Otro golpe al bolsillo: estos cortes de carne ya cuestan más de $1.000 por kilo
A pesar de los compromisos y los anuncios oficiales, el precio de la carne volvió a aumentar en las últimas horas, tanto a nivel mayorista como en las carnicerías de barrio. El escenario preocupa a los funcionarios ya que le pone una cuota adicional de presión a la dinámica inflacionaria, sobre todo en el rubro alimenticia, que el Gobierno busca -por ahora infructuosamente- desacelerar.
En las últimas horas, el kilo de media res -el precio a nivel mayorista que los frigoríficos despachan a las carnicerías- se elevó de $355 a $380. Este incremento del 7%, que se adiciona a otro del 4,4% hace dos semanas, se trasladará a los valores que pagan los consumidores rápidamente.
Eso significa que algunos cortes -los más premium- ya costarán por encima de los $1.000 por kilo.
Así sucede con el lomo, que ya es común encontrarlo en las pizarras entre $1.100 y $1.200. Lo mismo que otros cortes, como la colita de cuadril o el peceto, que superan los $1.000 en promedio en las carnicerías de barrio.
Otros cortes, incluso algunos de los denominados "populares", se acercan "peligrosamente" a la barrera de los $1.000.
Sucede con el vacío, que ya se encuentra en torno a los $800.
Otros cortes "populares", como el asado, pasaron en las últimas horas a un promedio de $730, mientras que la bola de lomo para milanesa cuesta alrededor de $740 por kilo, en promedio.
Las subas alcanzan al pollo, que ya tiene un precio por kilo promedio de $200.
La carne, un verdadero dolor de cabeza
El precio de la carne se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los consumidores. Y para el Gobierno, que no logra atemperar los constantes incrementos; ni siquiera con las últimas medidas oficiales, que prometían al menos enfriar el escenario.
La semana pasada, el precio de la hacienda en Liniers se encareció 4% la semana pasada, que siguió a otro 4% de la semana anterior.
Desde octubre, el precio del kilo vivo acumula un alza del 70%, que se trasladó en gran parte a las góndolas de los supermercados y a las carnicerías de barrio. Sólo durante lo que va del año, el incremento del kilo vivo acumuló un alza del 13,6%.
El reporte semanal que la consultora LCG le envía a sus clientes sobre la evolución de los precios de los alimentos demuestra que la inflación de la última semana de febrero resultó del 1,2%, con una aceleración respecto de las jornadas previas. La semana previa había alcanzado al 0,5%.
Según LCG, la inflación de los alimentos fue de 4,1% durante febrero, lo que evidentemente le pone presión al índice de precios general.
"Estos niveles de precios dejan un arrastre de 1,3% para el mes de marzo", destaca LCG.
Para aplacar la dinámica de la inflación en los alimentos, el Gobierno rubricó distintos acuerdos. Con los frigoríficos para el abastecimiento de 6.000 toneladas de carne en los supermercados, lo que debería servir como referencia para el resto del sector.
Sin embargo, por ahora esa medida -claramente- no alcanza para sosegar la dinámica inflacionaria.
La otra cuestión tiene que ver con los faltantes en las góndolas. Algunas empresas vienen cuotificando la entrega de productos, lo que se hace evidente en la escasez de variedad de artículos. Tanto en los grandes supermercados como en los comercios de barrio.