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Etiquetas tope de gama: 4 novedosos vinos ícono que tenés que probar

A años luz de los vinos opulentos y sobrecargados, los nuevos ícono apuestan a la elegancia, la frescura y la representación del lugar
VINOS & BODEGAS - 25 de Diciembre, 2024

La actualidad de los vinos ícono, aquellas etiquetas que se lanzan con el objetivo de exhibir la calidad máxima a la que puede llegar una bodega, es una buena síntesis del viaje que ha experimentado la vitivinicultura argentina y de su presente. 

Mientras que hasta hace unos 10, 15 años, los vinos ícono debían pecar de grandilocuencia, en la actualidad se aplica la ley del "menos es más".

Tiempo atrás, estas etiquetas tope de gama eran sinónimo de opulencia y exceso; exceso en concentración, color, taninos, estructura, músculo y madera. La idea es que si alguien pagaba esos precios, debía llevarse mucho de todo. 

Sin embargo, la tendencia, vendimia tras vendimia (aquí y en el mundo) fue moviéndose en dirección opuesta: lo que antes era una interpretación barroca de todo el trabajo de ingeniería en bodega, pasó a ser una representación lo más fiel posible del lugar.

"Que se exprese el terroir", comenzaron a plantearse los enólogos. Así es como los términos aplicados para describir a estos vinos cambiaron hacia conceptos como "transparencia", "plasticidad" y "frescura".

La consigna entonces, cambió: se dejaron de mirar tanto los insumos y se pasó a resaltar el lugar. 

Y aquí no estamos hablando de ese concepto polémico hasta el fin de los tiempos de los vinos sin o con "mínima intervención". La mano del enólogo siempre está y deberá estar (por algo el vino es cultural y no natural).

Pero sí se habla de una visión alejada de recetas y sin el efecto "commoditizador" de una barrica utilizada no ya para complejizar y afinar un vino (nos gusta la madera, por supuesto), sino para convertir una botella en un simple contenedor de vainilla, caramelo y humo.

En ese viaje está el vino argentino, que este 2024 trajo varias novedades en materia de íconos, como estos cuatro que te recomendamos a continuación:

Trivento Stratus 2021 | Trivento | $45.000

Trivento Stratus

La bodega, junto al enólogo Germán Di Cesare, lanzaron durante 2024 este corte nacido en el Valle de Uco, que conjuga un 70% de Malbec de tres diferentes terruños (Los Chacayes, Altamira y Gualtallary) y suma 20% de Cabernet Franc de Altamira y 10% de Merlot de Gualtallary. En una primera capa, surgen notas de fruta negra y roja madura, sobre un fondo bien, bien especiado. A medida que oxigena, la barrica sutil da paso a una fruta más definida. Se nota un muy buen balance entre fruta y volumen. Excelente volumen y algo de carnosidad pero con una fluidez notable. En su medio de boca, la fruta se vuelve más crocante -mostrando el carácter una vendimia fresca-, mientras que la energía ácida lo empuja en un recorrido tenso y jugoso. Cierra con una agradable textura granulosa. Súper bebible y equilibrado, con una suma de detalles que lo hace ideal para tenerlo en la copa e ir oxigenándolo. Por lo que ofrece, excelente relación calidad-precio.

"Stratus es una propuesta sólida y madura, que pone en valor los años de trabajo que llevamos adelante. La experiencia de equipo, la excelencia de los viñedos y el arte del blending aportan distinción al vino. Por su parte, el trabajo sostenido en investigación y desarrollo nos permite presentar esta etiqueta icónica para la bodega, desde Argentina al mundo", explica el enólogo a iProfesional.

Ruca Malen Capítulo 4 | Ruca Malen | $132.700

Ruca Malen Capítulo 4

Antes de hablar del vino, pongamos en contexto: en 2023, la bodega lanzó una propuesta de vinos interesante, conformada por varias etiquetas divididas en tres capítulos, en los que la enóloga Agustina Hanna hizo foco en diversos factores, como el terroir, las variedades o las técnicas de vinificación. Y todo ese trabajo, que demandó más de tres años de trabajo creativo, se coronó con Capítulo 4 cosecha 2021.

Se trata de un Malbec de La Consulta, que suma una "dosis homeopática" de 1% de Cabernet Franc de Gualtallary. El resultado es un vino de aromática expresiva y profunda, con capas finas que van de la fruta roja y negra, a las especias y las flores. Muy de fondo, aparece una nota ligeramente herbácea. De paso sabroso y un graso delicado, premia con una rica textura de taninos de grano fino que deja una sensación apenas polvorienta. Fresco pero balanceado y, sobre todo, muy elegante.

