El "rulo" del barbijo: cómo es la nueva maniobra para hacerse de dólares al precio oficial
Algunos empresarios ya lo bautizaron. Lo llaman el "rulo barbijo". Aunque no involucra exclusivamente a ese insumo médico, indispensable para atravesar la pandemia. Se trata del último "hit" entre los importadores para sacarle dólares "baratos" al Banco Central, de $73, que es el precio oficial en el segmento mayorista.
El mecanismo no tiene ningún condimento secreto. Pero -como suele ocurrir- a pesar de la existencia de un entrelazado de regulaciones siempre aparece la forma de saltear las normas para sacar ventaja. Es lo que sucede en el mercado mayorista del dólar, y que se potenció en las últimas semanas.
La historia es así: después de que el Banco Central emitió la Comunicación 7030 imponiendo restricciones al acceso de dólares "oficiales" a las empresas, con el objetivo de desarticular varios mecanismos a través de los cuales había compañías que se apuraban para sacarle divisas al BCRA para mandarlas al exterior, aparecieron otras operaciones para saltear esas regulaciones.
La más común se orquestó aprovechando que aquella resolución del Banco Central deja afuera de las regulaciones a los insumos médicos para atender a los pacientes de Covid-19.
Fue sí que, en pocas semanas, aparecieron decenas de empresas importadoras de barbijos y otros productos -como termómetros digitales-, que empezaron a pedir en la ventanilla del Central los dólares para poder traer esos insumos médicos.
Había una cualidad común en esos importadores: no tenían ninguna experiencia ni se dedicaban, hasta ese momento, a abastecer al ramo médico. Desde fabricantes de calzados e indumentaria hasta comerciantes -iProfesional habló con el dueño de un restaurante- y hasta abogados presentaron las planillas para traer esos productos desde el extranjero.
Que quede claro: esa parte de la operatoria es perfectamente legal. E implica el riesgo empresario de tener que vender los barbijos en un mercado que da señales de saturación.
Para el BCRA -obviamente- lo más perjudicial fue que estas operaciones implicaron una caída más acelerada de la deseada en la cantidad de Reservas.
Para los importadores, el problema se les planteó cuando -con la masividad de los ingresos de barbijos y termómetros (por tomar los dos ejemplos ya citados)-, hubo una notable caída en los precios de los productos en el mercado interno.
Cómo funciona el "rulo"
Hay una segunda parte de la operatoria que ya no queda dentro de los cánones de lo estrictamente lícito: por fluctuaciones en el mercado internacional puede haber momentos de oferta con fuerte descuento por parte de proveedores asiáticos. Y eso queda fuera del radar del Banco Central, lo cual puede dar lugar a la clásica sobrefacturación de importaciones.
Por ejemplo: una de las operaciones más comunes fue la adquisición en el exterior de barbijos a 10 centavos de dólar cada uno y declararlo en la Argentina a 35 centavos de dólar. Luego revendían esos artículos en el mercado local a un precio equivalente (35 centavos de dólar). Aunque en las últimas semanas, ese precio se desplomó a no más de 12 centavos ya que el mercado se inundó de esos productos.
Pasando en limpio: un lote de 100.000 barbijos que costaba u$s10.000 en China se declaraba por u$s35.000. Los u$s25.000 de diferencia era la ganancia. Esos u$s25.000 en el mercado mayorista equivalen a $1.825.000 y en el mercado "paralelo", a $3.250.000.
Es decir que el "rulo del barbijo" le había dejado al importador nada menos que $1.425.000 por cada lote de barbijos.
La operación está totalmente aceitada: quienes lo hacen sólo deben tener de "socio" a una cueva de la City porteña, que es la que le va a asegurar tener habilitada una cuenta en Nueva York o Hong Kong, por citar dos de las plazas más utilizadas. Por ese trabajo, la cueva se queda con el 10% de la rentabilidad del importador.
