Dirigente de la construcción explica por qué los materiales se transformaron en una inversión indirecta en dólares
El dato del índice Construya, elaborado por las principales fábricas del sector de la construcción, sorprendió a los propios empresarios. En medio de la pandemia, durante julio mostró un alza interanual del 13,6%. E incluso dio una mejora del 5% en relación con julio de 2018.
Durante la crisis, la construcción fue expulsor de mano de obra. Se perdieron 130.000 puestos formales.
¿Los buenos datos del mes pasado dan espacio a la ilusión? ¿Estamos a la puertas de un boom? iProfesional dialogó con Pedro Brandi, presidente del Grupo Construya, para indagar sobre cómo deben interpretarse los datos expansivos de la construcción en plena recesión.
-¿Cómo se explica que, en medio de la pandemia, la venta de materiales para la construcción del mes pasado haya sido 13% superior a la de julio del año pasado e incluso 5% mejor que la de julio de 2018, cuando vivíamos en "normalidad"?
-Primero, se entiende porque la caída de abril había sido tremenda, que fue lo más bajo en la historia. Perforó 30% los niveles de 2002, que había sido lo peor hasta acá. En julio tuvimos un efecto puro de la cuarentena. Vimos que las empresas fuera del área metropolitana volvieron a trabajar, y la distribución de material -que había sido muy perjudicada en mayo y en junio- volvieron a operar. Habíamos visto un desabastecimiento de materiales muy claro porque se agotaron existencias, y las fábricas no entregaban por la cuarentena.
-¿No hay que tomar esa mejora como una tendencia hacia adelante?
-Voy a darle un caso concreto. Los ladrillos habían dejado de existir en el mercado, y lo que vimos el mes pasado es que se reabastecieron los corralones. Por otro lado, hubo compras especulativas por parte de quienes tienen pesos en la mano y se cubren ante posibles aumentos de precios en el futuro. Un solo mes no nos insinúa demasiado sobre los próximos meses.
-¿Y en agosto qué están viendo?
-Todavía "tira" la demanda. Pero no se nota la ausencia de la obra pública como impulsora del mercado. Eso queda en evidencia en las ventas de cemento, asfalto, cal o piedras. El escenario tan bueno que vimos el mes pasado no es sostenible en el tiempo; pienso que la tendencia se va a amesetar. Hay que esperar un poco más. Igual soy muy optimista.
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-¿Por qué?
-La construcción tiene dos oportunidades. Una, que va a constituirse en una clara reserva de valor. Y la otra es que es un momento de muy bajo costo para construir. Quien hoy tiene dólares billete se encuentra con un costo de la construcción que se encuentra entre 25% y 30% por debajo de la media histórica. El sector se va a reactivar, pero no esperamos un boom.
-¿Sin la obra pública como protagonista, qué es lo que levanta el mercado hoy en día?
-Las refacciones y construcciones particulares. Las obras pequeñas. Por eso, los productos que más se demandan son ladrillos -las fábricas luego de quedarse sin stock están trabajando en un muy buen nivel de actividad- y algunos productos, como el aluminio y el acero, cuyos productos están expresados en dólares, y por eso ahí se da un proceso especulativo por parte de los comerciantes.
-¿Esta especulación se da sólo sobre los productos dolarizados?
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-Los comerciantes se cubren y stockean con esos materiales. No así con los perecederos, como cemento, cal o con aquellos que les ocupen demasiado espacio en los depósitos. Por eso compran acero, cerámicos y grifería, que son productos de alto valor en dólares, que se pueden guardar en sus propios depósitos. No se olvide que estos productos dolarizados están marcados a la cotización del tipo de cambio "oficial".
-¿Cuál es la perspectiva con los precios de los materiales para la construcción?
-No sabemos cómo va a seguir el mercado. Estamos en un momento bien recesivo, a pesar del salto notorio del mes pasado. Y eso hace que los ajustes de los precios se ajusten a lo mínimo. No hay ninguna razón para pensar en una disparada. Hay algunos acomodamientos por el alza mensual del dólar, de alrededor del 3% cada 30 días, y eso es lo que ajustan los materiales dolarizados. Veremos qué sucede con el precio de los combustibles en septiembre, pero el cuadro es recesivo, y eso es lo que manda.
-En el año 2002, tras la devaluación, la construcción lideró el despegue con un boom notable. ¿Esta vez no esperan algo así, teniendo en cuenta la caída de los costos en dólares?
-Porque en este momento hay una gran incertidumbre, y eso es enemigo de la construcción. Con 40% de pobreza y una caída del PIB superior a 10 puntos, el escenario es malo. No olvide, además, que el Estado está fundido y tampoco se espera un boom de la obra pública. La construcción requiere de confianza y para poner dinero, las familias tienen que tener certezas laborales y créditos a plazo y con tasas de interés accesibles. Recién ahí, la construcción muestra su esplendor. En medio de la pandemia, además, todavía luce incierto todo el panorama internacional.