Canje histórico o un fracaso total: Alberto Fernández tiene que elegir entre 2 escenarios extremos
La última jugada del grupo de acreedores más importantes de la deuda Argentina, afirmando que tienen el poder de bloquear el canje si el país no cede ante sus pedidos, pone en jaque (otra vez) la estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán. Ahora, y luego de sumar más voluntades, los tres principales grupos que se unieron dicen tener el 60% de los bonos del canje 2005 (Discount y Par) y 51% de los emitidos durante el gobierno de Mauricio Macri (Globales, a partir de 2016). Piden que el Gobierno mejore la oferta presentada el 6 de julio, la misma que Alberto Fernández afirmó que era la última e inamovible. Ahora Economía extendería el canje mientras que el país de debate entre dos escenarios extremos: pagar lo que piden los bonistas (o partir diferencias, al menos) y tener una adhesión históricamente elevada; o plantarse y virtualmente dejar caer la operación ya que la aceptación será mínima.
Si el país no termina de acercarse a los acreedores, el riesgo de que el canje no se ejecute es real. El Gobierno se planteó distintos escenarios que se deben dar para que la operación se concrete: que acepten la oferta bonistas que tienen más del 66,6% del stock de todos los bonos elegibles del canje, tomados en su conjunto. Además tomando cada Indenture (términos legales con los cuales se emiten los títulos) por separado, se tienen que cumplir una de las siguientes condiciones: (a) aceptación a la oferta bonistas que tienen más del 50% del stock de todos los bonos de ese Indenture ó, (b) la aceptación habilita a Argentina a canjear más del 60% del stock de todos los bonos de ese Indenture (para hacerlo con una aceptación superior al 50% el país debería redesignar series y ejecutar CACs).
Negociaciones hasta fin agosto
Con la posición que dicen tener los acreedores principales, estarían en condiciones de bloquear la operación y dejar al país en default por mucho más tiempo. De ahí que la pelota vuelve a quedar en terreno del Ejecutivo, a pocos días de que expire el plazo para aceptar la oferta. En el mercado financiero creen que el Gobierno prorrogará otra vez la operación que termina oficialmente el 4 de agosto. Se estima que el equipo económico lo estirará hasta fin de mes para delinear los próximos pasos.
"La relación entre el gobierno y los bonistas se encuentra claramente desgastada, lo cual se evidencia en los comunicados que recientemente emitieron las partes. Sin embargo, por otro lado las posiciones se encuentran tan próximas que nadie se anima a patear el tablero. Ahora se trata de encontrar el mejor momento y circunstancia para cerrar el trato, debiendo el gobierno hacer un equilibrio delicado para lucir como un claro ganador de la disputa que haga que su base aliada aplauda la decisión", dice Delphos Investment.
Marcelo Blanco, ex presidente de Deutsche Bank en Argentina y negociador de la deuda en la reapertura del 2010, remarcó que el agrupamiento de los fondos tiene dos lecturas: sin ellos no hay deal posible y muestran un bloque unificado para negociar, lo cual permitiría cerrar en forma rápida. "El Gobierno necesita comprender los beneficios económicos de aceptar mejorar la propuesta. La diferencia es menor a 2 dólares", afirmó. Según Blanco, el comunicado de los bonistas tiene "espíritu negociador y destacando las ventajas económicas para Argentina si hubiese arreglo". E instó a negociar la diferencia económica, que sin el aval de este grupo la adhesión sería del 30%.