Se termina el pacto de silencio entre el Gobierno y acreedores: se daría a conocer la última oferta
La negociación de la deuda empieza ahora una nueva etapa donde se podrá vislumbrar qué tan lejos o qué tan cerca están las partes.
A partir de ahora no corre más el período de confidencialidad o non-disclosure agreement (NDA, por sus siglas en inglés), un pacto legal entre el país y los acreedores para que no puedan hablar ni mostrar documentación acerca de las tratativas. Sin embargo, fuentes del Ministerio de Economía dijeron que podría extenderse de ser necesario y de mutuo acuerdo.
Como se hizo en las anteriores ocasiones, luego de vencer esa confidencialidad ambos pueden -como ya ocurrió- publicar el estado de las conversaciones. Por eso el mercado espera conocer la contraoferta de Martín Guzmán y la respuesta de los bonistas. Cuando se publican los intercambios de ofertas es porque aún hay una distancia que hace imposible cerrar el acuerdo tal cual está.
Si bien se desconoce lo que vaya a negociar el ministro de Economía, las insinuaciones en privado -tal como adelantó iProfesional- por parte de algunos acreedores de peso, podría indicar que se están acercando las posiciones. El martes este medio publicó que representantes de dos de los tres grandes grupos que están conversando con el Gobierno, se mostraron muy optimistas con respecto al desenlace.
El grupo de bonistas que tiene a Greylock y UBS como cabecillas, y el que unió ahora a los fondos distressed con el comité liderado por BlackRock, afirmaron que la operación podría cerrarse en cuestión de días y resaltaron el mayor pragmatismo que está mostrando el país, por decisión personal de Alberto Fernández para evitar el default total de la deuda.
El último tramo de la carrera
Lo último que se había conocido, no obstante, era que la diferencia entre la propuesta de Guzmán y la del grupo de bonistas que tienen 30 por ciento de la deuda -donde está BlackRock- era de unos 10 dólares. El país ofrecía pagarle 47 dólares por cada 100 que debía, y los tenedores de los bonos querían 57 aproximadamente.
También, y tal como informó este medio, la nueva propuesta que está negociando ahora el Gobierno está en torno a los 50 dólares. De ahí se cree que los acreedores pueden bajarse un poco a las pretensiones y partir diferencias con el país. Si Guzmán ofrece 50 dólares y ellos piden casi 60, cerrar definitivamente en 55 dólares.
Claro que ese es el cálculo que hacen en Wall Street utilizando la lógica de mercado. Pero algunos piensan que el Gobierno podría priorizar no precisamente maximizar un canje con alta adhesión y conformarse con menos.
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De ahí que no está claro, según algunas afirmaciones del equipo económico y del representante argentino ante el FMI -Sergio Chodos-, si irán por la opción de pagar menos y lanzar canjes parciales.
"El tiempo se agota y las partes no logran llegar a un consenso final. Es por ello que el gobierno argentino deberá decidir entre seguir negociando para conseguir un 100% de acuerdo o jugar una partida más compleja apostando a cerrar parcialmente el canje utilizando estratégicamente la cláusula de reasignación de títulos y luego apostar a un extensa negociación con los bonistas que decidan no ingresar al canje", señala la consultora Delphos Investment.
"Esto último podría implicar que algunos bonistas recurran a la justicia por el default argentino", agrega.
Esto viene a cuento de un concepto que ideó el Gobierno para arrastrar a los que no quieren entrar e igualmente decir que cerró con el canje de algunos títulos. El concepto de reasignación hace que Guzmán elija discrecionalmente qué bonos entran al canje y cuáles quedan afuera.
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Optimismo sólo porque la política se metió
De esta manera, los bonos que ingresen al canje van a ser los nuevos títulos que determinen si se cumplen las cláusulas de acción colectiva. Léase, si una minoría ingresa, el Gobierno puede tomarla como el 100 por ciento y decir que las cláusulas arrastran al resto. Obviamente ese debate legal irá a la Corte de Nueva York por parte de los bonistas.
Si la Argentina elige el camino del canje parcial, podría incrementarse la volatilidad en el corto plazo y afectar negativamente la cotización de los instrumentos argentinos. "Todavía no está claro el panorama, pero algunos precios por encima del 40% de paridad no se justificarían en un contexto como el descripto", dice Delphos.
Algunos, más optimistas con la resolución, creen que hay margen para cerrar antes del 12 de junio. Marcelo Blanco, ex Deutsche Bank en Argentina que lideró a los bancos que asesoran al país en la reapertura del canje en 2010, dice que "las partes ya mostraron sus cartas, y el objetivo de ambas es llegar a un acuerdo".
Remarca que diferencias menores en las propuestas a esta altura que no superarían u$s4.000 millones en valor presente neto. "Salvo un accidente u error táctico, estarían dadas las condiciones para que la Argentina arregle con sus acreedores. La clave está en las negociaciones pendientes con el grupo de BlackRock. La política va a ser clave", dice Blanco.