Precios calientes: estas son las claves de la inflación en el arranque de marzo
¿Cómo arrancó marzo en materia de inflación? El tercer mes del año suele ser, en materia de precios, uno de los más calientes del año. Se trata de una cuestión estacional, después del período veraniego. El comienzo de este marzo no es la excepción, aunque en esta economía tan particular, marca una leve desaceleración en lo que tiene que ver con los precios de los alimentos, al menos.
El reporte semanal que la consultora LCG le envía a sus clientes sobre la evolución de los precios de los alimentos demuestra que la inflación de la última semana de febrero resultó del 1,0%, lo que indica una leve desaceleración -de apenas 0,2 punto, respecto de las jornadas previas. La semana anterior había alcanzado el 1,2%.
A su vez, el índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual promedio de 3,6% en las últimas 4 semanas y 3,4% medida punta a punta en las mismas semanas.
Según LCG, la inflación de los alimentos fue de 4,1% durante febrero, lo que evidentemente le pone presión al índice de precios general.
"Estos niveles de precios dejan un arrastre de 2,3% para el resto de marzo", destaca LCG.
Los productos panificados fueron los que más se incrementaron: 1,6% la semana pasada, quitando a la carne del primer lugar que venía ocupando desde noviembre-diciembre últimos.
En segundo lugar se ubicó el rubro de "Bebidas e infusiones", que tuvo un alza promedio del 1,5%.
El rubro "Carnes" quedó relegado al tercer lugar del ranking, con una suba del 1,3%. Mientras que las frutas se encarecieron 0,8%, tras subir 1,2% la semana previa.
Lo que demuestra el relevamiento de LCG es que los distintos rubros pueden intercalarse en el podio de los mayores aumentos, pero lo que no cambia es la dinámica: los precios de los alimentos siguen siendo el mayor dolor de cabeza para el Gobierno, que no le encuentra la vuelta a este proceso a pesar de los distintos anuncios.
Los acuerdos y controles no alcanzan
Para enfriar la dinámica de la inflación en los alimentos, el Gobierno rubricó distintos acuerdos. Con los frigoríficos para el abastecimiento de 6.000 toneladas de carne en los supermercados, lo que debería servir como referencia para el resto del sector.
Sin embargo, por ahora esa medida -claramente- no alcanza para sosegar la dinámica inflacionaria.
La otra cuestión tiene que ver con los faltantes en las góndolas. Algunas empresas vienen cuotificando la entrega de productos, lo que se hace evidente en la escasez de variedad de artículos. Tanto en los grandes supermercados como en los comercios de barrio.
El precio de la carne se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los consumidores. Y para el Gobierno, que no logra atemperar los constantes incrementos; ni siquiera con las últimas medidas oficiales, que prometían al menos enfriar el escenario.
Desde octubre, el precio del kilo vivo acumula un alza del 65%, que se trasladó en gran parte a las góndolas de los supermercados y a las carnicerías de barrio.
A principios de mes, el Gobierno había anunciado un acuerdo de precios con frigoríficos para llevar diez cortes populares con rebajas de hasta 30%. Queda claro que ese convenio quedó limitado a unas pocas toneladas -apenas un 3% en relación al consumo total de carnes en el país- y que no impide que el valor en Liniers se frene.