¿Momento ideal para el default?: bancos creen que se redujo costo político de incumplir la deuda
La economía argentina llega en muy mal estado de salud a esta pandemia del coronavirus. Los pronósticos de una recesión (después de dos años consecutivos de caída) mucho más profunda se actualizan día a día. En el medio, el Gobierno tiene que presentar una oferta para reestructurar casi u$s70.000 millones sin demasiado para ofrecer (ni crecimiento a futuro, ni ajuste fiscal ni reservas internacionales para pagar).
Para algunos banqueros la Argentina, está cada vez más cerca de un default (parcial al menos) de la deuda que, como curiosidad, ya no tendría el impacto de otros tiempos.
"Que el país no pueda arreglar con los acreedores, en esta coyuntura mundial y local, le agrega muy pocas manchas a una economía que está de por sí muy estancada. Claramente sería un evento negativo, pero que en el corto plazo no cambia la película de una economía que se encamina a caer 4% o 5% este año como mínimo. Con o sin default es lo mismo".
La frase corre por cuenta de un afamado consultor de la City que arriesga otra frase para la polémica: "Un default inducido por un mundo en ruinas es la excusa perfecta que se le presenta a Alberto (Fernández). Nadie podrá culparlo a él ni a (Martín) Guzmán. Puede llegar a ser un default bastante barato en términos políticos que sólo complicaría a la economía en el mediano plazo, cuando necesite inversiones. Pero por ahora hay que enfocarse en armar el escenario para cuando se pueda salir de la emergencia". "Está para que armen el 'relato'", agregó.
"No sería patear el tablero de los acreedores pero en este esquema es inimaginable que el país tengan una adhesión elevada a una oferta, que será mala para los bonistas porque el país está quebrado y no puede pagar nada", señala.
"Es muy probable que haya un default parcial hasta que el mundo se pueda acomodar. Y si eso pasa no será el fin del mundo para esta Argentina en terapia intensiva", arriesgo, en estricto off the record.
Incluso el consultor recuerda que la crisis del coronavirus ya se llevó puesto a otros países, que servirían de antecedente para el país. El Líbano ingresó en default de su deuda recientemente y en el mercado financiero dicen que es inminente que Ecuador siga el mismo camino.
El país liderado por Lenín Moreno tiene muchos problemas de liquidez por la caída del petróleo, algo que vuelve impagable la deuda. Calificadoras de riesgo como Standard and Poor's dijeron que el default ecuatoriano era "inevitable".
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Además, alrededor de unos 20 países (incluido la Argentina) ya habrían pedido algún tipo de asistencia al Fondo Monetario Internacional (FMI) ante el desmadre global. Si se extiende demasiado el impacto económico de la pandemia aparecerán más países golpeados.
Pocas contras y algún beneficio
En el caso argentino, no poder arreglar con los bonistas en este contexto no golpearía mucho más a la economía. Un informe de Consultatio, de Eduardo Costantini, dice que caer en default le restaría algo así como 1% al PBI cada año que se mantenga sin poder arreglar.
Entre las "contras" a defaultear, que tradicionalmente podrían citarse, están: a) caída de la actividad y aumento del desempleo, b) pérdida de dinamismo de las exportaciones, c) pérdida de acceso a los mercados internacionales, d) mayor tensión con el FMI, entre otros.
Pero eso sólo es válida en un contexto "normal" ya que la Argentina ya alto desempleo, caída vertiginosa del PBI y cero acceso a los mercados. La relación con el FMI no va a cambiar si el Gobierno propone un acuerdo duro y los bonistas no lo aceptan.
Precisamente quien pregona una quita elevada (con el riesgo obvio asociado) es el mismo Fondo. El organismo dice que no hay espacio para pagos en dólares a bonistas en todo 2020-2024. ¿Quita elevada en valor presente neto?
Claro que un default también trae "beneficios" de corto plazo. Consultatio nombra:
-Ahorro de las reservas internacionales del Banco Central, que ya no se usarían para pagar deuda.
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-Menor presión sobre el tipo de cambio oficial, precisamente por la menor demanda de divisas por parte del sector público para pagar vencimientos.
