Termo Stanley: cuál es el precio del original de 1 litro y el blanco
Los termos Stanley son un éxito y suelen ser los más elegidos por los argentinos amantes del mate. La marca se originó en Estados Unidos, pero desde hace unos años se pueden comprar sus productos en el país.
Los precios de los termos Stanley son elevados y varían según modelo, color y capacidad. Sin embargo, los precios no parecen ser un impedimiento ya que las ventas crecen cada vez más.
De acuerdo a los precios publicados en el sitio oficial de la marca en la Argentina, el termo Stanley clásico con tapón cebador de un litro verde, tiene un precio de 31.200 pesos. En el caso del termo Stanley blanco Adventure, otra de las opciones, equipado con tapón cebador polar, el valor es de 28.800 pesos.
Termo Stanley, opciones
Además del clásico termo verde de 1 litro, y el nuevo blanco que está de moda, son varias las opciones de termo Stanley que se pueden adquirir tanto en los comercios donde se vende esta marca, como a través de Mercado Libre, donde generalmente es más caro y los precios varían entre $31.000 y $40.000.
Para quienes comprar un termo Stanley, también es importante saber que hay otras propuestas de modelo y color, que se ofrecen en rojo, negro y azul, con capacidad para 1 litro, 1,4 litros, 2,3 litros, y una opción de 740 ml en color negro.
En caso de no viajar al exterior y estar interesado en un termo Stanley, en la Argentina se pueden conseguir en más de 100 puntos de venta o hacer una compra online y recibirlo en el domicilio como mencionamos al comienzo.
Por otro lado, además del termo Stanley, la marca también comercializa otros productos con el mismo material de acero, que es lo que los identifica, que va desde vasos, mates, bombillas hasta productos térmicos especiales, tanto para bebidas frías como calientes que son botellas.
Más precios y productos
Como la marca Stanley está de moda en el país, en caso de querer regalar un termo Stanley, está claro que hay que contar con unos $24.000, que es el valor de inicio, y van aumentando de acuerdo a la capacidad.
Ahora bien, en caso de comprar otro producto de la marca que no sea el termo Stanley, hay opciones como el caso de los mates, que se ofrecen en diferentes colores y formas, con un precio promedio de unos $15.000. A esto se le puede agregar una bombilla, que tiene un valor de 7.400 pesos.
En el caso de los vasos, además del termo Stanley, también hay opciones para bebidas comunes y los llamados vasos cerveceros, que van desde los $12.400 hasta los 38.100 pesos.
Las botellas, otra opción para elegir en lugar del termo Stanley, que sirven para trasladar cualquier tipo de líquido, frío o caliente, se venden por un valor de $23.000 promedio, y los cooler adverture, que son una especie de conservadora, salen 90.400 pesos.
La historia del termo Stanley
El termo Stanley que es furor en la Argentina tiene una larga historia. Es una marca que nació en Estados Unidos, destinada a un segmento muy específico de gente que disfruta del aire libre, los campings y las salidas grupales para pasar el tiempo disfrutando de la naturaleza.
Sin embargo, el cambio de rumbo más inesperado de esta marca llegó en la Argentina, cuando el termo Stanley encontraron un nicho particular para los que toman mate.
El éxito vino acompañado por un posicionamiento "aspiracional", ya que tener un termo Stanley es prácticamente un deseo para quienes viajan al exterior o quienes pueden adquirirlo en el país.
Lo cierto es que su crecimiento en el mercado local gracias al termo Stanley sorprendió hasta a los dueños de la marca estadounidense, la empresa PMI, que tiene su sede en Seattle. Ya presentan a la Argentina como un "caso de éxito" y se convirtió en uno de los cinco principales mercados que tiene la compañía.
Termo Stanley exclusivo para el país
Las repercusiones que el termo Stanley generó en la Argentina hizo que la marca termine desarrollando un producto exclusivo para el mercado local y otros países de la región, como Uruguay.
Esto tiene que ver con el "pico cebador" del termo Stanley, que hace que la boca del termo no sea tan ancha y permite cebar correctamente el mate. A esto sumaron luego el mate de acero, que conserva por más tiempo la temperatura de la yerba y del agua.
Los representantes locales, que importan la marca y la distribuyen en el Argentina con el termo Stanley como protagonista, fueron los que llevaron esa idea a la casa central de la firma y recibieron la aprobación.
Un ingeniero viajó a Buenos Aires para desarrollar el producto y también participó una sommelier local de mate que ayudaron a crear el mejor mate y el mejor termo Stanley.
La propuesta hecha realidad
Fue la empresa argentina Parallel, una firma dedicada a representar marcas internacionales, a quien se le ocurrió transformar el termo Stanley en un producto especial para los cebadores de mate.
De esta manera, se acercaron a los dueños de la marca, en Estados Unidos, primero para poder vender los productos en el país, en 2012. Luego de largos procesos, consiguieron lanzar el termo Stanley a mediados de 2015.
En los comienzos, antes del termo Stanley, desde Parallel también generaron vínculos y acciones con equipos de rugby, jugadores de fútbol y distintos celebrities para promocionar la marca, hasta que el puntapié inicial de presentación de la marca en la Argentina fue en La Rural.
Otro dato clave de este lanzamiento del termo Stanley fue que la marca no se propuso competir con los termos de vidrio tradicionales, sino que se desarrolló el mercado de termos inoxidables, que aumentaron su venta y se diferenció cualquier tipo de propuesta.
