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El Malbec en números: por qué es el vino emblema de Argentina

El 17 de abril se celebra el Día Mundial del Malbec. En esta nota, cómo evolucionó hasta convertirse en sinónimo de "vino argentino"
12/04/2020 - 17:03hs
El Malbec en números: por qué es el vino emblema de Argentina

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El Malbec es más argentino y más federal de lo que imaginamos. Si bien. Obviamente, en cada supermercado o vinoteca, esta variedad reina y gobierna en las estanterías, por sobre cualquier otra cepa. Esto es así de norte a sur y de este a oeste.

Pero hablar de su federalización solo por la cantidad de etiquetas en el súper es un reduccionismo.

El Malbec es federal básicamente por sus características agronómicas y enológicas. Un concepto que se puede resumir como "plasticidad", que es, de hecho, uno de los atributos que más destacan los enólogos de esta variedad.

Pero plasticidad no es solo adaptarse a las particularidades del terruño y crecer más o menos bien en casi cualquier lugar del país. Plasticidad también significa que esta variedad refleja, como pocas otras, las cualidades del lugar.

Hay una frase en el mundo del vino que complementa esta idea: "El terroir habla en voz baja". Esto significa que cualquier elemento externo puede tapar esa voz. Un ejemplo clásico es el de la madera: una barrica utilizada sin mucha sensibilidad puede tapar las características del lugar.

Y el Malbec es una de las cepas, si se quiere, que más espacio le da a esa voz baja para que se exprese.

Volvamos a lo federal del Malbec: por estas características que mencionamos, si bien Mendoza y San Juan acaparan más del 91% de todos los viñedos, hoy está presente nada más y nada menos que en 18 provincias.

Además de otras zonas productivas clásicas, como Salta, Jujuy, La Rioja, Catamarca, Córdoba Tucumán y Neuquén, en los últimos años proliferaron viñedos en Chubut, Entre Ríos –que a comienzos del siglo XIX fue un importante polo productivo-, Misiones, La Pampa, Río Negro, San Luis, provincia de Buenos Aires y hasta Santa Fe y Santiago del Estero.

En el caso de Buenos Aires, el INV informa que hay un total de 13 hectáreas. En Villa Gesell, por ejemplo, hay registradas 0,1 hectáreas, lo mismo que en Cañuelas, mientras que en el Partido de la Costa, se contabilizan 0,2 has.

Es decir que, quien vive en Buenos Aires seguramente tenga un viñedo de Malbec más cerca de lo que piensa.

El siguiente gráfico de Wines of Argentina, en la previa al Día Mundial del Malbec, que se celebra cada 17 de abril, refleja cómo se ha federalizado el Malbec:

 

Hace décadas, en la Argentina, nadie o casi nadie pedía un Malbec. Se tomaba "tinto", a lo sumo "Borgoña". Pero no se hablaba de cepas. Es sabido que fueron las bodegas de los Estados Unidos que introdujeron el concepto de "varietalidad".

Y las características de esta cepa en la Argentina se adaptó muy bien al paladar argentino. Si bien su nivel de dulzor obviamente depende de cómo se elabore, es una cepa que, especialmente a comienzos de los 2000, se elaboraba al estilo californiano, con buena madurez y una buena dosis de madera. Esto, en la Argentina, donde se consumen más de 3 kilos de dulce de leche per capital al año, aseguró un estilo de vinos sucrosos, regordetes y dulzones.

Y si bien mucho Malbec ha corrido por debajo del puente en las últimas dos décadas y ahora hay una multiplicidad de estilos, de la mano de decenas de enólogos se han "reconvertido" (le bajaron el pulso a la madera, cosechan más temprano y buscan resaltar la pureza del lugar), la realidad es que el Malbec reina y gobierna.

Según el informe de WOfA, con más de 44.000 hectáreas plantadas en el territorio nacional, el Malbec representa el 38% de las variedades tintas y el 22% de la superficie total cultivada en el país, "convirtiéndose en la variedad más extendida desde el año 2011 y la que más ha aumentado su superficie en los últimos 19 años".

