Wine tips: vinos ideales para transitar el camino desde los blancos dulces a los tintos
El vino es un gusto adquirido.
Por algo las bodegas, en este último tiempo, han ido enfocándose en las necesidades del público más joven, debiendo reorientar el estilo de elaboración hacia ejemplares menos tánicos, más ligeros y, en muchos casos, con un pulso más dulzón.
La transición hacia el mundo de los vinos tintos para muchos no es un camino fácil.
Más allá de la mayor o menor ductilidad de algunos paladares a la hora de encontrar diferencias entre un vino de baja gama y uno de alta calidad, lo cierto es que muchos de los consumidores que recién se inician en este mundo encuentran difícil asimilar y hasta disfrutar de variables esenciales de algunos tintos como son la acidez y la tanicidad.
Es común escucha frases como que un vino tinto “pica” de boca de alguien que recién se está iniciando. Y en algún punto, hasta es lógico esperar que algo que para muchos debería arrojar sensaciones agradables termine transformándose en una experiencia para el olvido.
El paladar, en algunas personas, no funciona como un switch, preparado para cambiar el impacto de sensaciones como astringencia y mordiente acidez de algo negativo a algo positivo.
Por eso, si uno pretende acompañar a alguien en la transición desde los vinos dulces –generalmente blancos- al universo de los tintos, no es buena la presión o la ansiedad.
Muchas veces, saltar etapas y avanzar directo y sin anestesia hacia un corte cafayatense, con base de Tannat y 24 meses de paso por barricas, puede ser una experiencia realmente intimidante. Y es probable que ese vino que para muchos es un elixir, termine siendo un paso fallido para alguien sin muchas horas de vuelo en este universo. Y, como señalamos antes, es lógico y está bien que sea así.
Lo mismo puede suceder con algunos ejemplares tintos de Gualtallary, tan ligeros algunos, pero tan mordientes y filosos, que dejarán los paladares sensibles en un estado de shock.
Por eso, antes de avanzar en la ruta del vino o antes de ayudar a iniciar a otro esta aventura, algunos tips básicos que serán fundamentales para no fallar en el intento:
-Blancos untuosos
Si se viene del terreno de los blancos dulces, ideal seguir insistiendo con los blancos, pero bajándoleel pulso al nivel de dulzor.
En este sentido, son ideales los blancos con base de Chardonnay, que poseen una acidez natural menor a la de otras variedades, como el Sauvignon Blanc.
Si a esta variable se suma el complemento de la madera, entonces se dará con un vino de perfil bastante unutuoso, con una frescura equilibrada, posiblemente una sana madurez –que redunde en notas de frutas tropicales- y una barrica que aportará aromas de especias dulces o, directamente, trazos que recuerden a la vainilla.
Se sabe que la tendencia es ir hacia la “desmaderización” de los vinos, incluidos los blancos, pero este estilo podrá ser el primer escalón en el inicio hacia los vinos tintos.
En este grupo recomendamos dos opciones:
Terrazas Reserva Chardonnay 2014 – Bodega Terrazas de los Andes – Precio sugerido: $185
Con el tiempo, este blanco dejó un poco su traje ampuloso, marcado por la barrica, para ganar en elegancia y sobriedad. Pero no reniega de su ADN y hoy entrega una reinterpretación de lo que es un blanco con madera. A partir de este concepto, la bodega ofrece un Chardonnay de nariz tropical, madura, con notas de frutos secos y vainilla. En su avance se muestra amplio, caudaloso, de gran volumen. Su acidez es correcta y su final es largo, bien largo, dominado por la fruta blanca madura.
Mythic Gran Reserva Blanc de blancs 2013 – Bodega Mythic Estate – Precio sugerido: $250
A partir de un blend de Chardonnay y Viognier consigue un blanco de aromática elegante y equilibrada, donde se perciben notas de fruta madura con trazos cítricos que aportan frescura. Los suaves toques tostados y un vago recuerdo a vainilla complejizan la paleta. Al paladar se presenta como un vino envolvente pero que manifiesta ese pulso un poco más estridente de los blancos actuales. La acidez lo nutre con algo de nervio y, al no haber exceso de madera, contribuye a hacerlo más ágil. Su medio de boca, con algo de fruta y vainilla, permanecerá presente un buen tiempo.
