El exclusivo restaurante escondido en el Hipódromo que propone tragos, exquisitos platos y baile sobre las mesas
Si estás buscando algo completamente diferente a cenar en una parrilla, de las cuales hay muchas en Buenos Aires, hay un restaurante escondido en el Hipódromo de Buenos Aires que propone algo totalmente distinto.
La cena se desarrolla tranquila en el salón principal de Bagatelle hasta que repentinamente las luces bajan, la música sube y dos mozos de veintipocos años entran en el salón, uno sobre los hombros del otro con una botella de champagne en la mano y una bengala en la otra. Con el correr de la noche, esto se repetirá varias veces: es el ritual obligado para las mesas que pidan un champagne francés, nada de sutilezas para quien esté dispuesto a desembolsar entre $15.900 que sale un Mumm Cordon Rouge y los $74.000 del Dom Pérignon Luminous Label).
Las mesas que más gasten tendrán un reconocimiento especial, con camareros y camareras que ingresarán disfrazados dispuestos a homenajear a los comensales. Mientras tanto, hasta las 23 la iluminación del salón será tenue pero dejará ver los platos, la música permitirá la conversación y el clima general será agradable como el que se puede esperar de un buen restaurante.
Después de esa hora, la noche se pica, el DJ levanta el volumen y se arma la fiesta. Primero hay cierta timidez en el ambiente, la gente comienza a levantarse de sus mesas, agarra la copa y tímidamente marca el ritmo de la música. Pero la mesura dura poco, en cuanto los más atrevidos empiezan a bailar, se para el salón entero y ahí se declara el inicio de la noche.
Lo curioso es cómo los mozos se unen al festejo y mientras sirven copas y se sacan selfies con los comensales también se suman al baile que no se limita a los pasillos del salón sino que se extiende a las sillas y, en algunos casos, a las mesas. El dress code es informal pero se suelen ver algunas lentejuelas, vestidos largos y tacos altos, definitivamente no es un lugar para ir en ojotas o zapatillas gastadas, las miradas de reprobación pueden ser letales.
La historia de Bagatelle
Bagatelle nació en Nueva York de la mano de dos franceses, el éxito fue inmediato y abrieron nuevos locales en Los Cabos, Saint Tropéz, Londres, St. Barths, Tulum, Río de Janeiro, San Pablo, Dubái y Bahrain, entre otras ciudades que se caracterizan por su vida nocturna.
En Buenos Aires, el restaurante está ubicado en el Hipódromo de Buenos Aires, medio escondido y lejos de la mirada indiscreta de cualquiera que no sepa que allí pasan cosas. Su público es variado, desde políticos y empresarios hasta deportistas y gente joven, que recién araña los 30 y quiere pasar una noche diferente. Sin carnaval carioca pero con algunos disfraces (Slash, La Mujer Maravilla y Napoleón pican en punta), Bagatelle propone una velada que por momentos se asemeja a una suerte de carnaval veneciano (hay algunas máscaras dando vueltas) y que puede extenderse hasta la madrugada.
Cómo es el menú de Bagatelle
Además de vinos franceses y nacionales, champagnes y espumantes y una buena barra de tragos de autor, La Bagatelle cuenta con un menú diseñado por el chef Julián del Pino.
Los platos de inspiración mediterránea buscan ese cruce de productos locales con un toque francés y el resultado está a la altura de la propuesta. Uno de los más populares es la clásica pizza de trufa, característica de Bagatelle en el mundo; también hay un tartar de atún con guacamole, vinagreta de jalapeños y chips de batata, y unos langostinos salteados con tartar de kiwi y ananá, sopa de sandía y vodka.
Entre los principales, el asado braseado con hongos y papines y el cordero en jugo de cocción con gnocchi de queso de búfala son los destacados pero seguidos de cerca por el risotto de frutos de mar y el salmón grillado con hummus, ensalada griega y yogurt especiado. Para el postre se impone el nougatine helado con sopa de chocolate belga y Cointreau o los duraznos caramelizados con crema de tomillo.
Todos los detalles están cuidados en Bagatelle, los cócteles se sirven en una delicada cristalería de Natchmann, Spiegelau y Chef&Sommelier; los cuadros del salón fueron seleccionados por el muralista Alfredo Segatori, se renuevan cada seis meses y están a la venta.
La música está a cargo de reconocidos DJs residentes como Pico Bussoli, Agustín Chesko y Choppe Dávila. Los jueves, viernes y sábados a partir de las 20:30 pasan música lounge para pasar luego al Deep, Afro y Organic House, y culminar la noche "bien arriba" con remixes clásicos y hits actuales del House y Electro Pop.