Condenan a 20 años de cárcel a un "cracker" que robó datos de tarjetas
Un joven estadounidense acusado de haber pirateado millones de tarjetas de crédito fue condenado este jueves a 20 años de prisión por un tribunal federal de la ciudad estadounidense de Boston.
Albert González, de 28 años, hijo de cubanos afincado en Miami (Florida), que se había declarado culpable en septiembre, se enfrentaba a entre 17 y 25 años de cárcel.
El joven "cracker" (término en inglés que alude a los "hackers" o piratas informáticos malintecionados) fue inculpado por complot, fraude informático y robo de identidad. El viernes deberá comparecer de nuevo ante el tribunal por otros casos de pirateo relacionados con una cadena de restaurantes de Nueva Jersey. En total, habría robado los datos de más de 130 millones de tarjetas bancarias desde 2006.
"Se trata del caso más importante de robo informático de la historia de EE.UU.", declaró la juez Patti Saris al condenarle a 20 años de cárcel. "Pese a que muestra remordimientos y ha devuelto un millón de dólares que había escondido en el jardín de sus padres, debo lanzar un mensaje, dado el enorme costo de su delito", añadió.
Antes de escuchar el veredicto, el acusado ha tomado la palabra. "Soy culpable. Mi curiosidad y mi subyugación [a la informática] me han llevado a traicionar a mis padres y a utilizar su casa", dijo. "Querría pedir perdón e indulgencia", añadió.
Albert González permaneció impasible al escuchar la sentencia, mientras sus padres lloraban en silencio.
El fiscal Stephen Heymann rechazó el argumento de la defensa que afirmaba que el acusado sufría síndrome de Asperger, una forma de autismo.
"Los expertos no han encontrado señal de Asperger", añadió. Su conducta compulsiva no tiene nada que ver con un problema mental. Se trata de un gran plan a largo plazo", subrayó. "Este caso es completamente aparte, se trata de un fraude y usurpación de identidad que ha causado inmensas pérdidas a un número muy importante de personas", sostuvo.
A comienzos de 2006, el "cracker" y sus cómplices (dos personas de nacionalidad rusa) "inventaron un medio sofisticado" para infiltrarse en las redes de los supermercados y organismos financieros para robar las coordenadas bancarias de sus clientes.
A continuación, las enviaban a servidores que operaban en varios estados estadounidenses, así como a los Países Bajos y Ucrania. Los piratas informáticos habían encontrado el modo de borrar su rastro en los sistemas informáticos pirateados. Los piratas utilizaban una técnica que permite acceder a las redes informáticas deseadas sorteando el cortafuegos.
Durante el proceso, González ha aceptado devolver a sus víctimas —mediante la confiscación de bienes— lo robado, "más de u$s2,7 millones" que había utilizado para comprar un apartamento en Miami, un BMW, un solitario comprado en la joyería Tiffany y varios Rolex. Reunió un millón de dólares en efectivo que había enterrado en el jardín de sus padres.
© iProfesional.com