Alerta por el cambio climático: así se verá alterado el negocio del vino a nivel mundial
El mundo está ante un enorme desafío: el cambio climático. Y la industria del vino en su conjunto, incluyendo a los consumidores, deberá enfrentar los cambios que ya se están produciendo y que están trayendo consecuencias que redefinirán completamente el negocio.
La conclusión a la que se llegó en el ProWein Media Sumit 2019, organizado por ProWein y expertos de la Universidad de Geisenheim, en Alemania, es que toda la industria deberá trabajar de manera proactiva y en forma conjunta ante los cambios que se avecinan, como consecuencia del incremento de la temperatura a nivel global.
Esto incluye numerosos desafíos, tales como la búsqueda de variedades más resistentes al calor y a la falta de agua; inversiones más fuertes en tecnología; cambios en las prácticas agronómicas y enológicas y la búsqueda de nuevas áreas, especialmente en altura, donde se puedan obtener vinos más frescos y con bajos niveles de alcohol, en línea con la demanda actual de los consumidores. Esto, claro, en detrimento de otras zonas a nivel mundial que dejarán de ser óptimas para la producción vitivinícola.
En un escenario muy optimista, según plantó Hervé Hannin, director de Desarrollo del Instituto de Estudios Avanzados de la Viña y el Vino de Montpellie, la temperatura global se incrementará 2 grados en promedio para el 2050, si bien los expertos trabajan con escenarios más extremos.
Igualmente, ya ese pequeño salto en el termómetro implicará un mayor requerimiento de agua por parte de los viñedos, con un crecimiento en el número de eventos climáticos extremos y graves problemas en aquellas zonas productoras más cálidas, donde los vinos irán perdiendo frescura y sufrirán problemas en la maduración fenólica por exceso de calor, además de volverse mucho más alcohólicos.
Pero el problema del cambio climático no tiene que ver únicamente con lo que sucederá. El cambio climático es una realidad y ya está golpeando a esta como a otras ramas de actividad.
Durante el seminario, ProWein presentó su Business Report 2019 sobre Cambio Climático, realizado por la Universidad de Geisenheim a través del aporte de más de 1.700 expertos de la industria, provenientes de 46 países.
"La industria y todas las naciones deben cambiar su mentalidad, pero especialmente la industria de vinos y bebidas espirituosas, que tiene la posibilidad de posicionarse como pionera", planteó Bastian Mingers, global head Wine & Spirits y director ProWein de Messe Düsseldorf GmbH, quien agregó que esto será clave "para asegurar su éxito económico a futuro".
"La encuesta realizada muestra que hay mucho en juego para la industria del vino, que hoy enfrenta los desafíos del cambio climático", afirmó luego Hans Schultz, presidente de la Universidad Geisenheim.
"Las uvas y el vino están muy vinculados con este tema. Estamos en nuestro pequeño mundo pensando en el vino pero afuera hay un tema apremiante. Cada productor y cada país tienen un desafío muy grande por delante", advirtió Schultz.
Sin embargo, como se planteó, los cambios ya se vienen dando, y están sucediendo a un ritmo acelerado. Claudia Kammann, profesora especializada en cambio climático de la Universidad de Geisenheim, alertó que en la región alemana de Eltville, enfocada principalmente en la producción de Riesling, "hubo cambios muy fuertes en los últimos 60 años debido a la temperatura".
En 1955, por ejemplo, la fecha de brotación se iniciaba cerca del 7 de mayo. Ahora, la fecha se adelantó al 20 de abril, con fechas extremas como en 2015, cuando la brotación se dio el 7 de abril. Es decir, un mes antes.
La experta citó otro ejemplo clave: en esa misma región, entre 1720 y 1987 hubo una cosecha temprana cada 67 años; mientras que entre 1988 y 2018, este evento se dio cada menos de 4 años.
"Tendremos 3 grados más, en promedio, al final del siglo, lo que implica un clima totalmente diferente al que tenemos ahora. Pero el cambio climático no es una cuestión sobre el futuro. Esto no se va a detener incluso si llegáramos a limitar hoy la emisión de gases efecto invernadero", recalcó.
Un tema que se impone en la agenda
Durante la presentación del reporte, seminario del que participó iProfesional, de la mano de AHK Argentina (Cámara de Industria y Comercio Argentino-Alemana), Simone Loose, experta de la Universidad de Geisenheim, advirtió que el cambio climático ya se ubica en el top 3 de las principales preocupaciones de la industria, por detrás de temas como la carga impositiva y el avance de la economía internacional.
