¿Se destraba negociación con FMI?: expectativa en Wall Street por las gestiones de Massa con funcionarios de Biden
En la previa del fin de semana, horas antes de subir al avión que lo trasladó a Washington, Sergio Massa se juntó con Martín Guzmán. Repasaron juntos las últimas novedades de la negociación con el Fondo Monetario. Convinieron un par de cosas. Entre lo más destacable, que el viaje del presidente de la cámara de Diputados tendrá un perfil estrictamente político. Que es, justamente, la "pata" que -según creen en la Casa Rosada- debe madurar rápido para arribar a un acuerdo con el organismo.
La agenda de Massa en los Estados Unidos es nutrida, y de hecho se inició con encuentros de máximo nivel: el asesor principal de Joe Biden para América Latina, Juan González, quien ya estuvo en la Argentina y mantiene un vínculo estrecho con el titular de Diputados.
Ayer lunes, la agenda incluyó al diputado Gregory Meeks, titular del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara baja. Un hombre clave por su relación de extrema confianza con Biden. Considerado, además, como "la voz de América Latina en el Capitolio".
Lo mismo que sucede con el senador Bob Menendez, presidente de la comisión de Asuntos Exteriores de la cámara Alta, con quien Massa se juntará en el Senado esta misma tarde.
El mensaje de Massa fue contundente en cada una de esas cumbres: Argentina quiere y va camino a un acuerdo con el FMI (que a su vez evite un default con el Club de París), pero que la negociación no es una más de las tantas que llevó a cabo la Argentina en su historia: esta vez se da en un contexto muy especial -la pandemia-, y con un préstamo -el más grande de la historia del organismo- que el Gobierno heredó por responsabilidad de la administración anterior pero también del propio Fondo Monetario, que no cumplió con su propio reglamento a la hora de otorgarlo.
"En Estados Unidos prevalece la idea de que Alberto Fernández quiere acordar pero Cristina quiere demorar todo. Massa va con la idea de mostrarse como el garante del equilibrio. Que Argentina va a acordar pero que el Fondo admita el error histórico que tuvo en 2018-2019", comenta a iProfesional una fuente cercana al presidente de la cámara baja.
El diputado -uno de los referentes de la coalición gobernante- es un convencido de que muchas veces, las gestiones en los Estados Unidos se resuelven o destraban por pedidos de referentes políticos -esta vez del Partido Demócrata-, y por ese motivo en la gira se incluyó una reunión con Bill Clinton y con líderes del partido gobernante.
Expectativa de Wall Street
La visita de Massa despertó interés en bancos y fondos de inversión de Wall Street, que tienen en su poder bonos de la deuda argentina. Son inversores que participaron del canje del año pasado y, contra todas las expectativas, los precios derraparon y hoy los títulos valen como si el país se encaminara hacia un nuevo default. Por esp quieren saber cómo van las negociaciones con el Fondo Monetario.
Algunos de esos inversores y analistas de Wall Street se encontraron con Guzmán en marzo pasado, y el ministro les había asegurado que las negociaciones venían encaminadas y que incluso podría sellar un acuerdo con Washington antes de las elecciones.
Al revés de las expectativas positivas que había generado Guzmán tras su paso por Nueva York, desde aquella reunión en el consulado argentino, la posibilidad de un acuerdo se alejó. Fue luego de que la propia Cristina Kirchner dijera públicamente que un eventual convenio con el FMI debería hacerse a 20 años de plazo.
Desde el equipo económico admiten que, a partir de los dichos de CFK, la posibilidad de arreglar algo a más largo plazo se puso sobre la mesa, pero a sabiendas de que algo así debería tratarse en el board de directores del Fondo. Algo que llevaría mucho más tiempo que el que necesita la Argentina para un acuerdo antes de los voluminosos vencimientos que se vienen.
Por eso mismo, Massa llegó a Washington con la idea de que un acuerdo con el FMI debería incluir una cláusula que contemple una extensión a 20 años en caso de que, más adelante, el directorio del organismo apruebe ese tipo de convenios. Algo que, por ahora, no existe. Los préstamos del Fondo son, como máximo, a una década.
En Wall Street, los inversores que se encuentren con Massa el próximo jueves en Nueva York querrán saber, justamente, qué sucede con las negociaciones. Si habrá o no acuerdo antes de las elecciones.
Para hablar de las cuestiones técnicas, el diputado sentó a su lado al representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, al menos en la cena que compartió en la noche del domingo con el asesor de la Casa Blanca, Juan González, con la idea de que los detalles técnicos de la negociación sean aportados directamente por ese funcionario.
La posición de Estados Unidos es clave para llegar a un acuerdo con el Fondo. EE.UU. tiene un 16,5% de los votos. Se trata del país de mayor peso en el organismo.
Para tener una idea del poder relativo de Europa: Alemania mantiene un 5,3% de los votos, mientras Francia concentra el 4% Entre España y Portugal suman 2,36%.
En su reciente gira por Europa, Alberto Fernández concitó la atención de los líderes y recibió el respaldo a las negociaciones. Sin embargo, el mensaje unívoco fue que la Argentina debía, antes que nada, contar con un acuerdo con el FMI antes de recibir el visto bueno del Club de París para extender los vencimientos de la deuda.
Dentro de 45 días vence el plazo que la Argentina cuenta de tiempo extra antes de caer en default con el Club de París. ¿Qué pasará antes de esa fecha límite -fin de julio- para refinanciar el vencimiento de u$s2.400 millones?
Desde el equipo económico aguardan una señal del FMI. Una declaración pública de que las negociaciones están encaminadas. Una especie de "garantía" de que habrá acuerdo en el corto plazo, y que esa notificación alcance para que el Club de París dé su conformidad para que el vencimiento sea refinanciado, aunque más no sea un año más.
Mientras eso no suceda, la incertidumbre es total. Por ahora, el "mercado" descarta que "algo habrá" para evitar un default.
El cálculo es que si se llega a ese momento, el costo para el país ascendería a unos u$s2.000 millones adicionales ya que se cobrarían punitorios con efecto desde 2014, que es cuando se firmó el último acuerdo con el Club.
La negociación con el FMI incluyó en las últimas semanas la posibilidad de una rebaja en los cargos que paga la Argentina. La tasa de interés promedio de la deuda asciende al 3,5% anual (dos puntos por encima a lo que abona el resto de los deudores) ya que el último crédito otorgado (los u$s44.000 millones adeudados) excede la cuota que tiene el país.
Además, ese sobrecargo de 3,5% anual se encarecerá un punto adicional el próximo año.
El Gobierno reclama un trato igualitario, con el objetivo de disminuir ese sobrecosto. Fuentes oficiales admiten que sería posible, que depende de una decisión política del organismo.
En las próximas semanas, el Gobierno debería dar la noticia de que, efectivamente, no habrá default.
A eso fue Massa a los Estados Unidos. Junto con la agenda de la vacunación, el titular de Diputados enviará señales concretas de que el Gobierno no pretende poner en juego la estabilización lograda, trabajosamente, hacia fines del año pasado.