrumpe en pleno anuncio del congelamiento de precios
Ante la consulta de iProfesional, el integrante del equipo económico repite como un mantra: "A valores de hoy, el récord del "blue" de hace un año ($195) implica $300. El dólar a $191 no representa un problema", dice.
Eso es cierto. Como también que cada suba marcada del dólar informal -la cotización acaba de trepar nada menos que $5,50 en tres jornadas- provoca agitación en el Palacio de Hacienda.
A tan sólo 23 días de las elecciones, las turbulencias en el dólar son la peor noticia para el Gobierno.
La dolarización de los agentes económicos suele acrecentarse ante la inminencia de las elecciones. Pero, sobre todo, hay pleno consenso entre inversores, operadores, en los bancos y también entre empresarios de que es muy difícil saber cómo seguirá la dinámica una vez que se abran las urnas.
Dentro del Gobierno se juega una parada adicional: el flamante secretario de Comercio, Roberto Feletti, está jugado a que los empresarios cumplan con el congelamiento de los precios por 90 días, y que además deben retrotraerlos al 1° de octubre.
Hasta ahora, Martín Guzmán tomó distancia del congelamiento de precios trabajado por Feletti. El ministro no quiere aparecer bendiciendo una política que, reconoce en privado, no sirve para enfriar la inflación.
Feletti tampoco piensa eso. La diferencia entre ambos es que el secretario cree que hay que dar señales al sector privado (y también a los electores) de que el Gobierno está preocupado por la suba de los precios -sobre todo de la comida- y que debe ayudar a poner referencias para que el costo de la "mesa de los argentinos" no se salga de cauce.
El dólar blue récord de hace un año significó un impacto inflacionario, que todavía se está pagando. La brecha presiona no sólo sobre el tipo de cambio. También sobre las reservas y, por lo tanto, en los precios.
Los empresarios que sufren demoras para ingresar mercadería desde el extranjero. O aún los que pueden hacerlo de manera fluida accediendo a los dólares del BCRA sienten que esos son dólares "baratos" y se resisten a tomar el precio de $100 como referencia para marcar sus productos.
Esa realidad, de una expectativa negra sobre el futuro, está jugando muy en contra de la dinámica inflacionaria. Lo que desde hace años aparece como la "inercia" que le había puesto un piso elevado a la inflación en la Argentina, ahora se ha multiplicado.
La posibilidad de un salto cambiario es percibido como cercano por los agentes económicos. La continua negativa de Guzmán ya no tiene ningún efecto. ¿Qué otra cosa puede decir el ministro, a tan sólo tres semanas de las elecciones?
Lo cierto es que la ola dolarizadora, que en las últimas semanas se había enfriado tímidamente por las medidas restrictivas del Banco Central, se recalentó en las últimas jornadas.
Algo que se percibe en las operaciones del "contado con liqui" oficial (intervenido por el BCRA). La cotización en ese mercado tocó los $182 en el mediodía del jueves. Cerró cerca de los $179 luego de la intervención oficial. La estimación en algunas consultoras es que en la última semana, el Central vendió en torno a los u$s10 millones diarios para enfriar la cotización del CCL.
El mercado apuesta al 2014
Finales de enero de 2014. Axel Kicillof era ministro de Economía y Jorge Capitanich, jefe de Gabinete. Contra los deseos del gobierno de aquel entonces, ambos funcionarios avalaban una devaluación, que llevaba al dólar a los $8. Durante ese primer mes del año, la suba del billete verde acumulaba 23%, la mayor alza desde 2002. Como era de esperar, ese movimiento provocó una aceleración de la inflación, se trasladó a las tasas de interés y desembocó en una caída de la actividad económica.
Aquella devaluación, si bien administrada, decantó luego de un proceso de pérdida de Reservas del Banco Central y la persistencia de una brecha cada vez más amplia entre el dólar "oficial" y "paralelo".
En aquel inicio de 2014, la distancia entre ambas cotizaciones se había estabilizado entre 60% y 80%. Un nivel históricamente elevado.
En paralelo hubo una fuerte caída de las Reservas: se perdieron nada menos que u$s2.838 millones en el mes, un retroceso del 9,3 por ciento.
Aquel escenario de hace siete años y medio se parece mucho al de este 2021. Desde hace un año, el Banco Central viene perdiendo reservas sistemáticamente -salvo en algunos períodos cada vez más cortos- y la brecha ya está cerca del 100%, otra vez.
Hay -no obstante- una enorme distancia con ese momento, y que no es solamente temporal.
La inflación en aquella época rondaba el 25% anual. La mitad que ahora. ¿Alguien puede negar que una devaluación, en el actual contexto, sería calamitoso en términos económicos y sociales?
¿A cuánto se iría la inflación si ahora se aplica una devaluación, por más controlado que sea ese movimiento?
Otra diferencia tiene que ver con la situación política. En aquel lejano 2014, el kirchnerismo venía de perder las elecciones de medio término. Pero había un liderazgo político innegable. Nadie lo cuestionaba.
Ahora, la figura de Alberto Fernández luce prematuramente desgastada. Pero no sólo porque acaba de perder las PASO.
Su liderazgo es discutido puertas adentro. También Cristina Kirchher aparece cuestionada dentro del peronismo, luego de la derrota del 12 de septiembre.
Por eso la salida que imagine el Gobierno debería apelar a la unión de adentro. Y recién buscar acuerdos fuera, con la oposición.
En el medio aparece el FMI. A quien Guzmán observa como un ordenador de la crisis. El estabilizador de la corrida. El acuerdo con el organismo, demorado, sin embargo, parece hoy más lejano que nunca.