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Analizando más en profundidad esta variable, encontraron que el 92% de las pequeñas bodegas y casi el 90% de las cooperativas ya sintieron los efectos del cambio climático en los últimos cinco años. El porcentaje baja el 75% para las grandes bodegas.
"Sin dudas los pequeños productores son los que más están sufriendo las consecuencias. Básicamente porque no pueden mover su viñedo a otra parte. Están anclados a la propiedad y no tienen las espaldas financieras como los grandes establecimientos", planteó Loose.
Según el reporte, en los últimos cinco años, casi 6 de cada 10 productores experimentaron una reducción de los rendimientos debido a factores climáticos.
Además, el 50% sufrió problemas como el estrés hídrico por escasez de agua, mientras que un 46% advirtió que notó una reducción de la ventana de cosecha por la maduración acelerada de las uvas, ocasionando además un problema logístico para productores y bodegas.
En paralelo, frente a esta serie de problemas, un 22% de los productores ya tuvieron la necesidad de apelar a otras variedades de uvas más resistentes.
Cambia el estilo de los vinos
Pocos saldrán indemnes: las consecuencias "afectan a todos los actores de la cadena de valor del vino", advierte el reporte de ProWein.
"Las empresas, en la primera parte de la cadena de valor han amortiguado hasta ahora la mayoría de los impactos. En el futuro, sin embargo, estos efectos los sentirán con mayor fuerza los vendedores y también los consumidores. Además de los productores, las bodegas que compran uvas y vino a granel, así como los exportadores y los intermediarios, que también se verán afectados por riesgos asociados a la creciente volatilidad de precios, cantidades y calidad de los vinos", agrega el reporte.
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"Esto es importante porque se hace cada vez más difícil lograr vinos consistentes a través del tiempo para los consumidores. El retail exige vinos que sea consistentes año tras año y el cambio climático juega en contra de esta variable", según la experta.
Cuando se les preguntó para la encuesta si en los últimos cinco años habían notado cambios en las características sensoriales de los vinos, el 45% de las grandes bodegas respondió de manera afirmativa, mientras que entre los pequeños establecimientos ese nivel se redujo al 34%. Sin embargo, en el retail la proporción fue muy elevada: 55%.
Esto implica un gran desafío para las bodegas, según Loose: "Con el incremento de la temperatura, los consumidores van a estar más reticentes a consumir vinos con 15 grados de alcohol. Además, hoy se buscan vinos más frescos y bebibles".
Así las cosas, consideró que "las bodegas están ante un doble problema: no solo tienen el desafío de enfrentar el cambio climático sino que se deben adaptar a este nuevo estilo cada vez más demandado" de vinos frescos y ligeros.
En este contexto, el consenso al que llegaron los expertos es que hay que realizar un abordaje integral para enfrentar la etapa que viene.
Entre las alternativas que mencionan figuran la inversión en tecnología, para reducir la utilización de agua y energía; la implementación de nuevas variedades de uva, más resistentes a los eventos climáticos, lo que a su vez obligará, en muchos casos, a flexibilizar las apelaciones geográficas; cambios en el manejo agronómico, con especial énfasis en la canopia; implementación de sistema de riego por goteo, en zonas donde todavía no se utiliza, y un diálogo más fluido entre bodegas y universidades e investigadores para intercambiar experiencias y encontrar alternativas adaptadas a la realidad de cada terroir.
Otra tendencia que se viene es la búsqueda de nuevas zonas que posibiliten el desarrollo de vides en condiciones óptimas por las próximas décadas. Esto ya se observa en varias partes del mundo, donde año a año se establecen viñedos a mayor altitud.
En este contexto, Hervé Hennin contó la experiencia que vienen desarrollando en Francia, donde organizaron grupos de trabajo con miembros de toda la cadena de la industria y en la que se discutieron más de 2.000 propuestas para mitigar los efectos del cambio climático. De ese total se llegó a una estrategia basada en ocho puntos principales, que incluyen desde la utilización de variedades más resistentes hasta la difusión de viticultura de precisión.
El objetivo, según el experto, es lanzar este programa de manera oficial en febrero de 2020, con el apoyo del gobierno de ese país.