Impuestos a la propiedad: cuál es la carga en la Argentina y qué diferencia existe con otros países
Cada tanto aparecen en la Argentina y en la región propuestas para aumentar la recaudación de impuestos a la propiedad. En el caso argentino se ha sostenido que la recaudación es muy baja, ignorando que como ocurre en otros países una parte importante de los impuestos a la propiedad la recaudan los gobiernos subnacionales: impuesto inmobiliario, ABL, patente automotor a tasas inusualmente altas, sellos, que se suman al impuesto a los bienes personales que recauda el gobierno nacional. Cuando se agregan todos los conceptos, se ve que la Argentina recaudaba previo a la pandemia alrededor de 1,4% del PIB.
Aún si se corrige el error de ignorar a provincias y municipios, es frecuente que quienes sostienen que hay que aumentar los impuestos a la propiedad hagan comparaciones sesgadas incluyendo sólo los países donde se recauda más que en la Argentina.
"Cuando se agregan todos los conceptos, se ve que la Argentina recaudaba previo a la pandemia alrededor de 1,4% del PIB"
La OECD publica información regularmente sobre la recaudación de impuestos a la propiedad (rubro 4000 de la clasificación de ingresos tributarios) y la abre en varias categorías incluyendo la 4400 con impuestos al capital y las transacciones financieras gravámenes similares a nuestro impuesto de sellos. Si se computa el total se puede ver que la Argentina se ubicaba en un punto medio (ver gráfico de abajo), por ejemplo, recaudando más que Alemania y menos que los Estados Unidos.
Además, si se analizan los impuestos no por el título de la ley sino por su efecto económico, la Argentina se ubica dentro del grupo de mayor imposición a la propiedad. Las retenciones a las exportaciones del complejo agrícola ganadero tienen un efecto similar al que tiene un impuesto a la propiedad: deprimen el valor de la tierra. Por ejemplo, algunos analistas han propuesto reemplazarlas por un impuesto a la tierra libre de mejoras que tendría la ventaja de castigar menos a las tierras menos productivas, pero con una mayor complicación administrativa. No es casual que Uruguay que no usa retenciones, tenga una alta recaudación del impuesto a la propiedad.
Impuestos en Argentina: presión por múltiples vías
En cualquier caso, el análisis precedente es incompleto. Los impuestos pueden gravar flujos o stocks y hay equivalencias entre ellos. Supóngase el caso de una persona que tiene un inmueble cuyo valor es de 1000 pesos y puede alquilarlo a 100 pesos por año. El Gobierno puede gravarle el stock al 3% o el flujo de alquileres al 30% y para él el pago va a ser el mismo de 30 pesos por año.
Avanzando un paso más y a riesgo de simplificar. El Gobierno puede gravar los ingresos de los trabajadores, de los capitalistas, el consumo de ambos o sus tenencias de activos. Si el objetivo es analizar el impacto sobre la distribución del ingreso, sería un paso importante lograr distinguir cuánto se recauda de cada base imponible.
En base a un trabajo reciente de Eurostat y de las estadísticas de la OECD se puede aproximar cuanto aportaría el capital a la recaudación de impuestos al ingreso y a la propiedad en 24 países de Europa. En 2019 el total era de algo más de 13% del PIB, pero el capital aportaría sólo el 40% de esos ingresos. El 60% restante provendría de ingresos de los trabajadores cuyos ingresos también están alcanzados por los aportes y contribuciones a la seguridad social (otro 11% del PIB).
"Si se analizan los impuestos no por el título de la ley sino por su efecto económico, la Argentina se ubica dentro del grupo de mayor imposición a la propiedad"
Es probable que esto sea la consecuencia de la mayor movilidad internacional del capital que impulsa a los gobiernos a poner el peso fiscal sobre los ingresos del trabajo. Este es un análisis numérico que no contempla que los impuestos pueden ser trasladados a otros agentes económicos.
La Argentina recauda menos que los países desarrollados del impuesto a los ingresos, pero la diferencia principal no parece estar en lo que se grava al capital sino en lo que se obtiene de los ingresos del trabajo. Un mínimo no imponible alto en relación al ingreso medio de la población, alta evasión y algunos gastos tributarios ayudan a explicar buena parte de la brecha con los países desarrollados.
Daniel Artana es economista Jefe de FIEL