Alberto se ilusiona con una recuperación económica acelerada: detalles del plan en forma de "V"
En plena recesión y en medio del proceso de flexibilización de las restricciones por la pandemia, el debate sobre cómo sería la recuperación de la economía toma vigencia. ¿Cómo será? ¿Un dibujo en V? ¿Será acaso más apaisada? ¿O la Argentina estará condenada a convivir con una L, en el mejor de los casos, castigada por la crisis permanente?
Ese debate se mezcla con la política. María Eugenia Vidal, por caso, levantó el perfil público el jueves por la mañana en un "zoom" en el que planteó -en base a su economista de cabecera, Hernán Lacunza, que la economía caerá este año un 12%, pero que en 2021 no podrá recuperar lo perdido.
Más optimista, el economista Emmanuel Álvarez Agis -cercano ideológicamente a la Casa Rosada- cree que la actividad se recuperará pero para asegurarlo reclama una mayor y decisiva participación del Estado, a través del gasto público.
"Ahora que arreglamos con los acreedores llegó el momento de gastar. En la pandemia, hay que gastar más. El Estado argentino gasta la mitad que su par de Chile o Perú. Y mucho menos que Brasil", argumenta Agis.
Desde Economía se aboga por un ordenamiento fiscal, de cara a las inminentes negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. Pero no sólo por eso. Martín Guzmán demostró desde un primer momento que valora la cautela a la hora de programar el gasto público, lo que quedó a la vista cuando se suspendió la actualización automática de las jubilaciones.
Disfrutando el cambio de clima
En el Gobierno creen que esta semana fue la mejor desde que Alberto Fernández se puso la banda presidencial.
En el equipo económico sospechan que la buena onda perdurará. Y no lo avalan por una cuestión de fe religiosa. Los funcionarios comparten algunos de los datos positivos de la actividad, que los sorprendió gratamente a ellos mismos.
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Juzgan, sin temor a hacerlo con premura, que se trata de los primeros indicios de una recuperación veloz. Incluso destacan la "V corta" de la palabra "veloz".
Entre esos datos positivos sobresalen:
- El índice Construya -que da cuenta de la venta de insumos para la construcción, elaborado por las principales empresas del sector- cerró julio con una recuperación del 27% en relación a junio. Pero, sobre todo, con una mejora del 13,6% en relación con julio del año pasado. Y con una suba del 5% contra julio de 2018. En otras palabras, el optimismo radica en que, en la economía pandémica, las ventas de materiales de la construcción fue superior a la de los dos últimos años del gobierno anterior.
- También hay datos positivos en sectores industriales que venían muy castigados, como el automotor. El hecho de que las terminales hayan tenido en julio un repunte de 36% respecto del mes anterior, y que ya se ubiquen en niveles de producción apenas 1,5% por debajo de hace un año fue recibido como un indicador indudable de recuperación de la dinámica pre-cuarentena.
- Después de una primera quincena floja por el retorno a una cuarentena más dura, la última semana del mes pasado terminó con una fuerte recuperación. "En la semana del 23 al 29 de julio, la actividad industrial (medida en base al consumo de energía) prácticamente volvió a los niveles del mismo período del año pasado (-2,5% interanual)", apunta Diego Schteingart, director del CEP (Centro de Estudios para la Producción del Ministerio de la Producción).
- En diálogo con iProfesional, Schteingart destaca también la evolución del comercio, sobre todo fuera del AMBA, donde el coronavirus está pegando más fuerte. "El Ahora 12 y el Hot Sale marcan una fuerte recuperación", apunta el especialista. Un dato: el Hot Sale vendió $19.000 millones, el doble que el año pasado.
El funcionario también tiene datos sobre fuertes mejoras en rubros como "muebles", "colchones" y "línea blanca", en algunos de los cuales hubo quiebre de stock ante la reaparición de la demanda, en un contexto en el cual algunas industrias no habían vuelto a operar a pleno.
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Schteingart tiene una hipótesis: que en algunos distritos del interior, adonde se flexibilizó antes que en el AMBA, el IFE de $10.000 sirvió para motorizar el consumo y para hacer refacciones en los hogares.
Claro, ahora -con el brote de virus en varias provincias que parecían ajenas al Covid-19- habrá que ver si aquella realidad que insinuaban buenas noticias, no habrá quedado como una foto de antaño.
Principal arma, la estabilización
Los últimos registros sobre la actividad, sin tratarse de un todo sino más bien de los primeros datos de la recuperación, entusiasman a los funcionarios.
En el gabinete económico existe el convencimiento que el acuerdo con los acreedores puso la base para la estabilización financiera. Un valor que la Argentina perdió en abril de 2018 y nunca más recuperó.
Los funcionarios creen que las presiones cambiarias se diluirán en las próximas semanas, cuando quede claro que el Gobierno va hacia una prudencia presupuestaria, tratando de apaciguar los gastos cíclicos, generados por la extensión de la pandemia.
Desde Economía no quieren dar precisiones sobre el Presupuesto 2021 que irá al Congreso en las próximas semanas. Pero, por otra vía, aseguran que Guzmán coordinará con Kristalina Georgieva un encuentro virtual, que sirva como inicio informal de la negociación con el Fondo Monetario.
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La reunión se dará "en cualquier momento", dicen en el Palacio de Hacienda, para dar cuenta de la agenda pública que tendrá el ministro, ahora que cerró trato con los principales fondos de inversión, aun los más rebeldes durante la última negociación.
"La estabilización ganada con el acuerdo potencia la recuperación, y ahora tendrá un empalme con un Presupuesto moderado en lo fiscal, que dará confianza", resume uno de los funcionarios con voz en el equipo económico.
La apuesta del Gobierno es mixta. Por un lado, habrá respaldo hacia la obra pública como una señal del apoyo al modelo productivo, que es mano de obra intensivo y que no requiere de divisas para salir adelante.
Ahora bien, ese gesto deberá ser la bandera de largada para el sector privado. A los ojos del Gobierno, el Estado argentino -a diferencia de otros de la región y ni hablar de los países desarrollados- tiene límites muy precisos para actuar. Puede marcar el rumbo pero la recuperación dependerá del sector privado. Eso sostienen en la Casa Rosada.
A favor de una reactivación rápida y notoria, en los despachos oficiales marcan lo siguiente:
- En primer lugar, obviamente, la poderosa señal de que la Argentina no quedará estancada en un default. Una señal contundente hacia todos los sectores locales pero también al mundo. No es lo mismo relacionarse con un país en cesación de pagos que con otro sin traumas financieros.
- La gran capacidad ociosa que tiene la industria y que podrá ser rápidamente utilizaba no bien la actividad vuelva a un ritmo más intenso, sin necesidad de grandes inversiones que plateen dudas sobre la conveniencia de avanzar.
- Una consistente baja de la tasa de interés, que se profundizó en el período de la pandemia.
- Al día de hoy, la Argentina se encuentra menos castigada por el coronavirus que otros países latinoamericanos.
Aunque, como se sabe, la expansión del virus es dinámica. Tanto como la evolución economía, a la que ahora el Gobierno considera con chances de rebotar en forma de "V".