Un guiño del mercado: se viene un "upgrade" en nota de la deuda argentina después de las elecciones
No será ahora, pero muy seguramente sucederá en los próximos meses.
La calificadora de riesgo Standard and Poor's (S&P) podría subir la nota de la deuda soberana argentina.
¿Cuándo? luego de las elecciones de octubre y antes de fin de año.
Las agencias nunca adelantan sus decisiones sobre modificar (para mejor o para peor) el rating de un país. Pero lo cierto es que, según sus propios parámetros, están dadas las condiciones para que el comité decisor se reúna para tratar el caso argentino.
La última vez que S&P modificó la nota de la deuda local fue en abril de este año, cuando la elevó de "B-" a "B".
Antes, en mayo de 2016, la había mejorado de "SD" (incumplimiento selectivo) a "B-".
La suba fue en respuesta al pago de u$s9.300 millones que la Argentina efectuó a los holdouts que no adhirieron al canje de deuda que propuso el kirchnerismo.
Usualmente, las notas de los países se revisan una vez al año, haya o no novedades que ameriten realizar tal evaluación.
En caso de que se hayan producido cambios significativos, la analista encargada de calificar a una nación puede solicitar que el comité se reúna otra vez para analizar los "nuevos hechos".
Es decir, para que estos sean tenidos en cuenta y que, en forma conjunta, se decida si los mismos ameritan un cambio en la calificación.
El board de Standard and Poor's está compuesto por entre cinco y siete ejecutivos de alrededor del mundo quienes, junto con la analista del país en cuestión, votan democráticamente si es necesario alguna modificación. De ese cónclave surge cualquier tipo de variación propuesta.
"Han sucedido muchas cosas desde que tuvimos la última revisión", asegura a iProfesional Delfina Cavanagh, directora de S&P a cargo de la Argentina.
La ejecutiva recibió a este medio en sus oficinas de Alem al 800. Del diálogo se desprende que tiene una visión constructiva sobre los cambios que el gobierno de Macri produjo desde que asumió el poder.
Cavanagh valora que el equipo económico esté trabajando para reducir el déficit fiscal, y comprende que este proceso se haga en forma "gradual".
"El Gobierno está transitando una delgada línea. Debe efectuar el ajuste necesario sin que haya conflictividad social", expresa la directora para Argentina de S&P.
¿Qué significa la actual nota ("B") y cómo debe ser interpretada?
- Que el país cuenta con amplio margen de mejora, si hace las cosas bien o si la tendencia es positiva
- Que esa calificación resulta más vulnerable a un incumplimiento de pago que si el puntaje asignado fuese "BB"
- Que el emisor de la deuda tiene capacidad como para cumplir con sus compromisos financieros
- Sin embargo, es probable que condiciones adversas del negocio, financieras o económicas, perjudiquen esa capacidad o esa voluntad
En términos médicos, la Argentina goza de mejor salud que antes y tiene el dinero para afrontar sus compromisos. Pero, ante un resfrío, es más propensa a "enfermarse" que otro país.
¿Qué se analiza para evaluar?Una de las preguntas que suelen hacerse en la City se vincula a los factores que S&P tiene en cuenta al momento de analizar la calificación de una nación. La respuesta es la siguiente:
-Situación institucional
-Marcha de la economía
-Política monetaria
-Déficit Fiscal
-Políticas que amortigüen shocks externos
-Su deuda externa
Teniendo en cuenta cada uno de estos ítems, los miembros de la calificadora se reunirán para evaluar si Argentina merece (o aún no) una mejor nota que la "B" actual.
Por lo pronto, Cavanagh ve progresos en todos estos frentes.
En lo que respecta a la situación institucional (ambiente político), S&P destaca que -tras la votación en las PASO- el Gobierno pasó a tener mayores chances de avanzar con sus reformas económicas.
Este punto es clave para las agencias, ya que una situación adversa para el oficialismo en las urnas hubiera actuado como un claro "wait and see" (esperar y ver).
Es cierto que todavía falta que Cambiemos revalide su buena performance en octubre, pero también es verdad que el camino luce más despejado que el de antes de las primarias.
Por el lado de la marcha de la economía, mejoró desde aquella última vez que la agencia tomó la decisión de subirle la nota.
Los famosos "brotes verdes" parecen más sólidos que los de principios de año, si bien el repunte no es parejo entre las distintas ramas de actividad.
"El crecimiento no es lineal. De hecho, es desigual. Pero ahora se expande un poco más a otros sectores y regiones mientras que antes no llegaba. De todas formas, falta mejorar", afirma la directora de Standard and Poor's para Argentina.
Con respecto al déficit, Cavanagh indica que "no es imposible" que se cumplan las metas planteadas por el Gobierno para los próximos años.
El Presupuesto 2018 estima un rojo fiscal de 3,2%. Es decir, un punto menos que el previsto para este año (4,2%). Y en S&P creen que ese objetivo es cumplible si la economía sigue creciendo.
