El verdadero anuncio: el Banco Central deja su "tablita" y ahora devaluará más fuerte si se escapa el dólar paralelo
Al final, toda la atención mediática y política estuvo en el anuncio del ministro Martín Guzmán cuando, en realidad, la verdadera medida fuerte en política económica la dio un ambiguo comunicado del Banco Central ya entrada la noche: van a pisar el acelerador de la devaluación.
El comunicado, que complementa los anuncios ya preanunciados de Guzmán sobre una reducción marginal y temporaria de las retenciones a la soja, indica que se subirá la tasa de interés de los pases –de 19% a 24%- con el objetivo de dotar de mayor atractivo a las colocaciones en pesos de corto plazo.
Pero, sobre todo, plantea un cambio sustancial en la política devaluatoria: "Abandonar el mecanismo de devaluación uniforme, otorgando mayor volatilidad y manteniendo el nivel competitivo del tipo de cambio real multilateral. En el marco de la estrategia de flotación administrada, el ritmo de depreciación diario se adecuará en forma gradual a las necesidades de la coyuntura".
Traducido, que ya no habrá una "tablita de hecho" que permita al mercado adelantar cuánto será el deslizamiento diario de la paridad, sino que Miguel Pesce se pasa a una estrategia de definición diaria sobre el tipo de cambio. Dependiendo de las necesidades que interprete, pisará la cotización o convalidará un salto.
A primera vista, podría verse esta comunicación del Central como contradictoria con el objetivo que declaró el ministro Guzmán sobre dar previsibilidad a la economía, cuando justamente se anuncia que la variable más importante para los empresarios ahora tendrá un manejo discrecional.
Sin embargo, desde el punto de vista del Gobierno no es así. Por un lado, los funcionarios tomaron nota de que lo que se les reclama es tomar medidas concretas tendientes a reducir la brecha cambiaria. Y no solamente la brecha respecto de los dólares paralelos legales, como el "contado con liqui" y el MEP, sino también con el blue, que es el que miran los ahorristas, pese a que desde el Gobierno se le resta entidad.
Al anunciar que la devaluación diaria puede acelerarse, el Central está enviando la señal de que, cuando interprete que hay demasiada tensión en el mercado, dejará deslizar la cotización. Eso funcionará como un incentivo –por cierto, mucho más potente que la baja marginal de retenciones- para que los exportadores liquiden las divisas.
Y, por otro lado, como Guzmán había adelantado que se estimulará el ahorro en títulos "dólar linked", esta mayor volatilidad que anuncia el Central pasa a tener un contrapeso: para aquellos preocupados por una eventual suba drástica de la moneda estadounidense, habrá un instrumento que permite dormir tranquilo porque acompaña esta nueva "flotación administrada" y además da un premio en forma de tasa.
Pesce cambia el discurso y acepta el "vos deslizá"
Pero lo más importante es que, en definitiva, el Banco Central está mostrando un radical cambio de actitud. Hasta ahora, había rechazado todas las sugerencias en el sentido de que había que acelerar la tasa de devaluación –"vos deslizá", decía Carlos Melconian ya hace cuatro meses, con el argumento de que por la propia cuarentena no habría peligro de contagio inflacionario-.
Al contrario de lo que opinaban los economistas, Pesce siempre manifestó dos firmes convicciones: primero, que no había atraso cambiario, y segundo, que si pisaba el acelerador, sí podría haber un riesgo de que esa suba se reflejara en una disparada inflacionaria.
Para Pesce, el hecho de que no haya un déficit de la cuenta corriente, sumado al hecho de que no haya reclamos sectoriales por un dólar atrasado eran argumentos suficientes como para rechazar las sugerencias.
Sin embargo, los economistas planteaban una crítica a su postura. Argumentaban que el hecho de que el tipo de cambio fuera competitivo en relación a los países vecinos no implicaba necesariamente que fuera un tipo de cambio "de equilibrio".
Como siempre, la argumentación tenía que ver con la desconfianza del público, que se traducía en una creciente huida del peso. Y, sobre todo, lo que los analistas ven con preocupación es que a la escasez de dólares se le opone una tendencia en sentido opuesto con la circulación de pesos. Dado que el proyecto de ley de presupuesto está preanunciando que, en un contexto de falta de divisas, parte del déficit se va a cubrir con emisión, se exacerba el riesgo de una corrida.