Según la entidad responsable de promocionar el vino argentino en el mundo, en el año 2000 había 16.347 hectáreas, mientras que en la actualidad son cerca de 44.400, lo que implicó un salto del 171%.

 

Y al contrastar la performance del Malbec con el resto de las variedades, su reinado es indiscutible: los viñedos de Cabernet Sauvignon ocupan el segundo lugar con 18.300 hectáreas, con 9% del total. La cepa Syrah está en tercer lugar (6%) y luego las cifras caen considerablemente: Tempranillo, Merlot, Pinot Noir y Cabernet Franc explican apenas entre el 0,6% y el 3% del total.

 

Un reciente informe del Banco Supervielle revela otra particularidad: en los últimos 30 años, la expansión global de superficie plantada fue de apenas 0,4% anual. Sin embargo, las variedades tintas crecieron al 2,8% y el Malbec al 5,4% anual, "una prueba clara de su performance empujada por el redescubrimiento que hubo a nivel mundial y la mejora productiva que lo tuvo como principal actor", señalaron.

En cuanto a cómo fue la variación de cada cepa, el informe resalta que la preferencia por variedades se puede advertir en la variación de superficie que ocurrió a partir de 1990: mientras que un conjunto reducido de 11 variedades aumentaron la ocupación de las zonas vitivinícolas en casi 78.000 hectáreas –movimiento liderado por el Malbec-, hubo una reducción del resto de más de 140 variedades en más de 76.000 hectáreas.

De hecho, el Malbec explicó el 40% de esa expansión. Variedad seguida por el Cabernet Sauvignon, Syrah, Bonarda, Chardonnay, Merlot, Sauvignon Blanc, Pinot Noir, Cabernet Franc y Tannat.

Despegue internacional

"El Malbec refleja lo mejor de nuestra cultura y personalidad; es tan argentino como el tango, el fútbol, las empanadas y el asado. Su éxito internacional lo convirtió en un fenómeno de alcance global, acercando también nuestra pasión y calidez al mundo entero. Estamos convencidos de que, lejos de estar agotado, el Malbec Argentino está más vigente que nunca", asegura Alberto Arizu, presidente de Wines of Argentina.

Si bien año tras año se debate sobre el futuro del Malbec y los desafíos que tiene por delante para seguir conquistando paladares, especialmente luego del boom que lo catapultó a partir del 2005-2006, la realidad es que el Malbec explica el grueso de las exportaciones argentinas de vinos.

El año pasado hubo 520 establecimientos que despacharon vino argentino hacia el mundo, también según el INV. Esta cifra es un 27% superior a los 409 que se habían registrado el año previo. Y casi 5 de cada 10 litros que se enviaron al exterior, considerando todas las categorías, correspondieron a la variedad Malbec, que sigue ratificando que es la cepa emblema por excelencia.

Según WOfA, 124 países importaron Malbec argentino, que generó negocios por u$s327 millones durante 2019.

 

En cuanto a los países que lideraron las importaciones, al tope figuran Estados Unidos, con 26 millones de litros; Reino Unido (14,9 millones de litros) y Brasil (6,6 millones de litros).

 

"La realidad es que Argentina sigue apostando al desarrollo de sus exportaciones respetando su gran bandera, que es el Malbec", afirma Mario Giordano, gerente de WOfA.

Pero también, según explica, "estamos apostando a la gran diversidad de suelos y climas, yendo de norte a sur, desde viñedos de más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, como hay en Jujuy, hasta las zonas más australes de la Patagonia, además de las marítimas", enumera.

Este año, el 17 de abril, la Argentina y el mundo volverán a celebrar un nuevo Día Mundial del Malbec. Y el concepto que eligió WOfA para homenajear a la cepa emblema es "Malbec Argentino, ¡Me Gusta!", ya que –explicaron desde la entidad- "sintetiza la experiencia de quienes lo eligen y descubren en él mucho más que un vino".

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