Así es la sorprendente evolución del televisor: de un mueble extraño al electro infaltable en casa
El 18 de octubre de 1951, un recuadro en la tapa del diario Clarín reflejaba que el día anterior la televisión había llegado a la Argentina. Según los historiadores de los medios, en ese momento existían unos 150 televisores en el país, que habían sido traídos desde los Estados Unidos, y estaban por llegar otros 300 en poco tiempo.
Pero esos aparatos -unos mastodontes gigantescos con carcasa de madera- todavía sólo estaban en exposición en las casas de artículos para el hogar, allí se apiñaba la gente para asombrarse con la nueva tecnología.
De a poco, los televisores fueron entrando a los livings de las casas, y más tarde, a las habitaciones, cocinas, bares y restaurantes. Aunque se trataba de un elemento de lujo en aquellos primeros años, la televisión estaba llamada a ser una de las tecnologías que mayor impacto ha tenido en la cultura del mundo y, aunque su historia transformadora no llega al centenar de años, hoy es impensable vivir sin ella.
Si bien el tubo de rayos catódicos (CRT) comenzó a fabricarse en Alemania en 1934, el primer televisor electrónico puede rastrearse algunos años antes: data de 1927. Tras un largo reinado y evolución, los televisores de tubo recién dejaron de comercializarse masivamente en el siglo XXI.
Del blanco y negro inicial al sorprendente color pasaron 27 años. En 1954, en los Estados Unidos se lanzó el primer aparato de esta clase, con una pantalla de 15 pulgadas. Al año siguiente, llegó el primer control remoto inalámbrico, con funciones básicas, como encendido y apagado, cambio de canales de a uno y ajuste del volumen.
A fines de los 70 comenzaron a fabricarse los primeros televisores en el polo tecnológico de Tierra del Fuego, que hoy cuenta con 29 empresas y genera el 21% del empleo privado de la provincia en las ciudades de Río Grande y Ushuaia.
Hacia 1985 tuvieron su auge los TVs portátiles, que también se producían en el fin del mundo, con antena telescópica que se utilizaban para ir de picnic o en otras ocasiones al aire libre. La industria electrónica argentina desarrolla sus procesos productivos con los más altos estándares de calidad internacional, lo que le permite fabricar localmente televisores de última generación, convirtiéndose en socios locales de las principales compañías tecnológicas del mundo.
En 1980 llegaron a la Argentina las emisiones policromáticas. Si bien en 1978 el Mundial de fútbol se transmitió en colores para las cadenas internacionales, recién el 1° de mayo de ese año, en transmisión simultánea, los canales 13 y ATC pusieron en pantalla a Pinky, una de las estrellas televisivas más populares del momento y emitieron en vivo la transformación del cuadro. "Señoras y señores, he aquí la televisión en color", anunciaba emocionada la conductora. Se estima que había unos 300 mil aparatos que contaban con la tecnología en el país.
Mientras tanto, en el mundo el picture in picture se presentó como novedad en los inicios de los 80 y, para mediados de esa década, aparecieron los televisores color de 35 pulgadas y las transmisiones con sonido estéreo. Ya en el mercado japonés surgía el primer televisor de pantalla plana.
Otro salto importante en tamaño y calidad se da en la primera mitad de los años 90, con la aparición del sistema HDTV (que luego sería standard de la industria) y el éxito de las primeras pantallas de plasma que transformarían definitivamente el tamaño de los aparatos.
Revolución de las pantallas
La revolución de las pantallas llegó en los albores de este siglo con lanzamientos en cadena: la tecnología LCD en 2002; las pantallas LED en 2004 (dos años después ya se producían en la Argentina); el HD en 2005; el Full HD en 2007; los Smart TV que se conectan a Internet y la tecnología 3D tuvieron su boom a partir de 2010. En 2014, se sumaron los televisores con definición 4K y 8K, y recientemente los que cuentan con tecnologías QLED y OLED.
Puede notarse que en los casi 100 años de historia que tienen los televisores, los mayores avances tecnológicos se dieron en menos de dos décadas. Y al mismo ritmo acelerado evolucionó la fabricación de televisores en la industria argentina, que produce el 96% de los equipos que se comercializan en el país.
En el 2000 la industria electrónica argentina alcanzó la producción de 1,5 millones de televisores. Alrededor de 2010 quedaron atrás los televisores de tubo y comenzó la era de las pantallas planas, tal como lo exigía la demanda que ya promediaba los 2,5 millones de televisores al año. En la actualidad, la fabricación alcanza los más novedosos modelos con tecnología Ultra 4K y QLED de 75 y 82 pulgadas.
Más de 500 millones de dólares invertidos en los últimos cinco años son la clave para que a los hogares argentinos llegue la última tecnología con los más altos estándares de calidad.
La actualidad del mercado argentino
Según datos de AFARTE (Asociación de fábricas argentinas terminales de electrónica), en promedio el mercado de televisores de la última década fue cercano a los 3 millones de dispositivos. Sin embargo, en 2019 se fabricaron sólo 1,8 millones de aparatos.
El 2020 comenzó con una fuerte recuperación de stock respecto del año anterior pero, contexto pandémico de por medio, este año se proyecta una producción de 2 millones de unidades, y aún no se avizora la recuperación del volumen perdido desde mediados de 2018, cuando luego del último Mundial de fútbol, el contexto macroeconómico comenzó a presentar señales de retracción y empujó el consumo a la baja.
Última tecnología fabricada en Tierra del Fuego: TV QLED de 82", 1,05 mt de alto, 1,83 mts de ancho y solo 6,1 cms de profundidad
Mientras tanto, la oferta local en innovación tecnológica está en sintonía con las últimas tendencias de la industria a nivel global. La mejora en la calidad de resolución de las pantallas impulsa al consumidor a buscar cada vez más pulgadas para poder percibir la calidad de la imagen en otras dimensiones. Hoy 1 de cada 4 televisores que se venden en la Argentina son de 50" o más y ésta categoría ya representa más de un 40% de la facturación, dónde prácticamente todo el parque es UHD/4K y Smart TV.
La ampliación de generación de contenidos audiovisuales, más allá de la producción específica de la industria televisiva, mantiene a los televisores como elementos omnipresentes en hogares, comercios y espacios de reuniones. Las plataformas de streaming, algunas redes sociales y las consolas de juegos también aportan desafíos para que la industria continúe renovando sus tecnologías de manera permanente para satisfacer y seguir sorprendiendo a los consumidores con innovación.