Economía en crisis: por qué Argentina se enfrentará a la peor caída desde 2002
Los efectos del coronavirus sobre la economía a lo largo y ancho de todo el planeta continúan haciéndose notar y ya están dejando desactualizadas a las proyecciones de hace algunas semanas, señala un informe de Invecq.
Incluso el FMI lo advirtió: mientras que hace tan solo tres meses esperaba para 2020 un crecimiento positivo del ingreso en más de 160 de los países miembros, ese número ha dado un giro de 180 grados. Ahora, proyectan que más de 170 países experimenten un crecimiento negativo del ingreso per cápita en 2020. Más aún, su Directora Gerente, Kristalina Georgieva, ha expresado que esta contracción configurará "la peor caída económica desde la Gran Depresión".
Esta semana volvió a registrarse un pico en las solicitudes de seguros de desempleo en Estados Unidos. Con 6,6 millones de nuevas solicitudes, los registros quedaron apenas por debajo de los de la semana pasada y volvieron a superar a las expectativas del mercado. "Así, en menos de un mes, casi 17 millones de personas se han acogido al régimen de seguros de desempleo, lo que implicaría una tasa de desocupación que ya podría rondar en la zona del 10% frente al 3,5% de la última medición oficial", dice Invecq.
El ajuste que está experimentando el mercado laboral de Estados Unidos lleva impresa una velocidad nunca antes vista, lo que hace pensar que el 20% de desempleo hipotético que registraría el país en caso de no implementar un audaz programa económico, según las advertencias de Steve Mnuchin (secretario del Tesoro) al Congreso, no serían cálculos alocados.
La pérdida de empleo no se limita a los Estados Unidos. Las estadísticas oficiales de Canadá también reflejaron una fuerte contracción, con la pérdida de más de un millón de puestos de trabajo solo en el mes de marzo, lo que ya hizo saltar la tasa de desempleo del 5,6% en febrero al 7,8% en marzo: es decir que en tan solo un mes se volvió a la tasa de desempleo de finales del 2010.
El Banco Central de Francia, por su parte, estima que en el primer trimestre del año la economía habría tenido un hundimiento del 6%, cuando las estimaciones previas al Covid-19 eran de estabilidad o leve crecimiento. A su vez, estiman que cada quincena de cuarentena le cuesta a la economía gala una pérdida del 1,5% del PIB anual. Las estimaciones para Alemania, la quinta economía mundial y motor de Europa, registraría una contracción de casi 10% en el segundo trimestre del año y cerraría el 2020 con una recesión del 4,2%.
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Quienes pensaban que la caída podía llegar a ser profunda pero corta, con un rebote rápido, ya están comenzando a cambiar su opinión. Lo que ocurre es que, en primer lugar, el comportamiento del virus aún es incierto, por lo que el regreso a la vida normal podría hacerse esperar unos meses más. En segundo lugar, los efectos económicos en los distintos países del planeta no están completamente sincronizados.
Para dar un ejemplo, mientras que lo peor en China ocurrió en enero y febrero, durante esos dos meses, las economías de América se encontraban completamente ajenas al fenómeno.
Ahora que la economía china intenta retomar su nivel de actividad normal, el resto del mundo está en aislamiento absoluto o fuerte distanciamiento social, por lo que aun cuando quisiera retomar al ritmo habitual de funcionamiento de la economía no podría hacerlo debido a la insuficiencia de demanda desde el resto del mundo.
La economía mundial está cada año más interconectada mediante las cadenas globales de valor y el comercio internacional de bienes y servicios, por lo cual la recuperación no podrá ser tal en tanto y en cuanto queden países en alguna parte del mundo implementando las medidas para combatir la propagación del virus: no hay salvación individual, explica Invecq.
Al mismo tiempo, otros factores que podrían incidir en la duración de la depresión económica son los efectos duraderos sobre la estructura económica. A modo de ejemplo, dice Invecq, esta semana la Asociación Internacional de Transporte Aéreo ha alertado sobre la difícil situación que están atravesando las compañías aéreas de todo el mundo como consecuencia de la caída del 70% en el nivel de operaciones de transporte.
Según la IATA, si estos niveles de actividad se mantuvieran durante un mes más, muchas compañías podrían desaparecer debido a la difícil situación económica-financiera por la que atraviesan. Si esto ocurriera, una vez pasado el efecto Coronavirus, la contracción de la oferta aérea imposibilitaría volver a los niveles normales de trasporte de pasajeros y mercaderías, interrumpiéndose así el flujo de actividades como el turismo y la conectividad de las cadenas globales de valor.
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El panorama argentino
"A nivel local, nuestras proyecciones nos indican que, en el escenario más optimista que hoy podemos imaginar, la economía argentina tendría una recesión de más de 6 puntos porcentuales a lo largo del año 2020", sostiene Invecq.
La recesión afectaría a la casi totalidad de los sectores económicos argentinos, aunque a un conjunto de ellos los afectaría de manera mucho más fuerte.
En un escenario más pesimista, la caída de la economía argentina podría marcar -12%, es decir, peor aún a la performance del 2002.
De todas formas, para dimensionar el daño económico, sin llegar a esta caída y manteniéndonos en el ‘escenario optimista’, el PIB sufriría la mayor contracción anual desde la megacrisis del fin de la Convertibilidad.
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Como puede observarse en el gráfico, ninguna de las recesiones que frecuentemente hemos experimentado en los últimos diez años sería comparable en magnitud.
"A su vez, teniendo en cuenta el escenario de estancamiento con caídas y recuperaciones de los últimos años, se advierte que una contracción del 6,2% para 2020 hundiría al PIB per cápita hasta un nivel comparable al del año 2006, es decir, 14 años atrás", indica Invecq.
Al mismo tiempo, de forma acumulada, desde 2017 hasta fin de 2020, la economía acumularía una contracción del 10,5%, que podría agravarse en caso de que la realidad se dirija hacia el escenario más pesimista.
"Los efectos duraderos que mencionáramos previamente para el caso de la economía global tienen una mayor probabilidad de ocurrencia en la Argentina", alerta Invecq.
Al no contar con los instrumentos necesarios (fondos anticíclicos, acceso al mercado de crédito, moneda fuerte, sistema financiero desarrollado, etc.) para implementar un programa de control de daños en el entramado productivo del sector privado y sobre el mercado laboral, la desaparición de empresas y la pérdida de capital humano podría alcanzar magnitudes mucho mayores que en otras partes del mundo.
Sea cual fuere el caso, una vez finalizado el efecto coronavirus el sistema económico y social argentino quedará muy dañado y deba quizás replantearse transformaciones profundas a partir de las cuales intentar una recuperación sostenible en el tiempo.