En Balcarce ahora se hacen vinos de alta gama: cómo son y cuánto cuestan

La provincia de Buenos Aires tiene una rica historia vinculada con la industria vitivinícola. Sin embargo, a mediados de 1930, con el objetivo de desarrollar esta misma actividad en Cuyo, se puso fin a un gran potencial. Pero hay revancha: a partir de los años 2000, comenzaron a proliferar nuevos proyectos en diversas zonas, tales como Chapadmalal, Villa Ventana, Coronel Pringles y hasta Uribelarrea. 

Y uno de ellos merece especial atención: Puerta del Abra, una bodega ubicada en Balcarce, una zona muy asociada con otras actividades agrícolas, como el cultivo de la papa, pero que viene de ser noticia en la industria del vino tras haber sido reconocida por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) como Indicación Geográfica. 

Así, la IG Balcarce estableció a mediados del 2022 los lineamientos principales de los vinos que allí se elaboran, incluyendo las características del suelo, clima y los trabajos en viñedo y en bodega. Esta IG llegó tras cerca de 9 años de trabajo en esa zona que antes nadie había asociado con el vino y donde hoy Puerta del Abra está elaborando partidas muy limitadas de vinos de alta gama, cercanas a las 14.000 botellas por vendimia. 

"La IG constituye un certificado de origen, que para el consumidor es información relevante al momento de decidir su compra", cuenta Delfina Pontaroli, quien lidera el equipo de enología de la bodega. "Nuestra bodega fue quien impulsó la IG y se aplica a todo el partido de Balcarce. Es el primer paso para diferenciar este lugar y su clima como zona vitivinícola. El paso dos será seguir profundizando en la heterogeneidad dentro de Balcarce", adelanta sobre este proyecto que este año estará cumpliendo diez años de vida y que nació, según relata, con el objetivo "de lograr lo imposible, explorando un lugar diferente y alejado de los lugares tradicionales". 

Actualmente, el proyecto cuenta con 12 hectáreas plantadas. Y la idea, antes de seguir creciendo en superficie y volumen, es perfeccionar el conocimiento del terroir. 

"Desde la enología nos definimos como una bodega experimental enfocada en la elaboración de partidas limitadas de vinos de alta gama", explica Delfina, quien recalca que fue todo un desafío lograr buenos niveles de madurez en las variedades tintas de ciclos más largos. Por eso, actualmente, tras nueve años de recorrido, "vemos que las variedades tintas elegidas, como Pinot Noir, Cabernet Franc, Bonarda y Tannat, son nuestras aliadas. Nos dan vinos diferentes al resto de los exponentes varietales que encontramos en Argentina, con una calidad excepcional y la particularidad del terroir de donde provienen", agrega. 

En cuanto a las cepas blancas, la enóloga cuenta que "quisimos innovar con variedades de zonas templadas y frías poco conocidas en Argentina, como Albariño y Riesling. Son uvas que maduran preservando su acidez natural, dando vinos elegantes de gran complejidad aromática". Sin embargo, la bodega se propuso experimentar. Y el resultado es una reciente edición limitada de 500 botellas de Chardonnay Velo de Flor y de Merlot. 

Vinos de un terroir muy particular

La finca, bautizada El Vallecito, está ubicada en un valle rodeado del sistema de sierras de Tandilia, "una formación de 2.200 millones de años de antigüedad", explica Delfina, quien agrega que "elegimos este lugar distinto, con asesoramiento externo y se reconoció que el campo actual presenta algunas peculiaridades: un suelo escaso en el mundo con placas de calcáreo, un microclima diferente generado por las sierras y los vientos del lugar, y una cercanía al mar que otorgan características únicas". 

"De acuerdo a los análisis de suelo realizados por el laboratorio Bourgignon uno de los puntos más interesantes tiene que ver con la superficie interna de las arcillas. Lo cual demuestra un alto potencial para la producción de vinos blancos y espumantes. Se observó también una gran similitud entre estos suelos y los de Champagne", explica la enóloga, quien agrega que se llegó a esta conclusión tras años de estudio, que incluyeron mapeos de electroconductividad, múltiples calicatas y análisis físicos y químicos. 

En cuanto al clima, hay un dato interesante: la bodega está situada a unos 40 kilómetros en línea recta del Atlántico, en línea, "por lo que tiene influencia oceánica, sobre todo en relación con los vientos predominantes y el régimen de precipitaciones. Pero al estar el viñedo justo en un valle entre sierras, tiene también características de un clima continental, como por ejemplo, mayor diferencia en temperatura diurna/nocturna respecto a la costa", agrega. 