-Menos déficit financiero del Tesoro, ya que no se pagan los intereses de la deuda y eso permitiría mayor espacio para el gasto fiscal.
¿Estará pensando en esto Guzmán? Muy probablemente, el ministro que llegó al Gobierno con la tarea número uno de arreglar la deuda ahora se encuentra "atajando penales" de todos lados y con muy pocas chances de que su "expertise" con la deuda pueda llegar a buen puerto.
Ideas de un ex asesor
Los problemas del ministro con la negociación de la deuda son palpable. Un paper de Daniel Marx, ex asesor de Economía por poco tiempo al inicio de la gestión de Guzmán (y que se mantiene como fuente de consulta del ministerio y de los acreedores, algo así como un nexo entre ambos) sostenía que "la cuestión de la deuda presenta nuevos desafíos en el contexto actual". "No quedan claras las perspectivas de cómo alcanzar una solución definitiva acordada en un futuro inmediato", arriesgó.
¿Qué dice uno de los argentinos que más conoce del tema de la deuda? Marx desliza lo siguiente:
-Con el correr del tiempo, e independientemente de la voluntad de pago de Argentina, se van resintiendo la liquidez y las reservas internacionales para afrontar vencimientos y, con ello, la posibilidad de intentar mantener un proceso ordenado de solución del problema.
-La Argentina está considerando que sus cálculos de deuda sostenible, medida según los criterios planteados, no sólo son inferiores a los contemplados por ciertos acreedores y que, además, los tiene que revisar a la baja, mientras que los tenedores de títulos simultáneamente están aplicando a los flujos futuros de pagos tasas de descuento superiores, con lo cual están menos dispuestos a dar concesiones.
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Marx cree que para evitar el default se puede llegar a algo intermedio entre los acreedores y la Argentina hasta ganar tiempo. "Ante dificultades prácticas de coincidir e implementar soluciones permanentes en lo inmediato, sería deseable reafirmar un proceso de solución", dice. Consistiría en algunas claves:
-Dar señales de políticas de mediano y largo plazo, incluyendo las referidas al desarrollo y roles en la economía.
-Elementos particulares de tratamiento de las urgencias (pandemia) y su posible impacto en la economía.
-Reafirmación de lo que será el manejo de la deuda emitida bajo ley local, moviendo de "vieja" deuda a "nueva" deuda otorgando a esta última un status no inferior a la de ley extranjera.
-Establecimiento de canales y formas de discusión, conducentes a lograr acuerdos con mayorías requeridas para arreglos de deuda.
-Participación financiera esperable del Sector Público Internacional.
"Con este tipo de elementos se podría seguir explorando un acuerdo marco de procedimientos con el sector privado tenedor de deuda bajo legislación extranjera sin necesariamente llegar a una formalización total, que no se refleje en un entendimiento explícito con los acreedores relevantes", dice Marx.
Y agrega que sobre esa base se podrían plantear "esquemas de pagos similares a los que se definan para la deuda de moneda extranjera bajo legislación local (evitando un peor tratamiento de estas especies que las comparables con legislación extranjera)".
"Ello puede ser algo definitivo (deseable pero no tan fácil) o temporario con proceso de intercambios de visiones hasta que se aclaren perspectivas. Ello implica decisiones sobre cuestiones tales como plazos de vigencia, tratamiento de intereses a lo largo del tiempo y pagos mediatos e inmediatos", enumera.
Al mismo tiempo, Marx pregona en avanzar para refinar el programa y las cuestiones con el Sector Público Internacional, incluyendo la reestructuración de la deuda con el Club de Paris. "Sea temporario o definitivo, en simultáneo con los diversos frentes o en secuencia, el final controlado sería en un contexto menos incierto y que involucre a todas las partes mencionadas".
"Por suficientes razones, el foco de atención local e internacional no está en la deuda de Argentina. En ese contexto es difícil avanzar en este frente salvo que se muestre algo simple y decisivo, tendiente a encapsular este problema hasta encontrar la oportunidad para proceder con un acuerdo estable y definitorio".