-Rosados amables
En esta segunda escala desde los blancos dulces hacia los tintos, un paso previo importante son los rosados. En estos ejemplares es común que empiece a jugar un rol un poco más preponderante la acidez, al tiempo que ayuda a acostumbrar al paladar algo de su etérea tanicidad.
Importante, entre las primeras opciones, elegir ejemplares con una frescura equilibrada y no demasiado secos. Una leve untuosidad ayudará a hacerlos más bebibles.
En este grupo sugerimos dos etiquetas:
Pampa Mía Rosado de Cabernet Franc 2016 – Bodega del Desierto – Precio sugerido: $140
Se trata de un rosado cuya aromática está dominada por las frutas rojas frescas y nítidas. Suma además un recuerdo ligero a pimienta rosa, como si hubieran quedado unos granos en el fondo de un frasco. En boca ofrece buen cuerpo y algo de amplitud, presentándose ligeramente oleoso. De perfil intermedio entre los rosados secos y los apenitas dulzones. Detalle: viene en botella de 500 cm3.
Vicentín Blanc de Malbec 2015 - Bodega Vicentin Family Wines - Precio sugerido: $169
Vendimia tras vendimia, este ejemplar ganó en elegancia. En esencia, es una cepa tinta elaborada a la manera de un blanco, pero que da como resultado un rosado diferente. Para quienes no estén acostumbrados a este Malbec elaborado como un blanco, cabe recordar que las primeras añadas eran bien explosivas, con notas abundantes de fruta roja. Ahora su paleta es más elegante, si bien conserva esos aromas a ensalada de frutas, acompañados por aromas florales y toques de barrica bien integrados. En boca muestra buen volumen y peso, apenas oleoso, con un intenso recuerdo tropical y suaves dejos tostados. Si bien no es denso, tampoco se lo puede definir como un ejemplar fresco y filoso.
-Tintos suaves y ligeros
Ya acostumbrado el paladar a la suave sensación tánica, a vinos de estilo más seco y de mayor volumen, en algunos casos con un suave aporte de la madera, entonces será un momento para salir de la zona de confort y avanzar hacia el mundo de los tintos.
Y una puerta realmente grande para ingresar de manera cómoda y con mucha elegancia, es el Pinot Noir.
Se trata de una cepa que suele entregar ejemplares dóciles, amables, de estructura más bien ligera y –si no son excesivamente complejos- con una paleta dominada por agradables notas de frutas rojas.
Dos ejemplares que cumplen a la perfección con este estilo son:
Malma Reserva de Familia Pinot Noir 2013 – Bodega Malma – Precio sugerido: $200
¿Qué ofrece?: elegante Pinot Noir que se define por su fruta roja fresca, que se anticipa crujiente, con una nota terrosa suave a pero no demasiado profunda. Está presente la tipicidad, pero es un Pinot Noir “civilizado”. La madera, inteligentemente integrada, va por el camino seguro, entregando notas de vainilla. En boca se palpa la variedad: tiene su esperado paso lábil y taninos delicados. Su recorrido es armonioso, de punta a punta. Bien bebible y para paladares universales.
Altocedro Año Cero Pinot Noir 2014 – Bodega Altocedro – Precio sugerido: $260
Desde La Consulta, la bodega entrega un ejemplar de colores tenues y reflejos lábiles. En nariz, este ejemplar se luce con claros y definidos aromas a jalea de frutillas, con suaves aromas terrosos. Su paleta es puro equilibrio y no hay aromas demasiado ampulosos o exóticos. Sí hay elegancia. En el paladar exhibe una sedosidad extrema, con un pulso delicado, apenas oleoso y un recuerdo prolongado de frutas rojas crujientes.
Como último tip, vale decir que, independientemente de los gustos y estilos, un punto central a la hora de disfrutar de un vino, es darle y darse tiempo.
La ansiedad es el mayor enemigo y es la principal barrera a vencer cuando se intenta atravesar un mundo tan simple, subjetivo y lúdico como es el vino.
© Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]