Vasconcelos del IERAL: "Con fuerte emisión monetaria y malas señales, esta inflación puede escalar muy rápido"
La crisis económica se encuentra en un momento de "impasse", a la espera de las medidas económicas que tome el próximo gobierno, donde dólar e inflación serán los temas centrales para la gente. Pero en la profundidad existen otras cuestiones fundamentales que afectan a la coyuntura y a los "números" del Estado.
Para conocer los posibles escenarios que pueden vivirse en los meses venideros, iProfesional entrevistó al economista Jorge Vasconcelos, vicepresidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea, que es una reconocida asociación civil sin fines de lucro, creada por 34 empresas de la ciudad de Córdoba hace 42 años.
En este marco, el experto analizó las principales variables de la economía y cuáles son las claves que debería tener en cuenta Alberto Fernández y su gabinete para salir de la crisis.
-¿Cómo piensa que puede sostenerse la economía hasta la asunción de Alberto Fernández?
-Con la imposición creciente de restricciones al funcionamiento del mercado de cambios, junto con el reperfilamiento de letras de corto plazo, que son medidas decididas en ambos casos por el gobierno saliente, es posible que a fin de este año las reservas de libre disponibilidad del Banco Central se encuentren en un nivel razonable, considerando la profundidad de la crisis que atravesamos.
En lo que hace el nivel bruto de las reservas, que incluye los encajes de los depósitos en dólares del sistema bancario, es clave que el gobierno entrante logre despejar las dudas que subsisten en este plano. A su vez, el tamaño y el costo de renovación de las Leliq también ha sido relativamente acotado.
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Sin embargo, aun cuando las reservas utilizables superen los u$s10 mil millones a fin de este año, el cronograma del primer semestre de 2020 en vencimientos de deuda es muy exigente. Más cuando el reperfilamiento de meses previos significó un traspaso de compromisos del orden de los u$s9 mil millones para el año próximo.
-Con este margen acotado, ¿qué puede empezar a hacer el nuevo gobierno a partir de diciembre?
-El presidente entrante ha señalado que habrá un mix de "ortodoxia y heterodoxia", pero no se ha explicitado todavía en qué áreas de la economía se aplicará cada tipo de esos instrumentos, ni en qué dosis. Objetivamente, hay algunas opciones que se han utilizado en el pasado que serían muy contraproducentes intentar reeditar en el presente. Por las restricciones fiscales y de financiamiento, la Argentina debería desechar la idea de volver a crecer a través del impulso del gasto público, por caso. Y, para atraer inversiones que muevan el amperímetro del empleo, tampoco dará resultado encerrar más la economía y quedarse al margen de acuerdos como el que se procura materializar entre el Mercosur y la Unión Europea.
En resumen, gasto público para empujar la demanda y una economía cerrada para atraer inversiones son instrumentos que hoy no darían resultados. Y agravarían muchos de los problemas que estamos viendo. En las próximas semanas habrá señales más nítidas acerca de las opciones por las que se habrá de inclinar el nuevo gobierno.
-¿Cómo se puede controlar la inflación en medio de un proceso donde ya hay mayores incrementos?
-Durante la experiencia del llamado "cepo" de 2011 a 2015, el gobierno de entonces tomó la decisión implícita de convivir con una inflación que oscilaba entre el 25% y 30% anual, pero se sacrificó el objetivo de atraer inversiones, por las restricciones impuestas a la transferencia de dividendos, por la pérdida de competitividad que sufrieron las actividades y los proyectos de exportación y el rápido deterioro de la oferta energética, afectada por el congelamiento tarifario. Se convivió con aquella inflación, en parte, porque se reprimieron precios clave de la economía, como los de la energía o el del dólar en el mercado oficial. El presidente electo cuestionó en su momento aquel esquema de funcionamiento de la economía.
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De aquí en adelante, el tema es que convivir con una inflación que se ha instalado por encima del 50% anual es mucho más riesgoso. Con fuerte emisión monetaria y malas señales, esta inflación puede escalar muy rápido. Del otro lado, intentar reprimir la suba de precios volviendo a atrasar el tipo de cambio en el mercado oficial y las tarifas de la energía, produciría efectos muy negativos sobre las exportaciones y la inversión, a un ritmo probablemente más acelerado que el de 2011 a 2015. Aquí hay un dilema. La inflación conspira con la posibilidad de recuperación del consumo pero, al mismo tiempo, el "exceso de heterodoxia" podría acelerarla. Por el contrario, si se intentara frenarla con represión de precios, se estaría conspirando contra el crecimiento (que demanda inversiones y exportaciones en expansión).
