En tiempos de incertidumbre: ¿cuánto deberías ahorrar por mes para llegar tranquilo a la jubilación?
La educación financiera fue una de las actividades que más creció en 2020 y que promete continuar haciéndolo en 2021. Una de las cosas que quedaron claras fue que mientras más joven se comienza a ahorrar se llegará en mejor posición a la adultez y, más aún, cuando llegue el momento de jubilarse. Pero si a los 20 o a los 30 años no se tuvo educación financiera ¿es posible comenzar la senda del ahorro a los 40 o a los 50? La respuesta es sí, aunque el esfuerzo será mayor.
El secreto del ahorro en diversos instrumentos pasa por el interés compuesto, es decir, el interés de un capital que se ahorra al que se le van sumando para que produzcan otros intereses. Mientras más temprano se inicia esa senda, ese efecto multiplicador es más extenso y lo que se logre al final será más importante y con un esfuerzo más relajado. De ahí que una de las premisas de los cursos de educación financiera apuntan a que la cultura del ahorro se practique desde joven.
Felizmente, también es posible comenzar a los 40 o a los 50 años si no se pudo comenzar a ahorrar más temprano. Aunque también tendrá su costo.
"Se puede comenzar a ahorrar a los 40 o a los 50 años pero se necesita mayor esfuerzo económico porque tenés menos tiempo para aplicar el interés compuesto. Si empezás a ahorrar a los 30 años, y realizás un ahorro de u$s150 por mes por 15 años y eso que se acumuló lo dejás otros 15 años, a los 60 años vas a tener un acumulado de unos u$s200.000", explicó a iProfesional Sabrina Castelli, CEO de Mujer Financiera.
La creadora del portal que enseña a las mujeres a manejar sus gastos y generar ahorros en pos de su independencia económica explicó que, mientras más grande comienza a realizarse ese ahorro, el esfuerzo económico para lograr a ese umbral deberá ser mayor en una ventana de tiempo que también será menor.
El secreto del interés compuesto
Al comenzar a ahorrar de más grande no se tienen esos 15 años adicionales para que se junten los intereses de los ahorros realizados durante ese tiempo y reinvertirlos. Para llegar, entonces, a esos u$s200.000 estimados y tenés entre 40 y 50 años "en vez de u$s150 por mes vas tener que aportar u$s250 o u$s300 para llegar a esa suma de dinero después de 10 años. Poder se puede pero implica un mayor esfuerzo porque cuanto antes empieces más fácil va a ser llegar a sumar ese dinero para el retiro. Por eso es tan importante la educación financiera desde jóvenes", enfatizó Castelli.
La educación financiera es un cambio de cultura porque implica pensar en el largo plazo. Todo un desafío en un país en donde el pensamiento que prima es el de corto plazo, en lo político, lo económico y lo social.
De ahí que la economista insista en la necesidad de pensar en las finanzas a largo plazo y entender lo que significa ese plazo. "Si estamos pensando en la jubilación y tenemos 30 años hay que pensar en los 60, es decir, tener el dinero invertido a 30 años. Y lo mismo aplica con otras inversiones que también son de largo plazo: si tenemos 30 años y estamos pensando en una casa la dimensión es a 10 años, para llegar a los 40 con ese objetivo", amplió.
E insistió en el "interés compuesto que es donde sucede la magia". Esta frase, que Castelli repite en cada oportunidad que se le presenta casi como un mantra, apunta a hacer comprender al inversor que el capital invertido más los intereses que se reinvierten de manera constante permiten que se pueda obtener más dinero, siempre mirando el largo plazo.
Pero claro, todas las inversiones tienen riesgo, y lo que se invirtió hoy, posiblemente en unos meses no esté rindiendo lo esperado o, inclusive, tenga pérdida. Es cuando hay que cerrar los ojos y confiar en el largo plazo, aunque el corto plazo muestre incertidumbre.
"Todas las inversiones tienen riesgo. Para que sea eficiente hay que tener productos financieros distintos y distintas inversiones de compañías distintas y rubros diversos, de modo que si hay una crisis económica no afecte a todas mis compañías y, por ende, a todas mis inversiones", amplió.
Dos caminos para el largo plazo
Para invertir a largo plazo hay dos caminos: por un lado, tomar un curso de educación financiera, seguir lo que explican los expertos y definir objetivos en función de ello. Así, es posible armar un portfolio diversificado con bonos, acciones, criptomonedas, fondos cotizados (ETF, su sigla en inglés) o productos más complejos, entre ellos las comoditties.
El otro camino es que una compañía realice esa actividad por el inversor, especialmente si las finanzas no forman parte del expertise del ahorrista. "La opción es hacer un plan de ahorro, de capitalización con una compañía de seguros. Invertís una suma fija que se va ajustando una vez por año, aproximadamente un 10% y se va invirtiendo en un Fondo Común de Inversión (FCI), y a los 10, 15 o 20 años podés retirar ese dinero", apuntó Castelli.
Esos planes tienen un costo. De hecho, si el dinero se retira antes del tiempo estipulado al principio se van a tener que pagar por adelantado los gastos administrativos. "Pero si lo dejás es más eficiente porque lo que pagás de ese costo administrativo en los primeros años del plan corresponden a los gastos de comisión de los profesionales que están invirtiendo ese dinero", agregó.
La CEO de Mujer Financiera aseguró que esta alternativa suele dar rendimientos que oscilan entre el 5% y el 8% anual y si bien "no están asegurados", señaló que "hay algunas compañías del exterior que sí garantizan un rendimiento anual".
En ese sentido, detalló que si una persona de 30 años se anota en un plan de capitalización a 15 años a u$s150 por mes, "esos u$s150 mensuales, equivalentes a u$s1.800 al año, y a u$s27.000 en 15 años, en las proyecciones que te muestran esas apps podrías retirar entre u$s39.000 y u$s49.000 de acuerdo a cómo les vayan a las inversiones. Pero si en vez de retirarlo lo dejás invertido hasta los 60 años, como ese dinero se reinvierte podrías tener u$s200.000 para tu retiro por el efecto del interés compuesto", concluyó.
Disponer de ese monto, aunque sea en pesos, todos los meses, representa un esfuerzo para cualquier argentino. Pero parece valer el intento. Más en un país donde, entre todas las incertidumbres que ofrece, la del momento del retiro, de la jubilación, parece ser la más endeble de todas.