¿Cómo se gestiona la propiedad intelectual en activos virtuales?
Un tuit, cinco palabras valuadas en 2,9 millones de dólares. "Just setting up my twttr", en español: "Configurando mi cuenta de twttr" eran las cinco palabras que costaron esa suma. Fue el primer posteo de Twitter, redactado por Jack Dorsey, uno de sus fundadores, que se vendió como un NFT.
Para entender qué son los NFT (sigla en inglés por token no fungible) y contratos inteligentes es necesario entender primero el concepto de blockchain. Es una especie de libro público digital, un registro compartido que guarda balances y registros con información.
La distinción es que permite llevar balances de manera distribuida. Por lo tanto, no hay un servidor, sino que la información está distribuida en más de 10 mil servidores localizados por todo el mundo con la información replicada.
La información se agrupa en bloques que después se cifran criptográficamente. Dichos bloques de información se van enlazando a medida que son validados por diferentes usuarios, a través de sellos criptográficos: de ahí el nombre de blockchain o cadena de bloques.
De este modo, la seguridad y autenticidad de las transacciones están garantizadas porque una vez validadas no se pueden modificar o eliminar sin que se entere el resto de los usuarios y sin alterar los sellos criptográficos de todos los bloques.
Aporta entonces una nueva forma de transmitir valor sin intermediarios, porque es una base de datos descentralizada y compartida que, además, utiliza la criptografía para garantizar la inmutabilidad de la información registrada.
¿Qué es un contrato inteligente?
De la mano de la tecnología del blockchain surgen los contratos inteligentes. Es un protocolo informático diseñado para ejecutarse automáticamente a medida que las personas o empresas involucradas en un acuerdo van cumpliendo con las cláusulas de este.
Permiten condicionar las transacciones y estas condiciones también viven en la blockchain. Según la ley argentina son tomados como contratos. Sin embargo, no tienen una regulación específica en el Código Civil y Comercial de la Nación; razón por la cual se les aplica el marco jurídico referido a los contratos particularmente el principio de "pacta sunt servanda" en donde la autonomía de la voluntad es ley para las partes contratantes.
Prometen transformar en un futuro no muy lejano la forma tradicional de hacer negocios ya que eliminan la necesidad de interpretar si una cláusula se ha ejecutado o no y pretenden que ser deterministas y ejecutar autónomamente.
¿Cómo funcionan los NFT?
Los NFT son activos digitales únicos que no se pueden modificar. Están tecnológicamente creados de una forma que no puede haber otro igual. Esa innovación tecnológica le dio lugar a una gran cantidad de industrias especialmente el arte digital.
Para representar un NFT se crea un token. Será ese token el que se aloje en la billetera virtual del dueño. El NFT, por su parte, está en la blockchain, mientras que en la billetera está el derecho a moverlo.
Desde el punto de vista legal, los derechos que adquiere el comprador de un NFT son los que el comprador y vendedor del NFT pongan en el contrato inteligente. Cuando se compra un NFT se compra un código de representación único de archivo subyacente, es una suerte de certificado autografiado de la obra subyacente.
La mayoría de las veces al adquirir un NFT, si bien uno se convierte en el dueño del token, no se convierte en dueño de los derechos de autor del activo que representa ese NFT.
Para ejemplificar, los términos y condiciones de venta de NFT de jugadas de la NBA conceden una licencia para uso personal y no comercial, es un coleccionable. El que lo adquiera será titular exclusivo del NFT, pero no adquirirá los derechos de imagen de dicha jugada, que permanecerán en poder de la NBA o de quien ésta se haya licenciado. El dueño del NFT no es el dueño de la obra subyacente, sino un mero licenciatario: hay una licencia para usar los derechos de propiedad intelectual.
Un ámbito difícil de legislar
Resulta difícil determinar quién es el dueño de los derechos de estos activos que circulan de manera digital. Se percibe cierta sensación de anarquía en el mundo virtual. Pero, al igual que sucedió con Internet, es necesario entender que se trata de un nuevo espacio de acción sobre el cual se están generando nuevas reglas. Es un universo que necesita las mismas precauciones que en el mundo analógico. Y también aquí se debe respetar la propiedad intelectual.
Ante estos nuevos desafíos, algunas instituciones como la Asociación Argentina de Agentes de la Propiedad Industrial (AAAPI), una entidad sin fines de lucro cuyo principal objetivo es fortalecer y promover la defensa de los derechos de propiedad industrial en nuestro país, trabajan para que titulares marcarios puedan mantener la protección de sus activos intangibles incluso en el metaverso. En entornos cambiantes resulta fundamental poder contar con el asesoramiento de agentes de la propiedad industrial especializados en esta materia.