PANORAMA

Melconian ve una "L" y el Gobierno, una "V": se tensa el debate por la duración de la crisis y la forma que dibujará la economía

Para el Gobierno, el actual escenario adverso será precedido por un fuerte rebote de la actividad. Pero hay economistas que prevén un largo estancamiento
ECONOMÍA - 10 de Octubre, 2018

¿Tendrá la forma de una letra "V", como promete y se ilusiona el ministro Nicolás Dujovne? ¿O de una "L", como describe Carlos Melconian?

Algunos economistas pronostican una "U". Otros se juegan por una "v corta" (pero no con su dibujo en imprenta sino más bien en cursiva). Y están los que prevén una "i", en caso de que la devaluación se espiralice.Típico de una crisis, los analistas tratan de anticipar la forma que irá dibujando el ciclo económico, con un primer tramo delineado por el tramo recesivo, seguido por la recuperación, que puede ser débil o empinada.

Después de la mega devaluación, la exorbitante suba de las tasas y un escenario global más favorable, desde las consultoras hacen números y arriesgan escenarios.

El plan iniciado por el tándem Dujovne-Sandleris -cuyo eje central es "emisión cero" acompañado por tipos de interés récord para los últimos años- ha generado distintas reacciones en el gremio de los economistas.

No tanto por sus efectos en el corto plazo (nadie, ni siquiera el Gobierno se aleja de un escenario recesivo con incertidumbre cambiaria), sino por las chances que se abren para más adelante. El calendario electoral enciende los alertas. El cálculo más optimista lo tiene el Gobierno. Dujovne y Sandleris se entusiasman con que la secuencia recesión-recuperación adopte una forma de "V". Es decir, que se le pueda encontrar rápido un piso al desplome de la actividad y que luego la economía rebote para volver -tan rápido como cayó- al punto inicial.Los funcionarios pronostican que la economía atravesará su peor momento en los próximos meses, pero que luego experimentará un repunte hacia el segundo trimestre de 2019, en la previa a las elecciones. Ese es el timing que tienen en mente.

La hipótesis oficial es que, una vez que el público y las empresas se convenzan de que se logró la estabilidad cambiaria, a partir de ahí será todo ganancia. El próximo desafío, aseguran, vendrá por el lado de lograr una baja de las tasas de interés, sin que eso signifique una nueva presión sobre el dólar.

La presunción se basa en que, bajo la mejora de la competitividad, no sólo se recupere el sector agropecuario, sino que también avancen actividades industriales que, por el atraso cambiario, habían quedado postergadas en los últimos años.

Así y todo, el 2019 cerrará con signo negativo, por efecto de un primer semestre todavía recesivo que dejará su arrastre estadístico.  Dujovne estimó una baja del 0,5% en el proyecto de Presupuesto, que fue escrito antes del último temblor cambiario.

En Economía no lo van a afirmar públicamente, pero no sorprendería que, aun bajo las mejores condiciones financieras, el PBI del año que viene también finalice en terreno negativo, más cerca del 1%.

Las razones del pesimismo

Fuera del Gobierno, los economistas no son tan optimistas y creen que la forma que tomará la recesión se parecerá a otras letras menos simpáticas del abecedario.Entre los más escépticos se ubica un crónico "ministeriable", como Melconian, quien supone que la actividad dibujará una "L": caída muy marcada seguida por un estancamiento que, cuanto menos, se extenderá a lo largo de todo el 2019.

"Prometer de la noche a la mañana cero déficit fiscal primario, cero aumento de la base monetaria a secas y zona de cero intervención cambiaria, no es el equivalente a un programa con potencia simultánea para estabilizar y quedar a tiro de reactivación", asegura.

"Es un esquema de bombero para mitigar la crisis financiera y cambiaria, con bastantes efectos no deseados. Se optó por un 'overshooting' monetarista. Es la antítesis del gradualismo del 10 de diciembre de 2015 y está en las antípodas del primer BCRA", añade.

