Un Malbec de Salta de $480, entre los mejores vinos del mundo: ¿cuál es su secreto?
Hay algo en el ADN del terroir de los Valles Calchaquíes que le imprimen a los vinos una identidad única, muy reconocible, como si fuese una huella dactilar.
Variables como la altura, el sol, la amplitud térmica y, definitivamente, el factor humano, de la mano de una enología sensible, terminan dejando su rastro en la copa.
Y así como hace décadas se hablaba de la potencia de los vinos salteños como su rasgo característico principal, hoy el abanico de estilos es amplísimo. Por eso, ahora nos encontramos con vinos salteños jugosos, frescos, elegantes y ultra bebibles.
Parte de esta nueva historia de la vitivinicultura salteña está siendo escrita por bodegas como Amalaya, que irrumpió hace un tiempo en el mercado, sorprendiendo con sus cortes que definitivamente salen de lo tradicional.
Ubicada a cerca de 1.800 metros sobre el nivel del mar, desde hace años la bodega viene realizando un intenso trabajo en la identificación de los mejores suelos y, en función de esto, fue perfeccionando los puntos de cosecha. A esto se sumó que posee fincas en diferentes alturas y emplazadas en suelos con perfiles totalmente diferentes, que van del tipo pedregoso al de tipo arenoso, lo que contribuye a la diversidad.
Y, muy importante, desde su primer cosecha, Amalaya fue una bodega que siempre priorizó la fruta y la materia primera por sobre la madera, algo que hoy es tendencia en la vitivinicultura argentina y mundial.
Por eso, que Amalaya Malbec 2019 haya recibido 97 puntos y una medalla Value Patinum en el Decanter World Wine Award 2020 es, a esta altura, una consecuencia natural de todo ese trabajo que hay detrás del portfolio de vinos.
Es importante mencionar la dimensión de este certamen internacional: durante 28 días consecutivos, 116 expertos en vinos del mundo, incluidos 37 Masters of Wine y nueve Master Sommeliers, cataron a ciegas más de 16.500 muestras de 56 países.
Y, de ese total, únicamente 178 ejemplares recibieron medalla de platino. Y muchos menos fueron los que, además, obtuvieron el reconocimiento "Value Platinum", que fue otorgado a vinos ubicados por debajo de un determinado rango de precios, lo que los convierte así en verdaderos best value, es decir, en vinos que ofrecen más que lo que paga el consumidor por ellos.
De hecho, esta etiqueta tiene un precio sugerido en la Argentina de $480.
¿Cómo se produce un vino de clase mundial?
"Amalaya Malbec 2019 recibió una medalla de platino y 97 puntos en el DWWA y esto lo posicionó entre los 10 vinos mejor premiados de Argentina, un logro realmente impresionante para nuestra bodega. Reafirma nuestro compromiso y esperamos que ayude a que muchas gente se acerquen a descubrir los vinos de altura del Valle que tienen mucho que ofrecer", afirmó a iProfesional Ignacio Serrano, gerente de Marketing de Grupo Colomé.
¿Hay algún secreto para elaborar un best value que triunfe en el mundo? Frente a esta pregunta, Serrano destacó: "No creo que haya un secreto pero sí un increíble grupo de personas que vienen trabajando hace años para lograr una calidad sobresaliente y consistente, a un precio competitivo, que nos permita acercar este terruño a una mayor cantidad de personas en Argentina y en el mundo".
El terroir de Cafayate, clave
"Nuestro Amalaya Malbec 2019 es un vino elaborado con tres varietales, compuesto por 85% Malbec, 10% Tannat y 5% Petit Verdot", explicó el enólogo Jorge Noguera.
"Las uvas provienen de Finca Las Mercedes, ubicada en Cafayate Salta, a 1.770 metros sobre el nivel del mar. Sus suelos son muy profundos y arenosos. Las uvas cultivadas en el desierto de gran altitud enfrentan grandes desafíos, producen una fruta de piel oscura y gruesa, rica en sabor, estas cualidades particulares son las que permiten a Amalaya elaborar vinos únicos y de una calidad sorprendente", agrega el enólogo.
Noguera explica que todo el equipo, incluyendo a los ingenieros agrónomos, le hacen un seguimiento a las uvas "sabiendo desde un principio que serán parte de un blend", cuidando de lograr un vino fresco y de gran intensidad frutal.
Cuando llega el punto exacto que define el equipo de enólogos e ingenieros, las uvas son cosechadas de forma mecánica y trasladadas inmediatamente a la bodega, donde se lleva a cabo el proceso de recepción y posterior encubado y maceración, que ronda los 20 a 25 días. Luego, un 25% del vino tiene paso por barricas usadas, mientras que el 75% restante permanece en tanques de acero inoxidable.
¿Qué vino vas a encontrar cuando lo pruebes?
En iProfesional degustamos el vino y definitivamente hay mucho del ADN de Salta del que hacíamos referencia al comienzo. Arranquemos por su paleta aromática profundísima, con notas de futas rojas sanamente maduras y un juego de especias exóticas que lo lleva a otro nivel. Se percibe el aporte de las otras dos variedades, que detrás de esta intensidad, ofrecen un toque herbal, que le imprime al vino un espíritu fresco.
Hablemos también de su desarrollo en boca: este vino, de paladar pleno, es sustancioso y jugosísimo, con dos cosas interesantes para destacar: sus taninos son firmes pero nunca dejan de ser amables, gran mérito. Además, ofrece un paso graso pero no sucroso. ¿Qué significa esto? Que se vuelve más sedoso en su desarrollo, pero no empalaga ni cansa.
"Todos nuestros vinos provienen únicamente de viñedos propios de gran altitud. Lo que buscamos es poder ofrecer a nuestros consumidores una gran oportunidad para relacionarse con el vino de manera descontractudara y que descubran un terroir único como los Valles Calchaquíes", apuntó Noguera, quien agregó que "es uno de los lugares más interesantes de Argentina y le muestra al mundo los diferentes tipos de suelos, variedades y estilos que posee nuestro país".