Llegado a este punto, el gobierno entrante no debería tener dudas respecto a la importancia que habrá de tener el "ancla fiscal" para estabilizar la economía, pero ese corolario lleva a lo siguiente: si el gasto público no reúne las condiciones para empujar la demanda, entonces se necesitan reglas de juego apropiadas para que reaparezca la inversión privada y se profundice la dinámica de exportaciones. Si los tres socios restantes del Mercosur (Brasil, Uruguay y Paraguay) están en un declarado proceso de mayor integración al mundo, ¿cómo la Argentina puede darle la espalda a ese fenómeno?
-¿Qué debería hacer Fernández entre todas esas posibilidades?
-Nuevamente, estamos obligados a lograr una desaceleración de la inflación con instrumentos más genuinos que los de los últimos ocho años, en los que hubo o "puro cepo" o "pura tasa (de interés)". El ancla fiscal, con pauta estricta para el gasto público y una trayectoria persistente hacia el superávit primario, puede parecer demasiado "ortodoxa" para la caja de herramientas del futuro gobierno. Pero no debe olvidarse que la elevada tasa de pobreza de nuestro país se explica por no haber corregido a tiempo los desequilibrios macro en cada ciclo de la historia reciente.
-En medio del control cambiario en el que estamos, ¿qué puede ocurrir con el dólar?
-Mientras convivamos con el control de cambios, el test más relevante es lo que ocurra con la brecha cambiaria. Hay dos motivos por los que ésta puede ampliarse. Una razón es que el precio del dólar en el mercado oficial vuelva a rezagarse en forma significativa en relación a la inflación. La otra es que el tipo de cambio en su versión financiera (Contado con Liquidación, libre) o no oficial (blue) comience a reflejar desequilibrios macro cada vez más profundos. Hay que evitar ambos factores.
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-La intención de las autoridades es bajar la tasa de interés para reactivar la economía, ¿qué alternativa de ahorro puede haber con la inflación elevada?
-Más cerca del 10 de diciembre existirán más elementos de juicio para analizar cómo se dispone a calibrar el gobierno entrante el combo de emisión monetaria, tasa de interés y control de capitales. Sabemos que hay una "trinidad imposible" y que controlar al mismo tiempo el tipo de cambio oficial y la tasa de interés sólo es posible restringiendo el libre movimiento de capitales. Pero esta "variable de ajuste" puede alejar inversiones productivas, por lo que no puede haber abusos en este plano.
-Con este panorama, ¿qué sectores de la economía ve con mayores posibilidades de crecimiento?
-Más allá de los instrumentos de política económica local, hay que tener en cuenta que desde principios de este siglo la irrupción de Asia como competidor industrial, con China como epicentro, ha propiciado una silenciosa reconversión industrial en todos los países de América latina. Los empresarios saben que no pueden reclamar a los gobiernos aranceles infinitos para protegerse de la competencia asiática. En este nuevo contexto, la pregunta es si existen sectores que puedan ser competitivos sin necesitar subsidios y que puedan generar todo el empleo que se necesita.
La gama de sectores con potencialidad es amplia, pero la factibilidad de sus proyectos de inversión también depende del nivel del riesgo país, de la oferta de energía, de la calificación de los trabajadores, del funcionamiento del mercado laboral, de la presión impositiva, del funcionamiento de la justicia, de la integración a la región y al mundo, de la eficiencia del gasto público de las tres jurisdicciones, para enumerar algunas.
- ¿Qué considera que debería hacerse con el FMI?
-Por el nivel de la deuda pública y el potencial de crecimiento que tendría la Argentina si hace las cosas bien, seguramente existen combinaciones en las que los tres actores (acreedores privados, FMI y Tesoro nacional) terminen resolviendo adecuadamente el problema. Pero el factor tiempo es muy relevante esta vez. El Gobierno debería asegurarse que después de la reestructuración, el riesgo país experimente una significativa reducción, para abrir la puerta a emisiones del sector privado, y que esa instancia ocurra antes de un deterioro adicional de las condiciones de la economía. En resumen a todo lo expuesto, diría que la responsabilidad fiscal es la llave maestra.