Techint, en conflicto: paran una planta de Siderar por nuevos despidos y piden la intervención de Caló
La planta de Siderar en Ezeiza, del grupo Techint, quedó sumergida en un nuevo conflicto a raíz de un paro total iniciado este martes a las 14 por sus operarios en rechazo a siete despidos que coincidieron con el vencimiento de la última conciliación obligatoria. La filial del holding encabezado por Paolo Rocca comunicó su decisión en las últimas horas a la comisión interna en el marco de un reclamo salarial, que incluyó 25 días de paro, cerca de 50 despidos y la intervención de la Justicia, la policía, y las autoridades provinciales y nacionales, sin solución a la vista por el momento.
La huelga en la siderúrgica motivó el seguimiento por parte del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, quien por estas horas monitorea la situación. Después de las gestiones encabezadas durante 15 días por el gobierno bonaerense, el área de Moroni pasó a hacerse cargo con el dictado de varias conciliaciones y la resolución de algunas de las demandas iniciales de los trabajadores, como el pase de rama y el reconocimiento de premios, sin retrotraer en su totalidad el recorte de personal ni evaluar por ahora una nueva conciliación.
"De 40 despidos se consiguió suspender a 29, se reincorporaron a 4 y ahora hay 7 despidos que la empresa no quiere ceder", explicaron desde la cartera laboral. En la compañía prefirieron no hacer comentarios ante la consulta de este medio.
La conflictividad dentro del principal grupo industrial del país viene en ascenso desde el inicio de su plan de reestructuración a nivel global en 2019, y se profundizó el año pasado en el marco de la crisis provocada por la pandemia y las restricciones. Dicha situación derivó en medidas de fuerza en la fabricante de tubos sin costura Siderca (Campana) y las plantas de Siat (Valentín Alsina y Villa Constitución), donde también se produjeron cesantías, en respuesta al avance en la reducción de beneficios mediante suspensiones con rebaja salarial, eliminación de premios y cambios en la jornada de trabajo.
En el caso de Siderar (Ternium), el conflicto estalló cuando la empresa dispuso el pago no remunerativo de los aumentos acordados con la UOM en la paritaria siderúrgica (rama 21). La medida implicó un cambio ya que, si bien el grueso de las plantas de Techint están encuadradas en ese convenio, la filial de Caning, en Ezeiza, y la de Valentín Alsina están adheridas al convenio metalúrgico (rama 17).
La fabricante de chapa alegó una situación de crisis, pero los trabajadores lo rechazaron y comenzaron un paro en reclamo también del trato igualitario de efectivos y eventuales, junto con el pago de las horas al 100% el fin de semana, un beneficio eliminado en 1997. La respuesta fueron tandas sucesivas de despidos entre las distintas conciliaciones hasta llegar a la situación actual.
El último capítulo involucró al titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló. Los trabajadores de Siderar le pidieron a su secretario privado la intervención del líder metalúrgico, después de que la comisión interna notificara el despido de Pablo Baez, Alfredo Baez, Morel, Ariel Acuña, Osvaldo Rojas, Mariano Boffa y Carlos Leguizamón. La UOM apostaba a negociar suspensiones y retiros voluntarios, pero el departamento de Recursos Humanos convocó al personal sin incluir a los finalmente siete cesanteados, quienes denunciaron una actitud "persecutoria".
La compañía alegó el incumplimiento de la conciliación obligatoria por parte de los operarios desvinculados, aunque en conversaciones privadas sus directivos reconocieron que los nuevos recortes son una sanción "ejemplificadora" para el resto de la planta, donde trabajan 350 operarios. En rigor, la protesta fue de tal magnitud que desbordó al titular de la seccional Avellaneda y número dos de la UOM, Armando Leyes, con quien los activistas tuvieron algunos roces.
El conflicto irrumpió así en medio de las paritarias con las cámaras metalúrgicas en las que Caló busca obtener un aumento del 35%, previo al inicio de la discusión salarial con el sector siderúrgico encabezado por Techint y Acindar.
Rocca, el dueño de una de las mayores fortunas, fue objeto de duras críticas del Gobierno el año pasado cuando desvinculó a 1.450 obreros de la construcción pese a la prohibición de despidos y, en febrero pasado, fue uno de los ejecutivos que se ausentó al enviar a su segundo a la reunión convocada por la Casa Rosada para llegar a un acuerdo con los "formadores de precios" y pautar una suba de salarios apenas por encima de la meta inflacionaria del 29%.
El CEO de Techint integra además la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA), una de las entidades que más se enfrentó a la cuarentena, los controles de precios y el impuesto a la riqueza. También participó de la cumbre virtual que en julio pasado reunió a una delegación de ejecutivos de primera línea de la AEA con la mesa chica de la CGT, incluido Caló, en reclamo de medidas al gobierno por el impacto del cierre de actividades, la reducción de impuestos y el cierre de la negociación con el FMI.
Mientras tanto, la parálisis de Siderar podría impactar en otras actividades que dependen de la chapa producida en el establecimiento de Ezeiza. Sus dos líneas continuas de galvanizado y pintura abastecen de insumos a la línea blanca (electrodomésticos, heladeras, microondas), autopartes para la industria automotriz, y acero para la fabricación de guardarrails y techos en la construcción.
La actividad siderúrgica mantuvo su repunte en febrero, motorizado por la construcción privada, bienes durables y maquinaria agrícola. En cambio, la producción destinada a la industria petrolera y los despachos de tubos sin costura al exterior siguen en niveles hasta un 60% inferiores a los previos a la pandemia.