Dura negociación con el FMI: las chances de que lleguen dólares frescos y la jugada de Guzmán para cerrar el acuerdo
La fría y soleada Washington previa a la Navidad se convirtió en la sede de la nueva etapa en las ásperas negociaciones entre el Fondo Monetario y la Argentina.
Esta instancia tiene un claro objetivo: poner al tanto a los técnicos del FMI sobre el programa financiero que Martín Guzmán piensa implementar el próximo año. Este capítulo es clave: sin financiamiento desde el exterior y con la obligación de mantener a raya la maquinita del Banco Central, el ministro sabe que de su plan financiero depende la reactivación económica con una inflación moderada y un tipo de cambio estabilizado. Nada menos.
Luis Cubbedu, jefe de la misión del Fondo en la Argentina, ya dijo que el Gobierno no tiene demasiado espacio para emitir dinero. Más bien, todo lo contrario: el margen es estrecho y, a la vez, estratégico para que la economía no vuelva a desbarrancar.
¿No hay chances de que el FMI ponga a disposición fondos frescos para el país, de manera de aliviar la exigente carga que pesa sobre el Gobierno?
Cubbedu ya le anticipó al ministro que no hay chances para la ilusión. Que, tras el histórico crédito por u$s44.900 millones otorgado durante 2018-2019, el país se quedó sin espacio. ¿Cómo justificar ante el "board" del organismo que habría que sumar pasivos en el cliente más endeudado?
En el equipo económico creen que sólo podría darse ese paso en caso de una profundización de la crisis. Es difícil que el Fondo dé ese paso si el Banco Central no logra retener los escasos dólares que quedan en las reservas.
¿Qué quiere el FMI de la Argentina?
Tal como ya informó iProfesional, Cubbedu les comentó a inversores de Wall Street y a economistas de consultoras locales que el FMI no exigirá una devaluación abrupta para firmar un acuerdo con la Argentina. En la óptica del Fondo, el tipo de cambio no está apreciado. Más bien luce competitivo en términos históricos.
Antes que un salto cambiario como un intento para achicar la brecha cambiaria, el FMI pretende que Guzmán asegure un rojo fiscal más angosto que el 4,5% del PIB plasmado en el Presupuesto.
El ministro ya avisó que en la Argentina que lleva tres años de recesión y atraviesa la pandemia no hay margen para un recorte adicional del gasto público. En todo caso, la prenda de negociación será la promesa de que ese menor agujero de las cuentas públicas se hará gracias a la recuperación de la actividad económica y la mayor recaudación impositiva.
Otra de las cuestiones que seguramente tomará en cuenta la misión del FMI es que la recaudación del denominado "Impuesto a la Riqueza" no entró en los cálculos del déficit fiscal del año que viene. Es decir: si efectivamente ingresan al fisco los $300.000 millones que se esperan recaudar, una parte de ese monto podría achicar el margen del déficit.
En Economía no lo admiten pero la demora que se le impuso a la concreción del acuerdo estaría ligado a esa cuestión: darle tiempo a la economía para que reaccione del piso por la pandemia.
Guzmán, cuando el dólar lucía indomable y el "blue" se acercaba a los $200, imaginó que la vía de escape a esa tortuosa realidad sería con el anuncio de un veloz acuerdo con el Fondo Monetario.
Sin embargo, y aunque la situación sigue muy complicada y el margen para sacar a la economía de la crisis es estrecho, el Gobierno se adaptó a la nueva situación. El triunfo de Biden en los Estados Unidos obligó también a tomarse las cosas con una mayor calma.
En Wall Street y en la City porteña creen que existe voluntad política de parte del FMI para cerrar trato en algún momento del primer trimestre de 2021. "El timming lo pone el Gobierno", transmite Cubbedu a sus interlocutores.
"¿Van a exigir reformas estructurales severas"?, le preguntan al economista venezolano. Cubbedu responde con generalidades, con menciones a una "agenda de productividad", que incluya acuerdos sectoriales para asegurar las divisas que necesita la Argentina para evitar una devaluación disruptiva.
Sobre medidas excepcionales, como una reforma laboral o en el sistema de jubilaciones, Cubbedu no da señales de que ante la falta de una propuesta oficial sobre esos temas implique la demora de un acuerdo.
Eso sí: pone sobre la mesa la necesidad de una reforma impositiva "más equitativa" sobre la que tampoco entra en detalles. Como si esos capítulos no decidieran la suerte de un pato con la Argentina que le ponga nuevos plazos a los exigentes (e impagables) vencimientos de la deuda.
De dónde vendrán los dólares
Por las anteriores señales, quienes escuchan a Cubbedu dan por descontado un acuerdo más o menos rápido. Lo que nadie cree, en simultáneo, es que haya fondos extra a disposición del país.
Al respecto, Cubbedu asegura que el organismo ya no tiene espacio para ampliar la capacidad prestable. Y que, en todo caso, el Gobierno debería recurrir a los otros organismos multilaterales (BID y Banco Mundial) para probar suerte.
Se sabe: los créditos que puedan otorgar esos organismos son muy escasos. Ya tienen una exposición abierta con la Argentina pero, además, el otorgamiento de dinero siempre está atado al cumplimiento de los planes acordados. Lo que le pone cuotas muy chicas, en relación a las necesidades financieras del país.
Lo que sí puede ocurrir -de acuerdo a fuentes extraoficiales- es que el FMI ponga fondos a disposición de la Argentina, pero que eso no se traduzca en un crédito en dólares contantes y sonantes.
¿Y entonces? ¿Cómo hará la Argentina para asegurarse los billetes verdes que se traduzcan en un escenario de calma financiera, ya sin la incertidumbre de los últimos tiempos?
El jefe de la misión no lo dice abiertamente, pero confía en que Economía busque acuerdos con el sector minero y también con las cerealeras y los productores agropecuarios, que aseguren un abastecimiento fluido de divisas hacia el mes de marzo, con la cosecha de la soja.
Guzmán, hasta el momento, se mostró reacio a un pacto audaz con el "campo", algo que quedó a la vista con el acuerdo que bajó tres puntos las retenciones durante un mes, que no tuvo el efecto esperado.
El titular del Palacio de Hacienda está convencido de que las expectativas juegan un rol clave en el mercado cambiario. Y busca persuadir a los economistas locales y a Wall Street que en la Argentina no hace falta una devaluación disruptiva. Por eso cree que es clave este respaldo del Fondo Monetario.
La idea de la construcción del puente que deposite a la Argentina en la otra orilla (marzo, con la liquidación de los dólares de la cosecha de soja) se mantiene en pie. Serán 90 días claves para el futuro económico y para el panorama político y social del próximo año.