La diferencia con los termómetros digitales es mayor, pero también el riesgo: no es lo mismo colocar en el mercado barbijos baratos que un instrumento menos demandado.
Las reservas, en la mira
Hoy pueden ser los importadores de barbijos, y ayer fueron las empresas multinacionales deudoras. En todo caso, lo que está desatada en la Argentina es una verdadera carrera para quedarse con las Reservas del BCRA por parte del sector privado.
En otra época, esa disputa se lanzaba ante el diagnóstico generalizado de que el tipo de cambio se había atrasado demasiado, que era cuestión de poco tiempo una devaluación, y que -entonces- había que apoderarse de los dólares "baratos".
Ahora hay una gran diferencia con aquellos momentos que existieron -por citar sólo un ejemplo- entre 2012 y finales de 2015 y que, de hecho, en el medio hubo una devaluación.
Lo más notorio es que ahora no existe un dólar oficial "barato". No hay un retraso cambiario. Lo que existe ahora -y desde ya hace varios meses- es una brecha muy amplia entre el "oficial" y los dólares "alternativos".
Y así como existe una cantidad récord de ahorristas que compran el cupo mensual de u$s200 para hacer la diferencia en el "blue" -un rulo que puede dejarles a los compradores alrededor de $5.000 mensuales-, también hay una ola de "nuevos importadores" de barbijos y otros insumos médicos.
El Banco Central ya tomó nota de esta situación, y en las últimas semanas lanzó nuevos controles para identificar si los importadores de productos para atender el Covid-19 tienen experiencia en el rubro. Una medida, en todo caso, disuasiva pero que no va a morigerar la ola especulativa.
Por eso mismo, el Gobierno analiza distintas medidas -algunas de fondo- para frenar la dolarización.
Descartada, al menos en el cortísimo plazo la eliminación del cupo de u$s200 para los ahorristas minoristas, ya está en marcha algunas otras medidas para atender el déficit de divisas estructural de la Argentina.
Como adelantó iProfesional el último sábado, habría una imposición a las automotrices para que sólo puedan importar vehículos por el mismo valor de lo que exporten. Un esquema donde por cada dólar importado debe ser compensado por un dólar de exportación.
Este tipo de condición ya fue ensayada en su momento por Guillermo Moreno durante el gobierno de Cristina Kirchner. La diferencia notable, ahora con las automotrices, sería que a estas empresas no se les permitiría exportar otra cosa que no sean automóviles o productos fabricados en sus plantas argentinas.
La mira está puesta particularmente en la importación de autopartes, responsable máximo del déficit de los últimos tiempos. Por eso mismo, en Producción avanza una idea de acelerar el "compre argentino" en ese rubro. Aunque en las automotrices advierten que la Argentina no cumple con las normas de calidad en algunas autopartes.
Otra idea que avanza refiere a la posibilidad de que los bancos ofrezcan "depósitos dollar linked". Esto es: que los ahorristas hagan plazos fijos en pesos pero con la certeza de que no van a perder contra la evolución del tipo de cambio.
Se trata de una iniciativa con efecto marginal sobre el verdadero problema que tiene la economía. ¿Alguien dejará de comprar dólares billetes porque el banco le garantice una rentabilidad dolarizada por los pesos que ahorra? En los bancos observan con inquietud esta posibilidad: "¿Quién se hará cargo de la diferencia entre lo que rinde un plazo fijo tradicional y otro que ajusta por la devaluación, en caso de que haya un salto notable del tipo de cambio?", previene el director de un banco privado de primera línea, en diálogo con iProfesional.
Lo que sí se sabe es que la economía atraviesa -una vez más- por un momento complejo en cuanto a la expectativa del tipo de cambio. Que el Gobierno se va a resistir a una devaluación para impedir un shock inflacionario en plena pandemia. Y que en las próximas semanas va a jugar todos los cartuchos para impedir esa situación, que para muchos luce inexorable.