Un día en la Isla Martín García: naturaleza e historia, a pocos kilómetros de Buenos Aires
A solo 60 kilómetros de la costa de Buenos Aires, en el cruce de los ríos de La Plata y Uruguay, se encuentra un pequeño paraíso escondido entre aguas: la Isla Martín García. Si bien no es un destino que encabece las listas de los turistas más habituales, este rincón de la provincia de Buenos Aires, cargado de naturaleza e historia con un aire de misterio, resulta ser una escapada ideal para quienes buscan desconectarse de la rutina citadina y descubrir un pedazo de Argentina lleno de secretos.
La isla, que se extiende por apenas 1.84 kilómetros cuadrados, tiene una mezcla fascinante de elementos que la convierten en un destino único. Desde su Reserva Natural hasta las huellas de su pasado como prisión y el faro que la vigila, cada rincón de la isla cuenta una historia propia. Y lo mejor es que todo está a la vuelta de la esquina, solo a unas horas de navegación desde el Puerto de Tigre o de Puerto Madero, en la Ciudad de Buenos Aires.
El acceso más común es desde Tigre y existen empresas turísticas que organizan excursiones completas que incluyen no solo el viaje en lancha, sino también almuerzo, guías y actividades adicionales. Citivatis ofrece paquetes desde $70.000 por persona, que incluyen el viaje en barco, guía, comida y bebidas. Los menores hasta seis años pagan desde $42.000, y los menores de 3 años viajan sin cargo. Sturla también ofrecen paquetes completos, con precios que van desde $94.500 para adultos y $66.000 para menores desde Tigre. También hay salidas desde Puerto Madero con precios que alcanzan los $105.000, con descuentos para menores de 6 años.
Otra opción es llegar a la isla con embarcación propia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que se trata de una reserva natural, por lo que el desembarco está permitido solo en áreas habilitadas.
Qué hacer y qué ver en la Isla Martín García
La isla es un verdadero tesoro tanto natural como histórico. En 1998 fue declarada Reserva Natural Provincial de Uso Múltiple. En sus senderos, laguna y costas podrás observar una impresionante variedad de flora y fauna autóctona, como el ceibo, el laurel criollo y coronillos.
Además, más de 250 especies de aves habitan la isla, entre las que se encuentran picaflor, teros, gavilanes y garzas. Ocasionalmente, se pueden avistar reptiles como lagartos y lagartijas, así como carpinchos, ciervos de pantano y la temible víbora Yarará.
Para los más activos, la isla ofrece alquiler de bicicletas y kayaks, ideales para recorrer su perímetro y explorar sus costas y senderos. Andar en bicicleta por sus caminos de tierra es una forma relajante y divertida de disfrutar el paisaje. En tanto, el kayak permite observar la isla desde una perspectiva completamente distinta, rodeado por las tranquilas aguas del río.
Pero la Isla Martín García no es solo un refugio natural; también es un lugar cargado de historia. Durante siglos, fue escenario de acontecimientos clave en la política argentina. Entre 1755 y 1962 funcionó como un penal de máxima seguridad conocido como la Prisión Isla Martín García, elegida una y otra vez para confinar figuras políticas que ejercieron el poder, convirtiéndola en una prisión de presidentes.
En 1930, luego del golpe de Estado, fue confinado Hipólito Yrigoyen; años más tarde, el expresidente Marcelo Torcuato de Alvear también pasó por sus rejas. En 1945, Juan Domingo Perón fue encarcelado allí, y en 1962, fue el turno de Arturo Frondizi. Las ruinas del presidio aún se pueden visitar, al igual que los restos de un lazareto, fortificaciones, un teatro y un faro histórico que ha vigilado el río desde 1898.
Uno de los puntos más fascinantes de la isla es el cementerio, creado por Domingo Faustino Sarmiento para trasladar allí a las víctimas de la epidemia de fiebre amarilla que asoló Buenos Aires a principios de 1870. Lo más curioso y lo que lo hace especialmente reconocido es la particularidad de sus cruces, todas están torcidas. Esta característica única alimentó numerosas leyendas y especulaciones a lo largo de los años, y muchos creen que las cruces torcidas son una representación simbólica de la tragedia y el sufrimiento que vivieron los habitantes de la isla en ese período.
También están el faro, el barrio chino y la casa que habitó el poeta Rubén Darío y en la que escribió La Marcha triunfal, su poema más famoso
A pesar de su tamaño reducido, la isla cuenta con un pequeño pueblo que lleva el mismo nombre que la isla. Martín García llegó a tener una población aproximada de 4.500 habitantes, pero con el paso de los años, esta población fue disminuyendo. Hoy en día, según datos de 2008, la isla tiene menos de 200 habitantes, con unas 50 familias establecidas.
En cuanto a la gastronomía, los visitantes podrán disfrutar de platos típicos en los restaurantes locales, con el pescado del río como protagonista. Pero uno de los lugares más emblemáticos es la panadería Rocío, famosa por su Pan Dulce. Este pan dulce se hizo muy popular en los años 90, ya que se convirtió en una de las debilidades del entonces presidente Carlos Menem. Este pan dulce, que se elabora de manera orgánica y sin aditivos, ahora presenta una versión moderna, con chips de chocolate y almendras caramelizadas. Es el souvenir perfecto para llevarse de la isla y recordar su visita.
Para aquellos que deseen prolongar su visita, hay varias opciones de alojamiento. Aunque el único hotel de la isla está cerrado temporalmente, existen otras alternativas. El hostal es una opción popular para quienes buscan una experiencia más sencilla, y el camping es perfecto para quienes disfrutan del contacto directo con la naturaleza.
Visitar la Isla Martín García es sumergirse en un microcosmos de naturaleza e historia. Si bien es un destino ideal para quienes buscan una escapada tranquila, alejada del bullicio urbano, es importante tomar algunas precauciones. Es recomendable llevar calzado cómodo para caminar por los senderos de tierra y aprovechar al máximo la Reserva Natural. Se aconseja llevar agua y protector solar, ya que las caminatas por la isla pueden ser largas y el sol puede ser fuerte, sobre todo en los meses más calurosos. Además, no se olvide de llevar repelente de insectos, especialmente durante la temporada de verano, ya que la isla es hogar de varios mosquitos.