La trama secreta con el FMI para apoyar el alivio de la deuda y dar asistencia a Argentina
La presentación se armó en la máxima de las reservas, y a último momento hubo una invitación formal a funcionarios del Ministerio de Economía. La organización corrió por cuenta de los responsables de llevar el caso argentino en el Fondo Monetario. Luis Cubeddu, jefe de la misión del FMI para la Argentina, expuso frente a analistas de los principales bancos y fondos de inversión de Wall Street.
Junto a Cubeddu estuvo Julie Kozack, subdirectora del Departamento del Hemisferio Occidental, quien también estuvo en la última visita de la misión del FMI en Buenos Aires.
La cumbre -realizada de manera virtual, algo ya típico en épocas del coronavirus- fue para explicarles a los bancos y fondos de inversión los argumentos del FMI que llevó a recomendar una severa quita de la deuda, en la próxima negociación que el gobierno de Alberto Fernández mantendrá con los inversores.
La mayoría de los bancos y fondos asistentes a la charla son muy activos en el mercado de bonos de la deuda argentina, ya sea porque tienen esos papeles en sus propias cartera o bien porque se los administran a sus clientes.
El primer dato clave que se llevaron los financistas fue que ese informe -conocido la semana pasada- había sido pedido por el ministro Martín Guzmán.
Lejos de ser un detalle, la cuestión es determinante para imaginar el próximo escenario con la deuda, a pocos días de que Economía presente su propuesta a los acreedores internacionales.
El hecho de que haya sido el propio Guzmán quien le pidió a Kristalina Georgieva ese estudio revela que el Gobierno apoyará lo que seguramente será una oferta agresiva -con un elevado nivel de quita- a los acreedores privados.
"Dependiendo del escenario supuesto, el alivio en el servicio de la deuda en moneda extranjera necesario oscila entre u$s 55.000 y u$s 85.000 millones durante la próxima década", sugirió el organismo multilateral de crédito en el informe presentado la semana pasada.
Y dice más: que entre los años 2020 y 2024 (todo el mandato de Alberto Fernández), la Argentina no está en condiciones de pagar vencimientos de la deuda. Ni intereses ni capital.
Si el Gobierno toma esa sugerencia del Fondo y la aplica en la propuesta a los bonistas, es muy probable que los inversores la rechace, cree la mayoría de los analistas que sigue de cerca la cuestión.
La exposición del venezolano Cubbedu y de Kosack tuvo el formato de preguntas y respuestas. Los funcionarios argentinos estuvieron en línea escuchando lo que se decía pero no tuvieron ninguna intervención, según pudo saber iProfesional.
La segunda definición tajante que se llevaron los financistas de Wall Street refirió al papel que el Fondo se asigna para la próxima reestructuración de la deuda argentina:
"Nosotros no vamos a involucrarnos", dijeron los funcionarios, desde Washington. "No tenemos nada que ver con la propuesta. Será exclusiva del gobierno argentino", dijeron.
La tercera definición se vinculó a la actualidad: los técnicos del FMI aseguraron que Alberto F. ni siquiera encaró una renegociación de la deuda con el organismo.
Y que esa posibilidad (la de iniciar una renegociación) todavía no fue sugerida por la Casa Rosada.
A la espera de la asistencia
La lectura que hicieron los financistas que participaron desde Nueva York fue que la estrategia del Fondo Monetario va en línea con la del Gobierno. Que el FMI y la Casa Rosada mencionan la "sustentabilidad" de la deuda a largo plazo, con el objetivo de aplicar una histórica quita a los pasivos.
Justamente, una de las preguntas que les transmitieron a los técnicos refirió a cómo evaluaban esa sustentabilidad hacia adelante.
Y la respuesta fue contundente: "De acá a diez años, la deuda argentina debe bajar al 40% del Producto Bruto". Es decir, debe tener un marcado descenso de aquí en más. En la actualidad, la deuda equivale al 77% del PIB.
Esta expectativa reforzó, justamente, la sospecha de los operadores e inversores de que se viene una oferta áspera para los intereses de los inversores.
Durante el diálogo FMI-inversores no se hizo mención a lo que ya parece un hecho: que el FMI avalará una emisión especial de los denominados "Derechos de Giro" (DEG) y hará un reparto entre los países miembro, tal como realizó durante la crisis de 2008-2009.
La intención del Gobierno es que, por esa vía, el Directorio del FMI envíe alrededor de u$s3.000 millones a la Argentina. Es lo que le correspondería, según los cálculos que hacen en la Casa Rosada, en base a la cuota que el país tiene en el organismo.
En el equipo económico afirman que ese dinero serviría para financiar el déficit de las cuentas públicas, que se agrandará en los próximos meses por los esfuerzos que ya está haciendo el Tesoro en medio de la pandemia y el agravamiento de la crisis económica.
Además, el envío serviría como un refuerzo especial para las reservas del BCRA, justo cuando hubo una caída por las presiones cambiarias generadas por las turbulencias financieras globales.
¿Acuerdo o default?
Marina Dal Poggetto, economista directora de la consultora Eco Go, publicó su visión sobre lo que puede ocurrir en la próxima negociación Gobierno-acreedores en el último reporte de la consultora:
"El Gobierno tiene herramientas para llegar a un deal (acuerdo) frente a inversores que a precios de 25 podrían estar dispuestos a aceptar una quita a valor presente más alta que cuando los precios de los bonos estaban en zona de 40. Pero esto requiere una propuesta que maximice la postergación del pago de servicios flexibilizando el objetivo de la sostenibilidad (léase minimizar la quita nominal y/o capitalizar una parte de los intereses)", escribió Dal Poggetto.
Sin embargo, la economista -una de las más escuchadas en la City porteña- admite que tanto los inversores como el Gobierno tienen, por distintos motivos, incentivos para tensar la cuerda y, llegado el caso, desembocar en un default.
Del lado de los inversores:
* "Por ahora, la iliquidez que reflejan las puntas de precios con que cotizan los bonos indica que no hay una demanda agresiva de fondos "buitre". Pero a estas paridades sigue siendo un riesgo la entrada de este tipo de tenedores, con incentivos a no convalidar ninguna propuesta del gobierno e ir al default para luego demandar el valor residual nominal en la corte de Nueva York".
Desde el lado del Gobierno:
* "El costo político de un default de la deuda en tiempos de pandemia se reduce y sus efectos quedan en la transición escondidos detrás de los enormes costos económicos que provoca el "aislamiento social"".
Pasando en limpio, el análisis de Dal Poggetto es el que hoy en día atraviesa la City porteña y también Wall Street: que existen, en la actual coyuntura de pandemia y de derrapes en los precios de los bonos, incentivos para un nuevo traspié con la deuda.
Economía todavía no definió en qué momento hará la oferta a los bonistas. La versión de mercado de que ese anuncio podría realizarse esta misma semana no pudo ser confirmada por el Palacio de Hacienda.