Reconocido economista advierte que "la brecha seguirá tensionada a pesar del mayor ingreso de dólares"
Fabio Rodríguez, socio de la consultora M&R, salta la grieta. No se muestra tan optimista como Martín Guzmán pero tampoco tan pesimista como la mayoría de sus colegas economistas del sector privado. El ex director de la Fundación Capital y director del Banco Provincia durante la crisis 2008-2009 dialogó con iProfesional sobre la situación cambiaria y también sobre lo que más desvela hoy al Gobierno: la inflación.
-La inflación se aceleró en los últimos meses. ¿Comparte la estrategia oficial para enfriar la suba de precios, con controles y las mesas de precios y salarios?
-Cuando se comenzó a normalizar la economía estaba cantado que los desequilibrios macroeconómicos que se tuvieron que asumir por la pandemia iban a impactar en los precios. La inflación actual crece a ritmos del 55% anual y algo más para los alimentos, bien lejos de la meta oficial en torno al 30% anual. Si el eje de la política antiinflacionaria en un año electoral se basa sólo en la contención tarifaria, del precio de los alimentos y a pisar el tipo de cambio, tendremos apenas un respiro en lo que marca el índice de inflación de todos los meses. Pero no veremos ninguna corrección más estructural para converger a ritmos de inflación más normales. Pero además deslegitima y hace perder credibilidad a la estrategia más consistente del ministro Guzmán, basada en alinear la política fiscal, monetaria, cambiaria y de ingresos en un sendero nominal gradualmente decreciente. En esto último (precios y salarios) ayudan instrumentos como el consejo económico y social y las mesas sectoriales: permiten coordinar mejor las expectativas a la baja en una economía con mucha inercia, puja distributiva y cultura indexatoria. Es un instrumento válido más para intentar anclar en el corto plazo las expectativas alrededor de la pauta oficial.
-Economía plantea una inflación del 29% y los privados, en torno al 50%. ¿A quién le cree?
-El gobierno tiene elevada probabilidad de alcanzar una inflación para 2021 bastante por debajo de las expectativas del mercado (REM por ejemplo cerca del 50% anual), aunque le será difícil el ansiado 30% con los cinco puntos de rebaja por año. Nuestra pauta para este año ronda el 38% al 40% y responde, más allá del efecto puntual de los controles), a que el escenario 2021 presenta la posibilidad de acelerar algo más la pauta de rebaja del déficit primario (emitir menos y colocar más deuda interna) y tener éxito en mantener el dólar a raya con los objetivos nominales planteados. Inclusive deslizándolo bastante por debajo del aumento de la inflación.
-O sea, el típico ancla cambiaria
-Es que llega la "santa soja" a la economía con un shock positivo en los términos de intercambio como no se veía desde 2013. Esto derrama más dólares para las arcas del Banco Central, y ayuda a la estabilidad del frente externo y monetario. Además, derrama más pesos (por el plus de recaudación sobre los derechos de exportación) para las arcas del Tesoro. Adicionalmente, se espera la resolución favorable para la ampliación de DEG (moneda del FMI, convertible a USD) donde Argentina embolsaría unos 3.500 millones de dólares. Igualmente estamos ante un objetivo muy desafiante en el frente inflacionario, con un primer trimestre jugado en torno al 3,8% mensual, se requiere no pasar de un promedio mensual de 2,5% entre abril y diciembre 2021.
-Algunos sospechan que la actual calma cambiaria podría ser sólo de corto plazo. ¿Será así?
-Como le decía, el Gobierno encontró elementos "de afuera" (precios, clima, Biden y FMI) que le permiten embolsar 10.000 millones de dólares adicionales, o incluso más, que combinados con un cepo durísimo con el que lamentablemente nos estamos acostumbrando a convivir, le permitirán sortear el año electoral preservando la única variable que no se le puede escapar ante una elección (además de los precios), que es el dólar. Sólo si irrumpe una segunda ola muy dura de contagios de coronavirus, con efectos reales de nuevo profundos que obliguen a poner patas para arriba la estrategia fiscal, monetaria y financiera, se podría perder la estabilidad nominal y cambiaria presupuesta para este año.
-¿La brecha puede seguir hacia abajo? ¿Hasta qué nivel?
-La brecha seguirá tensionada porque el exceso de dólares flujo sobre lo esperado no alcanza para acumular reservas en lo necesario para que la brecha cambiaria caiga mucho más. Tampoco existe un programa que reanime la confianza como para hacer colapsar los rendimientos de los bonos y de la prima de riesgo país. De todas maneras, se podrían sostener niveles como los actuales (cerca del 60 o 70%) que reflejan la mayor distensión en el frente externo. También incide la estrategia de corto plazo del BCRA que interviene la brecha con operaciones de bonos, con un costo en pérdida (acotada) de reservas.
-Si se demora un acuerdo con el FMI, ¿podría tener efecto negativo en el mercado financiero y en la actividad económica?
-Actualmente ya está prácticamente descontado un escenario de postergación de acuerdo y el escenario de proyecciones recoge ese hecho. Es una suerte de "postergación doblemente funcional". Para el Gobierno que evita condicionantes a su economía en modo electoral y para el FMI que evita cerrar rápido sobre un terreno macro de argentina más que pantanoso. Ya se recontra quemó con Macri. Tiene incentivos para evitar quemarse de nuevo y discutir el programa una vez dilucidada la elección. El camino para lo financiero y la economía real no está condicionado por el hecho de un acuerdo rápido, aunque sí es necesario para despejar los "impagables" vencimientos de 2022 en adelante.