Banqueros advierten por exceso de optimismo en el Gobierno y que la tasa de interés girará en U
El directivo de uno de los fondos de inversión más importantes que acaba de pasar por Buenos Aires, aprovechando el G20, salió presuroso hacia Ezeiza apenas finalizada la Cumbre. Viajó hacia París y, luego de una estadía de 24 horas, siguió el viaje con destino en Tokio. Se había encontrado con Nicolás Dujovne y mantuvo contactos con economistas de las principales consultoras locales.
Constató lo que ya sospechaba: las dificultades que sigue teniendo la Argentina para acceder al mercado de crédito.
"Ni en París ni en Japón puedo ofrecer los bonos argentinos. Sea por una cuestión de regulaciones (Argentina tiene una baja calificación crediticia) o porque hay inversores extranjeros que perdieron mucho con la crisis, allí no los quieren. Prefieren los de Colombia o México", afirma.
El crudo relato del financista contrasta con la euforia de los funcionarios locales luego del G20, que entraron en estado de "efervescencia" a raíz de la exitosa organización y los acuerdos firmados con las potencias mundiales.
Ese optimismo oficial parece estar refrendado por el mercado doméstico en la encuesta mensual del Banco Central.
También -aunque en un modo más realista- por los contactos con los inversores. El paso de ellos por Buenos Aires dejó el ánimo en alto de los funcionarios. En las reuniones informales, en medio de la cumbre, los miembros del equipo económico tuvieron un ida y vuelta "buena onda" con esos delegados de los fondos de inversión. Básicamente, por la lograda estabilización luego de la brusca disparada del tipo de cambio.
En concreto, desde los bancos internacionales que enviaron representantes a la Argentina creen que la economía continuará transitando zonas turbulentas. Ninguno prevé un despegue de la actividad en el corto plazo. La visión más extendida da cuenta de una recesión a la que todavía le faltan varios meses.
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La pregunta más escuchada refiere a si ese rebote llegará a tiempo para el deseo reeleccionista de Mauricio Macri. Por las dudas, Marcos Peña les dijo a los inversores que la sociedad no votará exclusivamente por la situación económica sino que pondrá en la balanza otros valores. Y que, sobre todas las cosas, le dará un guiño por cuatro años más de mandato.
Para llegar a una mejora de la actividad, el Gobierno necesitará no solamente de la lograda estabilización cambiaria. Eso está claro. Precisa de un desahogo notable de la situación financiera. En concreto, de un descenso de las tasas a niveles compatibles con el crecimiento económico.
Precisamente, este es el punto en el que ahora ponen el foco los analistas. ¿Logrará Guido Sandleris mantener la tendencia bajista encarada en las últimas semanas? El Banco Central pudo abaratar el tipo de interés de referencia, del 74% al 60%. Sin embargo, sigue siendo un nivel muy elevado para los empresarios, que necesitan una profundización de esa tendencia para poder levantar cabeza.
A la hora de hablar de la tasa, en algunos bancos internacionales trabajan con la hipótesis de un ciclo en "U". Es decir, una baja desde los valores máximos y, después de cierta estabilidad, la posibilidad de un nuevo repunte.
Esta posibilidad fue planteada en los recientes encuentros entre funcionarios y analistas. El Banco Central tiene una visión más optimista y, de hecho, Sandleris ya anunció que a partir de este mes desaparece el piso del 60%. De este modo, dio la señal de que aguarda un descenso más pronunciado.
El escenario previsto (e incluso compartido en algunos bancos de inversión) es que la tasa de referencia podría acercarse al 50% anual. Unos 10 puntos por debajo de la actual.
No obstante, en el gremio de los economistas locales el consenso es que no hay demasiados motivos para ilusionarse. Uno de ellos es Pablo Goldín, director de la consultora MacroView (Melconian & Santángelo).
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"Es difícil que descienda más en el corto plazo. El Gobierno controla la masa de pesos en la economía pero no así la tasa de interés. No la maneja. Habrá que esperar a ver qué sucede a la salida del verano”, afirma.
En su visión, compartida con los fondos de inversión consultados por iProfesional (algunos de ellos presentes en el encuentro con Dujovne), la rebaja del 74% al 60% puede interpretarse como "el camino hacia una normalización", que está lejos en el horizonte.
Esos fondos y entidades internacionales proyectan un escenario, de máxima: la tasa de referencia podrá caer unos puntos adicionales, a un piso del 50% anual. Pero, ante de seguir hacia abajo, hay altas chances de que rebote en medio de la campaña electoral.
En la práctica, la suerte de una eventual tendencia bajista se jugará cuando los bancos empiecen a trasladar esa corrección hacia los plazos fijos.
El argumento del Gobierno es que el rendimiento de los depósitos puede descender en la medida en que lo haga la inflación. En un escenario así, los ahorristas aceptarían quedarse posicionados en pesos.
En los bancos de inversión quieren ver para creer. Los inversores que visitan a Dujovne en el Palacio de Hacienda le plantean sus dudas. El ministro intenta convencerlos de que el contagio a precios por la devaluación de este año ya terminó. Sin embargo, ellos saben que la dinámica inflacionaria en Argentina se mantuvo elevada durante los últimos años, más allá de la evolución del tipo de cambio.
Concretamente, en los borradores de esos análisis figura que durante los meses de verano el índice de precios rondará el 2% mensual pero que habrá un repunte en marzo. Es lo que suele suceder por motivos estacionales.
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Ese argumento, más pesimista (¿o realista?) que el elaborado por el Palacio de Hacienda empalma con el proceso electoral. La pregunta que se formulan en Wall Street refiere a las típicas tensiones que emergen en el plano local cada vez que se acercan las elecciones presidenciales.
Hay un dato que genera inquietud en el Banco Central: pese a la estabilidad del dólar, la oferta de divisas no se incrementó. "Es lo que daría tranquilidad en serio", afirma Goldín. La lectura es la siguiente: la paz cambiaria tiene que ver con un freno de la demanda pero no con el incremento de la oferta.
"No es que la economía luzca más sana. Estamos en carrera pero por el efecto garrote", completa Goldín, en referencia al efecto de la suba de tasas y el programa de "emisión cero".
En el plan de vuelo del Gobierno, el tipo de interés podría bajar a un nivel cercano al 40% recién en marzo, cuando (siempre en los papeles del oficialismo) se haya afianzado el proceso de desaceleración de la inflación.
"La tasa real durante el período que estuvo Sturzenegger en el Central se ubicó entre 9% y 11%. Tranquilamente podríamos ir hacia ese esquema dentro de tres a cuatro meses”, se ilusiona una de las espadas del equipo económico.
Las dudas de los financistas que pasaron por Buenos Aires no son nuevas. Piensan lo mismo que los que pasaron antes: que las elecciones 2019 marcan un foco de incertidumbre política en el país.
Quienes compraron bonos de la deuda se habían jugado a una segura reelección de Macri, escenario que hoy día luce al menos más incierto. En Wall Street nadie quiere quedar expuesto a mayores riesgos, encima si la contrincante es Cristina Kirchner.
Esa incertidumbre generó que, ante una suba en los precios de los títulos, haya fondos de inversión que aprovechan para reducir la exposición al riesgo argentino. Esa resistencia a que baje el índice de "riesgo país" es -en definitiva- el gran argumento de quienes creen que las tasas domésticas tampoco caerán.
El Gobierno festeja y se relaja frente a la "buena onda" financiera que dejó G20 (por la distensión entre los Estados Unidos y China), pero lo cierto es que los financistas descuentan que sobrevendrán nuevas tensiones en el mercado financiero. Algo lógico después de semejante crisis.