Ese nerviosismo se notó en los días posteriores a la aplicación del "súper cepo" y se intensificó por las dificultades operativas de los bancos. La estimación que hacen en la City es que en dos semanas, los ahorristas asustados sacaron unos u$s1.000 millones para llevarlos a cajas de seguridad.
En esa línea, economistas muy escuchados por la City vienen afirmando sin dudar que una devaluación en un lapso relativamente breve es inevitable.
Ahora, una suba de 70 centavos
¿Qué hay que esperar, entonces, del "nuevo" Banco Central? Por lo pronto, los bancos tienen el dato de que la postura de la autoridad monetaria será en la primera jornada de $76,95 por dólar. Implica una suba de 70 centavos en un día, es decir diez veces más que el ritmo que se venía graduando hasta ahora.
En el Central aclaran que esto no implica que se vaya a pasar a una nueva modalidad de deslizamiento rápido, sino que cada día se revisará la necesidad de acomodar el tipo de cambio dependiendo de la coyuntura. Una expresión que puede entenderse como "dependiendo del grado de deterioro de las reservas". O, tal vez, "dependiendo del nivel de fuga de los depósitos del sistema bancario".
Como al mismo tiempo se establece una suba de las tasas de corto plazo, mediante una suba de cinco puntos en los "pases" –es decir, la tasa para las colocaciones overnight- el mensaje parece claro: más deslizamiento del dólar, menos pesos circulando en la plaza.
De todas las medidas anunciadas por el equipo económico, es la que más se aproxima al reclamo de un golpe de timón para evitar que la economía tenga un final inevitable de devaluación brusca, como ocurrió por ejemplo al inicio del 2014, luego de haber prolongado, en el contexto del cepo original, un retraso cambiario con una brecha cambiaria que no llegaba a los niveles actuales.
Escepticismo por los anuncios de Guzmán
En cuanto a la otra parte de los anuncios, la reacción inicial del mercado fue de un escepticismo unánime: nadie cree que, por sí solas, las medidas anunciadas puedan implicar un alivio para las arcas fiscales ni para las reservas.
Analistas de bancos de Wall Street sacaban cálculos apenas finalizados los anuncios: cuántos dólares adicionales liquidarán las cerealeras y los productores de soja, ahora que les disminuyeron algunos puntos de retenciones.
¿Cuánto hará falta para mejorar las expectativas y sacar del ambiente la noción de que la devaluación es inevitable? En la City y en Wall Street comparten el diagnóstico: lo ideal serían u$s5.000 millones en un par de meses. O, a lo sumo, mientras dure la rebaja temporal de los derechos a la exportación.
Los productores sojeros son menos optimistas. "No habrá mucho. Lo que ofrecieron no alcanza para dar vueltas las expectativas", dice a iProfesional un reconocido operador del mercado de granos.
Desde el lado de las cerealeras trazan una idea similar. "Es muy poco lo que podríamos juntar para liquidar. Pero es un inicio. Para empezar a trabajar en un ajuste de alícuotas de las retenciones. Se supone que después de eso nos convocarán al diálogo formal con el equipo económico y el consejo agroindustrial. Veremos", concluye.
En concreto, el anuncio prevé una ventana para que el agro liquide parte de su producción. Este mes incluirá una baja de las retenciones para la soja sin procesar de 33% a 30% y subproductos de 33% a 27% (biodiesel 26%), con subas en noviembre y diciembre para retornar al 33% en enero.
Los funcionarios no lo van a admitir porque iría en contra de los anuncios que acaban de concretar pero también son conscientes de que, tras un primer paso flexibilizador, podría haber próximos acuerdos.
Por eso se incluyeron anuncios que rodearon a la señal concreta que le dieron al campo. Se incluyó a la industria y a la construcción con el objetivo de completar un set de medidas para intentar la estabilización financiera y marcar un rumbo económico.
La segunda parte de los anuncios quedó en poder del Banco Central, que bajo la denominación ambigua de "armonización de política monetaria", trajo el verdadero cambio: más devaluación y más tasa.