La relación con el viento es compleja: es el que cuida pero también puede ser el que dañe. Por eso, la bodega debió adaptarse para tomar lo bueno del viento, evitando sus efectos colaterales. Sobre este punto, Delfina cuenta que si bien las lluvias son abundantes en determinadas épocas del año, es justamente ese viento el que funciona como agente sanitario. Sin embargo, esas ráfagas constantes también los obligaron a trabajar con mallas y estructura para que los brotes puedan crecer normalmente. "De otro modo, los golpearían contra alambres o harían difícil su desarrollo por la deshidratación de los ápices y el efecto físico de este fenómeno de potente magnitud", cuenta la experta.

Así son los vinos de Balcarce

Actualmente, Puerta del Abra cuenta con una bodega de 57.000 litros de capacidad y tecnología de punta. "Mientras, continuamos invirtiendo tanto en la investigación como en la capacitación constante del equipo humano. Esto nos permite estar más preparados para afrontar los desafíos de la viña, buscando el cuidado de las vides y las uvas en todas sus etapas", explica Delfina. 

Sobre el estilo de los vinos que producen cada añada, la enóloga se enfoca en sus atributos diferenciales: "Destaco la elegancia y el cuerpo de los vinos, la presencia de la acidez y las expresiones de los varietales, tal vez con un estilo más europeo que lo que estamos acostumbrados". 

Sin embargo, la enóloga asegura que trabajan con una mirada singular, sin aplicar recetas ni replicar fórmulas: "Buscamos que nuestros vinos muestren nuestro terroir diferencial y, como nuestra zona es nueva y única, tiene sentido que los vinos también lo sean". 

¿Qué vinos de Balcarce probar? 

A continución, te recomendamos cuatro vinos de Puerta del Abra:

Insólito Pinot Noir 2020 | Precio: $13.200

Este Pinot Noir está dominado por la fruta roja madura, bien definida e intensa, sumando capas de aromas terrosos y una madera muy sutil, que no tapa su materia prima. En boca muestra un avance preciso, con taninos de agradable textura. Estamos ante un vino fresco y con un pulso ácido marcado, pero (gran mérito del equipo enológico) sin dejar de ser un vino balanceado. Punto a destacar: esa fruta roja, crujiente y brillante, que se adueña del medio de boca y estira la experiencia. Vino bebible, expresivo, fresco, elegante.

Insólito Merlot 2018 | Precio: $13.200

Al degustarlo, te vas a encontrar con un vino súper perfumado y bien profundo, dominado por las frutas rojas sanamente maduras y por un fondo especiado que acompaña y se sobrepone a una barrica que entrega algo de especias dulces. Cierra su paleta dejando una sensación fresca, dado por un toque entre herbal y balsámico. En boca es un vino con buen músculo, con taninos firmes y elegantes, sin aristas y un fluir más por el centro que voluminoso. Larguísimo final. Con carácter pero elegante. Es una de las grandes novedades del año, vale la pena descubrirlo (la bodega lo comercializa únicamente de manera directa).

Insólito Cabernet Franc 2018 | Precio: $13.200

Un Cabernet Franc intenso, dominado por las frutas rojas y que suma nítidos trazos de pimiento rojo y muchas especias, con el hándicap suficiente como para sobreponerse a una barrica que entrega notas de especias dulces y dejos ahumados. En boca fluye largo y compacto, bien por el centro del paladar, con taninos bien maduros que le imprimen tanto firmeza como amabilidad. Linda acidez.

Insólito Riesling 2018 | Precio: $8.500

Un Riesling de buena tipicidad, con esas clásicas notas de frutas de pepita, recuerdos a miel y esa complejidad aromática que pueden desarrollar estos vinos blancos con la guarda, pero sin llegar a tocar esa nota que recuerda al kerosene (para conocer más sobre el Riesling podés chequear esta nota). En el paladar deja una sensación cremosa, junto a una acidez equilibrada pero constante que limpia el paladar. 

De cara a lo que viene, Delfina asegura que "el futuro lo vemos con el foco puesto primero que nada, en ir encontrando cada vez más la mejor versión de cada uno de nuestros varietales, acompañados por la madurez del viñedo y la obtención de uva de cada vez mayor calidad".

Por otro lado, "tenemos un terroir único que dentro del mismo lugar presenta un montón de heterogeneidades, por lo que el segundo capítulo será elaborar vinos de parcela y por qué no, también probar nuevas cepas que puedan adaptarse a la zona con resultados interesantes. Sea cual sea el camino que sigamos, siempre la impronta estará en seguir innovando y explorando el diamante en bruto que tenemos, que es nuestro lugar", completa.