Una marca con 100 años
La marca Stanley tiene más de 100 años de historia. El primer termo fue diseñado por William Stanley Jr en 1913, cuando inventó una botella portátil con un aislamiento con una doble pared de acero inoxidable que daba mejor resultado que el vidrio, que era lo que se usaba en ese momento como revestimiento interior.
La versión, difícil de confirmar, es que quería que su café estuviera caliente durante todo el día, mientras trabajaba. Dos años después, comenzó su fabricación para la venta al público.
En su historia, luego de la muerte de Stanley, la marca fue pasando por distintos dueños. Entre ellos, Landers, Frary & Clark, un fabricante de electrodomésticos, que entre 1949 y 1965 agregaron 15 productos nuevos y las empresas como aerolíneas, ferrocarriles, líneas marítimas, hospitales comenzaron a usar sus contenedores. Luego pasó a las empresas, J.B. Williams Company y Aladdin.
Finalmente, en 2002 fue adquirida por Pacific Market International (PMI) con sede en Seattle y hoy tiene una línea de productos que va desde tazas, loncheras, juegos de cocina, conservadoras, entre otros. Las instalaciones de fabricación de Stanley se trasladaron a China.
La relación con el mate
Son tantos los momentos en que un equipo de mate se hace presente en la vida de los argentinos que se crea una relación muy fuerte, una especie de amistad. En viajes, encuentros en casa, en el auto, en el parque, en tu oficina de trabajo, siempre se va a hacer presente un mate, una yerbera y un termo.
Al tener sólo la función de preservar la temperatura del agua, el termo Stanley venían sólo con una tapa de botella, lo que hace díficil utilizarse a la hora de servir un mate. Esto era el verdadero giro que la empresa debía hacer para finalmente entrar en el mercado de termos en el país, y lo hizo.
Con una fuerte publicidad -la principal fue una alianza con Taraguí para que los jugadores de la Selección Argentina utilicen el termo- se lanzó como alternativa, y la rompió. En poco tiempo la gente se dió cuenta que valía la pena comprar el producto.
Durante este siglo, el termo evolucionó de concepto a ícono y se ha convertido en una parte esencial de los días de trabajo, los viajes de ruta y las aventuras al aire libre.
El origen del termo
El termo nació antes de la llegada del termo Stanley. En su origen, era un frasco vacío, también conocido como frasco de Dewar, 1 botella de Dewar o termo, considerado como un recipiente de almacenamiento aislante que permite aumentar el tiempo durante el cual su contenido permanece más caliente o más frío que el entorno del frasco.
Inventado por sir James Dewar en 1892, el frasco de vacío consiste en dos frascos, dispuestos uno dentro del otro y unidos por el cuello. La separación entre los dos frascos es parcialmente evacuada del aire, creando un casi-vacío que reduce significativamente la transferencia de calor por conducción o por convección.
Mientras realizaba experimentos para determinar el calor específico del elemento paladio, Dewar formó una cámara de latón que encerró en otra cámara para mantener el paladio a la temperatura deseada.
Evacuó el aire entre ambas cámaras, y creó así un vacío parcial para mantener la temperatura del contenido estable. Al necesitar ese envase aislado, Dewar creó el frasco de vacío, que se convirtió en una herramienta significativa para experimentos químicos y también en un elemento común de las casas.
El frasco se desarrolló más tarde utilizando nuevos materiales como el cristal y el aluminio; sin embargo, Dewar se negó a patentar su invención.
Indicios anteriores
Antes de la invención de Dewar, el químico y médico alemán Adolf Ferdinand Weinhold inventó su propia versión de un frasco de vacío, en 1881.
El diseño de Dewar se transformó en un artículo comercial en 1904, cuando dos sopladores de vidrio alemanes (uno de ellos Reinhold Burger) descubrieron que podría utilizarse para mantener calientes las bebidas calientes y frías.
El diseño del frasco de Dewar nunca se patentó, pero los alemanes que descubrieron su uso comercial renombraron el producto, Thermos —que significa ‘calor’ en griego —, y reclamaron los derechos sobre el producto comercial y la marca registrada.
La fabricación y el funcionamiento de la botella Thermos fueron mejorados y refinados por el inventor y comerciante vienés Gustav R. Paalen, que diseñó diversos tipos para el uso doméstico, que patentó y distribuyó ampliamente, a través de Thermos Bottle Companies, también en los Estados Unidos y en Canadá.
El nombre se convirtió más tarde en un genérico, después que el término thermos se convirtió en el nombre familiar de un recipiente líquido de este tipo. El frasco de vacío pasó a ser utilizado para muchos tipos diferentes de experimentos científicos, y el comercial "Thermos" se transformó en un producto de consumo común.
Finalmente, otros fabricantes produjeron productos similares para el uso de los consumidores. "Thermos" sigue siendo una marca registrada en algunos países, pero fue declarada una marca vulgarizada en los Estados Unidos en 1963, ya que coloquialmente es sinónimo de frascos de vacío en general. Sin embargo, hay otros frascos de vacío.
Otras marcas y precios
Además del termo Stanley, en el mercado se puede encontrar una amplia cantidad de productos.
Uno de los más tradicionales que fue líder del mercado hasta la llegada del termo Stanley son los Lumilagro, originalmente con un interior de vidrio, lo que hacía que la vida del termo sea bastante corta. Estos arrancan en 3.500 y llegan hasta los $21.000 en el caso de los de acero.
Otros de los termos que están de moda son los Coleman, que arrancan en un precio de $24.000, una marca que también se está imponiendo en el mercado y que tiene gran variedad de productos para conservar diferentes bebidas.