"Se pasó de fijar la tasa de interés y dejar que la cantidad de pesos sea la que fuere a exactamente lo contrario: fijar la cantidad de pesos y dejar que la tasa sea la que fuere", completa.Melconian remata: "Transitar con la regla de una bajísima expansión monetaria y alta inflación condenaría a la economía a una recesión larga y profunda".

El economista -que mantiene su cercanía con Macri a pesar de las críticas a la gestión económica- también aporta su visión en el plano político: "Un antecedente juega en contra del Gobierno: desde 1983, ningún oficialismo con malos resultados económicos fue reelegido. Y otro le juega a su favor: con la oposición dividida, los oficialismos nunca perdieron".Fausto Spotorno, director de la consultora de Orlando Ferreres, se juega por otra letra del abecedario: la "U": tras la caída al pozo, la actividad se mantendría estancada por un tiempo hasta volver a recuperarse.

"Estamos en plena terapia de shock. Es lo mismo que ponerse a dieta pero con una huelga de hambre. Todo esto es muy severo. Y la reactivación no será nada fácil", argumenta Spotorno, en diálogo con iProfesional.Incluso, el economista da una variante. "Puede ser una U o una "V corta en cursiva". Es decir, existe el riesgo de que, después de un breve rebote, la actividad vuelva a plancharse".

Para Spotorno, la clave será afianzar la estabilización, que se regenere la confianza y ahí bajar las tasas de interés. Aunque sea del actual 74% anual al 40%. "Se dispone de cuatro meses máximo para lograrlo", afirma.Desde Eco Go, Federico Furiase aporta una mirada optimista. Cree que la economía se irá recuperando en forma paulatina a lo largo del próximo año. Y que el Ejecutivo puede llegar a las elecciones con una expansión interesante.

"Hacia el tercer y cuarto trimestre del año que viene vamos a estar creciendo a un ritmo anual del 3% a 4%. Trimestre contra trimestre, la expansión sería del 0,5%", arriesga Furiase.

El factor 2019 y la fuga de dólares

Los analistas de la City coinciden en que al Gobierno le costará sostener la estabilidad y eventual recuperación de la economía el año que viene.

En la Argentina, los procesos electorales suelen ser acompañados por una aceleración de la fuga de capitales. En varias consultoras prevén que ese escenario de tensión sería peor en caso de que la elección presidencial se defina en una polarización entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri.

Es lo que destaca el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis. "En un año electoral, la fuga de capitales no baja de u$s23.000 millones. Y el 2019 no será la excepción", señala.

Esa es la misma idea que circula entre los banqueros y empresarios del "círculo rojo", los mismos que le cuestionan al Presidente la estrategia de polarización con CFK. Argumentan que si los inversores perciben que las próximas elecciones se definirán entre ambos, nadie querrá quedarse quieto hasta esperar cómo cae la moneda.

Álvarez Agis cree que si el mercado vuelve a ponerse pesimista con la Argentina y recrudecen las presiones cambiarias, la economía podría seguir barranca abajo. Si fue así, la letra sería la "i", una especie de tobogán."La L de Melconián asume que la pata financiera del plan se mantiene estable. Yo lo pongo en duda durante el año electoral. Depende de los escenarios que se vayan armando", dice Álvarez Agis a iProfesional.

Pero no todos en la City son tan pesimistas. Para el economista Hernán del Villar, de la consultora Alpha, las mejoras de la economía empezarán a notarse desde antes de fin de año.

El argumento radica en que hubo un fuerte deterioro del salario real, tras el salto del dólar de $30 a $40, y que probablemente se note una leve recomposición del poder adquisitivo a partir de los próximos meses.

"Ahora estamos en el peor momento. Es el punto más bajo de los salarios, en términos reales. La recuperación, eso sí, será muy suave", concluye.

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