En un documento a inversores, el Gobierno ya admite que podría incumplir el escenario fiscal que prometió hace un mes
El impacto de la crisis global por el coronavirus, que reducirá el crecimiento de todos los países este año, seguramente complicará a la economía argentina, que ya estaba transitando una recesión prolongada.
Uno de los riesgos es que ese parate se profundice y el Gobierno de Alberto Fernández tenga que elegir entre políticas expansivas (para cebar la demanda) o cumplir con el sendero fiscal (poco ambicioso) planteado hasta el momento. El dato no es menor cuando el Ministerio de Economía se prepara para salir a renegociar la deuda externa. Sin crecimiento ni ahorro fiscal, es más complicado que los acreedores acepten una oferta agresiva.
En ese sentido, y a pesar del silencio de radio que reina en Hipólito Yrigoyen al 200 (sede del Ministerio de Economía), el Gobierno ya salió a poner en duda el escenario fiscal planteado el 12 de febrero, cuando el discípulo de Joseph Stiglitz fue al Congreso a presentar lineamientos económicos.
En ese momento, Martín Guzmán anticipó que la Argentina tendría -como escenario alcanzable- equilibrio fiscal recién a partir del 2023 y que en los años siguientes irían en búsqueda de un superávit primario de entre 0,6% y 0,8% del Producto Bruto Interno (PBI).
Ahora, y en medio de un "Cisne Negro" global, el Ejecutivo les avisó a los mismos bonistas que intentará convencer de que ingresen a la renegociación, que quizás ese escenario no se produzca.
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Esto quedó plasmado por escrito en un documento oficial presentando este martes ante la Securities and Exchange Commissión (SEC), el regulador del mercado de capitales de Estados Unidos, y al que tuvo acceso iProfesional.
Este paper se denomina "18K" y es donde los países que emiten deuda en los EE.UU. tienen que mantener actualizados a los tenedores de bonos sobre "novedades" que puedan alterar su decisión de comprar activos. Con la firma del secretario de Finanzas, Diego Bastourre, se admite explícitamente esta posibilidad luego de enumerar los dichos de Guzmán en el Congreso con los números fiscales proyectados.
"En el frente fiscal, el ministro indicó que no sería realista o sostenible reducir el déficit fiscal en 2020 y discutió una serie de escenarios que podrían permitir a la República alcanzar el equilibrio fiscal. Aunque estos escenarios potenciales para la economía argentina podrían haber sido razonables cuando se formularon, los resultados reales dependen de eventos y desarrollos que no están bajo el control de Argentina. En consecuencia, la República no puede garantizar que los resultados económicos no difieran materialmente de la información establecida anteriormente", reza el documento oficial.
Si bien el paper de Economía no habla explícitamente del coronavirus, que está reduciendo los pronósticos de crecimiento a nivel mundial, pareciera a las claras que se están cubriendo ante este inesperado desenlace del cual todavía se tienen muchas dudas a futuro.
En el mercado financiero ya se venía hablando de este tema en los últimos días, más aún después de que la crisis del petróleo se metiera de lleno en mercado ya alterados. Esto claramente viene a blanquear una situación que en Wall Street no se veía como sostenible y que seguramente va a estar en discusión cuando se presente la oferta de la deuda.
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¿Cómo hará Guzmán para convencer a los bonistas que acepten una quita importante si no puede asegurarle el sendero fiscal poco exigente que presentó hace casi un mes?, es la pregunta que se escucha en el mercado.
El escepticismo ya se veía reflejado en varios reportes de bancos de inversión del exterior y locales. El Citibank, por ejemplo, salió a decir en los últimos días que hay pocas razones para ser optimistas con la Argentina.
Y señalaban que las políticas observadas pueden ser las necesarias para que el gobierno se consolide en términos políticos (por el tema de las retenciones), pero afectarán perspectivas de crecimiento a mediano plazo. De hecho, no esperan una mejora fiscal este año.
El Citi, una de las entidades estadounidense más renombradas, recuerda que la Argentina no ha acumulado excedentes primarios en los últimos 10 años y que con las políticas actuales no está claro si esto puede cambiar. Vaticina, además, que los acreedores podrían querer esperar hasta que se revise la orientación económica y no aceptar el canje.
En lo inmediato, el Gobierno tiene números fiscales muy flojos en términos de recaudación. Tanto en enero como en febrero cae más del 5% contra el mismo mes del año pasado. Además, el gasto público estuvo volando (según el Gobierno, por la asistencia social) mucho más rápido que los ingresos. Estos números no son buenos augurios al momento de sentarse a negociar una dura quita a los acreedores.
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Matías Roig, director de Portfolio Personal Inversiones (PPI), dice que en este escenario de incertidumbre, pánico y de caída de los commodities, va a complicar más la renegociación de la deuda.
"Lo que tiene que demostrar el país para lograr una renegociación aceptable son sus números hacia el futuro; entonces, si los commodities bajan será más difícil para la Argentina convencer a los acreedores de que va a tener un sendero de crecimiento y baja de déficit fiscal, y poder cumplir con los objetivos macro que quieren poner", indicó.
Se verá en muy breve cual es la oferta que presentará Guzmán. ¿Por la crisis financiera lanzará algo más agresivo o no? En el mercado hay dudas. Por lo pronto se conoció que el Gobierno intentará reestructurar u$s68.842 millones en bonos que están distribuidos entre 35 tipo de títulos en EEUU, Reino Unido y Japón.
Irán todos al "matadero" incluyendo a los Par y Discount, dos que surgieron del canje del 2005 y 2010 (léase son producto de otra reestructuración), que estuvieron (y están) en la mira de los fondos buitre ya que tienen cláusulas de acción colectiva (CACs) más beneficiosas para los acreedores.
Distinta es la situación para los que emitió Mauricio Macri, como el famoso Bono del Siglo (que irá a la operación) que tiene CAC de 66%. Mucho más sencillo de renegociar.
Si el país no tiene el 85% de aceptación esta clase de títulos Par y Discount, no podrá reestructurarlos exitosamente. Por eso los inversores más agresivos los compran: para bloquear la operación. De ahí que surgió el rumor de que la Argentina podría entrar en una especie de "default parcial", o sea canjear algunos bonos pero otros no.
Es imposible porque los títulos tienen cláusulas de cross default y si se deja de pagar un título, automáticamente podrían ir al incumplimiento el resto porque los inversores pedirían la "aceleración" de los pagos.
No hay una salida fácil. Sin compromiso fiscal hacia adelante y con mercados alterados demandado algo de efectivo inmediato, la transacción que encarará el ministro de Economía podría complicarse.