"Decimos que no es lo mejor de cada vendimia, sino lo que más nos emociona de cada vendimia", sintetiza Agustina sobre el vino ícono de partida ultra limitada (elaboraron apenas 2.000 botellas), que proviene de dos fincas del Valle de Uco y que tiene un precio de 105.000 pesos.

Lo interesante es que es un vino único e irrepetible. Esto, más allá del lógico carácter variable e impredecible que imprime cada vendimia. Sucede que el equipo enológico no estará atado a ninguna receta y cada añada podrá variar desde las variedades, hasta los terroirs que la componen. Algo así como un lienzo en blanco.

Terrazas de los Andes Extremo Malbec 2021 | Terrazas de los Andes | $183.000

Terrazas de los Andes Extremo Malbec 2021

En los últimos años, la bodega volvió a mirar hacia sus orígenes: la montaña. Lo plasmó en el diseño de cada una de sus etiquetas, pero va más allá de la imagen; forma parte de su nueva estrategia a la que denominaron "The Ascension Journey Experience" y que apunta a exaltar el carácter de los viñedos de altura.

Esto, claro, se traduce en la búsqueda de vinos con fruta más brillante y crujiente, además de más lineales y con una acidez más vibrante.

Para ello, la bodega estuvo trabajando puertas adentro, pero también en sus fincas, donde encararon un ambicioso programa en los viñedos al que denominaron "Guardianes de la vida de la montaña": un plan de sustentabilidad que involucra a más de 500 hectáreas y que contempla desde el menor uso de fertilizantes y agroquímicos, hasta el cuidado del agua.

Lucas Löwi, quien asumió en diciembre pasado como director general de Terrazas de los Andes, aseguró a iProfesional que el objetivo es "elevar la percepción de Terrazas de los Andes en todo el mundo, hacia un concepto de ‘fine mountain wines’". Y como parte de esa meta, la bodega viene de lanzar su nuevo vino ícono: Terrazas de los Andes Extremo Malbec 2021, el cual proviene del viñedo El Espinillo, plantado en 2008 en la zona alta de Gualtallary, a 1.650 metros sobre el nivel del mar.

De una parcela específica nace este ejemplar del cual se elaboraron 4.000 botellas y que muestra un perfil menos domesticado del Malbec: predominan las notas herbáceas bien frescas, que hablan de una zona extrema; por detrás, asoman las flores y la fruta roja. De avance preciso y con un largo desarrollo, deja una sensación de tensión y urgencia, acompañada por una agradable textura granulosa. Un vino que tiene mucho por contar en nariz y mucho por mostrar en boca; que habla de cielo, pero también de suelo.

Kaiken Boulder 2021 | Bodega Kaiken | $270.000

Kaiken Boulder 2021

Menos de 3.500 botellas de este gran ícono que proviene de Los Chacayes, en Valle de Uco y al que el propio enólogo y bodeguero chileno, Aurelio Montes, le puso cabeza, cuerpo y corazón. "Boulder" es un término para referirse a una "roca grande" en inglés y representa una excelente síntesis de la génesis de este vino, porque la finca donde se cultivó, a más de 1.250 metros sobre el nivel del mar, representó un enorme desafío para el equipo de ingenieros agrónomos.

"En esa finca hay piedras fuera de lo común. Hacer este vino requirió una dosis de valentía para domesticar este pedazo de tierra y convertirlo en un aliado", reflexionó Montes durante su presentación en Buenos Aires. "Cuando vimos este terreno, decidimos no abandonarlo por considerarlo impracticable, sino enfrentar esta adversidad y plantar contra viento y marea", agregó.

El enólogo destacó que el Malbec fue el que mejor se adaptó a ese suelo hostil. Mientras que el Cabernet Franc y el Petit Verdot se plantaron en un área todavía más hostil, por lo que una menor carga de fruta y maduraron más temprano.

Montes recalcó dos conceptos interesantes y que se reflejan en el estilo del vino: por un lado, que las viñas sufridas producen vinos más elegantes y austeros, mientras que las viñas felices alumbran vinos más jugosos. En segundo término, que los taninos son como la sal: siempre hay riesgo de pasarse y arruinar una receta; y él, que se declara "obsesivo de los taninos", apuntaba a alumbrar un vino de taninos finos y de textura delicada. Y lo consiguió. 

El resultado es un vino donde la fruta roja y negra se perciben sanamente maduras. Hay capas, que van de las hierbas frescas, tipo tomillo, a las especias como la pimienta. La madera aporta alguna nota de café, pero está claro que irá perdiendo protagonismo con los años en botella frente a la materia prima. En boca muestra paso envolvente, apoyado en una textura que deja una marcada sensación granulosa. Su acidez va en un in crescendo, para cerrar con una sensación vibrante. Mucha energía contenida en un vino que está listo para beber hoy y mostrar su carácter, pero que, sin dudas, tiene mucho terreno para seguir evolucionando.

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