Nuevo "apriete" de Elon Musk a las empresas en Twitter: esta es su nueva amenaza
El empresario estadounidense Elon Musk trata de recuperar los 44.000 millones de dólares que costó la compra de Twitter. Para ello aranceló funciones y apartados que eran gratuitos y creó nuevos para conseguir ingresos desde otras fuentes. Uno de ellos fue el cobro para verificar la cuenta.
La verificación en redes sociales es un instrumento importante, sobre todo para cuentas oficiales de personas famosas, gobiernos y empresas, porque identifica cuando se trata de un perfil legítimo o no.
Musk se mantuvo firme con su decisión de arancelar esta verificación. Millones de usuarios se mostraron en contra, pero cuando cientos de perfiles fueron suplantados, en especial las empresas no vieron otra opción que contratar la verificación.
La tilde de verificación cuesta 8 dólares al mes para el vulgo, pero en el caso de las empresas llega a 1.000 dólares, con un identificativo dorado. Sin embargo, el diario estadouniodense The Wall Street Journal reveló que Musk quiere más.
El medio informó que Twitter envió un mensaje por correo electrónico a empresas de los EE. UU. y el Reino Unido donde advirtió que si además de la mensualidad por el verificado, no gastan más de 1.000 dólares en anuncios, perderán la verificación.
La nueva norma se comenzará a aplicar a partir del 7 de agosto y a partir de entonces aquellas compañías que no hayan gastado 1.000 dólares en publicidad en los últimos 30 días o 6.000 dólares en los últimos 180 días, sus cuentas dejarán de estar verificadas.
Eso significa que como mínimo para mantener esta verificación dorada las compañías tendrán que pagar a Twitter unos 2.000 dólares mensuales. Hace menos de dos años esto era gratuito.
Twitter quiere que la publicidad sea uno de sus cimientos. Linda Yaccarino, la sucesora de Musk como directora general ejecutiva de la compañía, es una experta en esta materia ya que fue jefa de ventas para la cadena televisiva NBC Universal.
¿Twitter cerca de la bancarrota?
Desde que tomó el control de Twitter, gracias a una deuda de 13.000 millones de dólares con bancos de inversión, el empresario Elon Musk trata de generar ingresos con ideas cada vez más desesperadas. Damion Schubert, directivo del estudio de videojuegos Boss Fight, recopiló en su perfil en Twitter evidencias de que "Twitter está en bancarrota". El propio Musk dijo en la red social que tiene problemas de flujo de caja debido a la pérdida de anunciantes y la enorme deuda que arrastra.
La primera medida de Musk al frente de Twitter fue el despido masivo de empleados, y pasó de una plantilla de 7.500 a unos 1.500. Hoy se enfrenta a una demanda colectiva de 500 millones de dólares en indemnizaciones por despido. Los extrabajadores de Twitter demandan a Musk de infringir la ley de seguridad de ingresos de jubilación de los empleados, al no abonar las indemnizaciones prometidas en el paquete de prestaciones.
Con una plantilla reducida al 80%, la siguiente intentona de Musk viró hacia las oficinas de Twitter en la ciudad californiana de San Francisco. Mientras trataba de renegociar unos contratos de alquiler más favorables, el magnate decidió dejar de pagar a las inmobiliarias, según informó el diario The New York Times. Para hacer frente a estos costos, dio subastar materiales de sus propias oficinas de Twitter.
El objetivo de Musk para generar ingresos adicionales y no depender solo de la publicidad era crear un modelo de suscripción. Por ocho dólares al mes, los suscriptores gozarían del tilde azul y mayor visibilidad. Sin embargo, Twitter Blue no logró más de 400 suscriptores en sus primeras 24 horas.
Los manotazos de ahogado de Elon Musk
Como no funcionó mediante ventajas a los suscriptores, probó con desventajas para los no suscritos. Entre otras medidas, limitar el número de tuits que se podían leer y restringir el acceso a TweetDeck, que también se volvió arancelado.
Ante el aluvión de críticas, Twitter explicó que las medidas eran necesarias debido a la mala fe de los creadores de aplicaciones de inteligencia artificial. Estas rastrean y almacenan millones y millones de datos disponibles en Internet, lo que supuestamente dispara los costos de infraestructura de Twitter.
Los ingresos de Twitter seguían dependiendo en un 90% de la publicidad. Desde octubre, el 50% de las agencias abandonó la plataforma. En parte, por el descenso de usuarios activos de Twitter: una caída del 18% desde la llegada de Musk, según datos de la empresa SimilarWeb.
También cayó la facturación de publicidad por la pérdida de confianza y la aceptación de discursos de odio en la plataforma. El despido de los ejecutivos de publicidad con los que las agencias tenían contacto se ha traducido en una falta de cercanía y confianza, agravada por la percepción de que el todo vale ha convertido Twitter en un espacio inseguro para algunas comunidades.
En un lugar donde la gente puede publicar discursos racistas, sexistas o dañinos sin mayores consecuencias, las grandes empresas no quieren poner en peligro lo que denominan "seguridad de marca" asociándose a contenidos ofensivos.
Taylor Lorenz, periodista del diario The Washington Post, publicó una investigación sobre algunas cuentas verificadas afines al CEO de Tesla, qjuienes compartían tuits con recibos de cheques de 25.000 dólares por publicar anuncios en las respuestas de los mensajes de otras cuentas verificadas.
En realidad, se trataba de un cebo para conseguir más suscriptores, y estos cheques no se entregaban por el número de anuncios publicados, sino que se extendían a dedo.
Entre los elegidos, la mayoría eran cuentas de influyentes de extrema derecha contra grupos minoritarios. El efecto fue negativo, tanto para los anunciantes como para los suscriptores, que vieron cómo Twitter Blue se convertía en realidad en un negocio de publicidad encubierta.