"Si bien el escenario fiscal es complejo, no es imposible de lograr. Además de la foto, importa la película. En este sentido vemos que se apunta a la reducción del gasto", agrega la especialista.
En cuanto al ítem "deuda", no es un tema que genere alta preocupación, ya que en la medida en que el Gobierno vaya achicando su rojo fiscal, menor irá siendo la necesidad de tomar fondos para tal fin.
La relación deuda/PBI se mantiene en niveles bajos en comparación a la de otros países. Sumado a esto, la Argentina, en su regreso a los mercados de crédito, está logrando tasas más bajas.
"La deuda va a tener un pico en 2020 y empezará a bajar a partir de 2021. Cumpliendo con las metas fiscales, nos aseguramos que nuestro perfil de endeudamiento sea siempre sostenible", afirma convencido el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Su par en Finanzas, Luis Caputo, prefiere focalizarse en que el actual nivel es el más bajo de la región: 27% del PBI.
Desde S&P destacan que si Dujovne cumple con sus planes de reducción del déficit, Caputo no será tan dependiente del fondeo externo.
"La tendencia general de los distintos aspectos que miramos es positiva", resume Cavanagh quien, de todas formas, advierte que la situación no está para nada exenta de complicaciones.
En la conversación mantenida con iProfesional, repite la palabra "equilibrio", en referencia a que el Gobierno debe matizar sus políticas.
En cuanto al plan gradualista de Macri, en S&P comprenden los riesgos que hubiese significado haber tomado otro camino: ajustar las cuentas de golpe. Creen que, al final del día, el Gobierno "hace lo que puede".
Los números que maneja la agencia hacia adelante son concordantes con los que publicó el Gobierno en el Presupuesto.
Por ejemplo, para la inflación estima que este año cerrará entre 20% y 22%, mientras que en 2018 descenderá al 15% (más menos 2%).
¿Y el Investment Grade? Con estas cifras sobre la mesa y el claro camino market friendly planteado por Macri, la pregunta inevitable es cuándo la Argentina podría alcanzar el llamado "Investment Grade".
El ingreso a esta categoría es clave, ya que le indica a los inversores del mundo si un determinado país tiene la solidez suficiente para afrontar sus deudas, aun si el contexto externo o interno se complica.
Además, hace que el nivel de confianza aumente y, en consecuencia, se generen mayores flujos de inversión hacia el país.
También, que a la hora de contraer nuevas obligaciones una nación pague una tasa de interés más baja.
Hoy día, la Argentina está cinco escalones por debajo de esa categoría tan preciada.
Comparte cartel con naciones como Angola, Bosnia y Camerún, Cabo Verde y Ecuador.
Está lejos de los pares de la región que sí lograron el Investment Grade: Chile, Uruguay, Colombia, Perú y México.
Brasil lo había conseguido pero luego perdió ese estatus por la caída de la economía y sus conflictos políticos.
¿Qué pasa con la Argentina? Los propios funcionarios reconocen que el camino es largo y que "habrá que remarla" para acceder.
El ministro de Finanzas asegura que el Gobierno "va a cumplir siempre" con las metas fiscales y que "la mejora en la credibilidad generará una baja del riesgo país".
Caputo se anima a trazar proyecciones: "Venimos de un riesgo país de más de 12.000 puntos y hoy estamos en 375. Estimamos que para 2024 vamos a acercarnos al Investment Grade".
Además, asegura que la Argentina "se está financiando a las tasas más bajas de su historia", al tiempo que prevé que la deuda bruta llegará al 58,6% del PBI a fin de año.
Caputo no es el único optimista y con visión de largo plazo. Dujovne también cree que "haciendo las cosas bien", el país tiene destino de grado de inversión. Lo mismo afirma el titular del Banco Central.
Federico Sturzenegger dijo en mayo que el BCRA se proponía acumular reservas hasta un nivel equivalente al 15% del PBI, para lo cual hacía falta juntar u$s25.000 millones adicionales a las tenencias de ese momento.
El banquero central vinculó el cambio de estrategia a la necesidad de "transitar el camino hacia la normalización" de la economía y a la obtención del Investment Grade.
Remarcó que los países que gozan de las mayores notas administran, como mínimo, ese stock (15% del PBI), y recordó que Argentina está 5 posiciones por debajo de ese nivel.
Voluntaristas o no, en el Gobierno se habla (y se piensa) en el grado de inversión. Pero claro, falta un largo trecho por recorrer y no se logrará en este gobierno de Macri.
Tanto para el Investment Grade como para otras cuestiones domésticas, quizás haya llegado el momento de pensar más en el largo plazo, hacer las cosas bien e ir festejando el "paso a paso" y relegar la visión cortoplacista, tan característica de los distintos gobiernos de turno.