Es la política, estúpido: la inestabilidad institucional agravará la caída del consumo, que ya pega fuerte en alimentos
El consumo viene cayendo desde hace dos años. Pero agosto fue un punto de inflexión y preocupación. No sólo porque volvió a mostrar un comportamiento decreciente que ya se registraba antes de la pandemia sino porque lo que se contrae es la categoría alimentos y, peor aún, en categorías básicas como la yerba y el arroz. Las perspectivas para los próximos meses son todavía más preocupantes.
Los datos de la consultora Nielsen señalaron una caída de 3,3% en agosto. Hasta julio las cifras venían positivas. Otros informes, como el de Focus Market, mostró la contracción en 6,7% en el mes de la "abundancia". Con mayor o menor variación, el grueso de las consultoras específicamente económicas coincidieron en marcar el retroceso. Pero hay datos que todavía preocupan más.
Un informe de Taquión apuntó que seis de cada 10 argentinos creen que su principal problema a futuro y el de sus familias será la alimentación en los próximos meses o semanas. Se trata de quienes tienen más problemas para acceder al mercado del trabajo y por ende de garantizar un poder adquisitivo mínimo para cubrir las necesidades de alimentación.
El último informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA aseveró que en el segundo trimestre se perdieron 950.000 puestos de trabajo, que la pobreza ya alcanzó a los 18,5 millones de argentinos mientras que otros 4 millones viven en la indigencia.
El informe de Nielsen lo pone en evidencia con otros números. Yerba, aceite, arroz, pasta y galletitas son las que están cayendo en principio. Son las categorías que están en la base de la alimentación. ¿Cuál es la razón?
"Por un lado, si analizamos la evolución de precio promedio de almacén luego de estar más bajo en julio, durante agosto comienza a crecer nuevamente. Por otro lado, puede haber un factor de desabastecimiento, que por no poder colocar todas las listas de precios algunos hayan reducido sus entregas a las cadenas. Y, por último, la continuidad de restricciones o la situación de informalidad hace que los recursos se vayan achicando", dijo a iProfesional, Maximiliano Doff, gerente de analytics de Nielsen Argentina.
La categoría alimentos, según esta firma, descendió 7,1% en agosto. Se trató de una de las bajas más pronunciadas del mes, lo que muestra la gravedad de la situación. Porque, por más que los argentinos se hayan estoqueado lo suficiente en marzo, y mantenido ciertos niveles de cobertura en los meses siguientes, no pareciera que semejante baja respondiera a eso.
Bolsillo que no genera
Lo que preocupa es el bolsillo. Y aunque el Gobierno implemente IFE, ATP y cualquier otro tipo de ayuda social en el marco de la pandemia, hay algo que trasciende a estas acciones y tienen que ver con lo que le sucede a los argentinos en este contexto.
"Hay 40 millones de argentinos que le dan sentido a la economía y si no confían en el peso las perspectivas no son buenas. Desde abril vemos una caída en las esperanzas a futuro en dos ejes: a nivel supra, marcado por la política donde la percepción es que esto no va a terminar bien y, debido a esta razón, a nivel de consumo, donde se dificulta el acceso al trabajo", señaló, por su parte, Sergio Doval, socio director de la consultora Taquión.
Dorf, de Nielsen, indicó que el hecho de que caiga el consumo de lo básico "refuerza el punto de que lo informal o la base del consumo está más afectada por el impacto de los precios y por la reducción de ingresos".
Desde Taquión explicaron, además, que desde hace tres meses la gente ve más complicado el escenario, razón por la que las expectativas de consumo se achican aunque lo más significativo se dio el mes pasado, marcado principalmente por la pérdida de poder adquisitivo y por las mayores dificultades para el acceso al mercado del trabajo.
Si bien esta situación se da entre los segmentos de menores ingresos también afecta a los profesionales independientes que vieron mermada su actividad desde que se iniciaron las restricciones por la pandemia.
Entre la comida y la deuda
"El PBI cayó 12,9% en el primer semestre y el 70% del PBI es consumo", recordó Guillermo Oliveto, director de la consultora W durante la conferencia Consumo y negocios organizada por Logitech.
Si bien recordó que, cuando se intenta comparar esta crisis con la de 2001 hay que tener en cuenta que hoy el Estado pesa más en el PBI que en aquel entonces pero también cuenta con más herramientas –como el IFE y el ATP- aunque se debe advertir, en este escenario, que la perspectiva hacia adelante es de "aceleración de la inflación, de 3,5% y 4% para finales de noviembre y diciembre respectivamente cuando se acelere la circulación de dinero a medida que haya más movilidad. Porque hoy la gente retiene los pesos en la casa aún cuando se les desvaloricen", alertó.
Por eso Doval apuntó que la compra de alimentos para las próximas semanas y meses aparece como la mayor preocupación de los argentinos.
"La situación va a estar peor hacia adelante. En el último informe una de las preguntas que hicimos fue qué harías si te sobrara plata. Se infería que la respuesta iba a ser "pagar deuda" pero esto también bajó porque los argentinos están percibiendo que se va todo al diablo", agregó Doval. Y si a la situación de recesión, de pérdida de poder adquisitivo se le suma un agravamiento en la cadena de pagos y de salida de deudas el panorama se presenta todavía más pesimista hacia adelante.
Más allá de los números, que devuelven una foto poco feliz de la situación de la Argentina, desde Taquión llamaron la atención sobre el impacto que está teniendo lo que sucede a nivel político y judicial en el manejo de la economía de los argentinos y sus expectativas.
"Todas las variables están interrelacionadas porque mientras por un lado se observa lo que está sucediendo a nivel político y judicial, por el otro se advierte que no se están satisfaciendo las necesidades básicas", señaló Doval, razón por la que esperan que el informe correspondiente a septiembre sea todavía más duro.
Mejorar el sistema judicial aparece como la principal medida para, valga la redundancia, mejorar la situación de inseguridad que siente la población. Y en segundo lugar aparece la generación de fuentes de trabajo, ambas muy cercanas. En un tercer lugar, un poco más alejado, aparece la necesidad de aplicar un mayor control en las fuerzas de seguridad.
"El próximo informe va a ser un desastre", describió Doval, en relación a las cifras que podrían registrarse. Y explicó que parte de ese empeoramiento será por los sucesos políticos de las últimas semanas.
"El último reporte se hizo antes de la quita de la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires y del levantamiento policial por todo lo que impacta en la simbología en cuanto a escena de descontrol. Y luego las decisiones tomadas con el dólar porqueaunque no es parte de la economía nacional sí termina impactando en los precios. Esta situación de violencia genera mayor inestabilidad con su consiguiente impacto en lo económico", concluyó.