Un consorcio de científicos argentinos investigará el coronavirus
Diversos grupos de investigación con especializaciones complementarias, pertenecientes a diferentes instituciones públicas del sistema científico nacional, se unieron para trabajar en conjunto en el diseño y la preparación de herramientas útiles para el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la COVID-19.
En una primera etapa estarán abocados a la producción de una proteína que es la llave de entrada del virus en las células humanas, según informó la agencia Nex Ciencia.
"El fin de semana previo al establecimiento de la cuarentena obligatoria nos pusimos a analizar con un par de investigadores amigos lo que se sabía hasta ese momento sobre las proteínas inmunogénicas del coronavirus y nos preguntamos: ‘¿Qué podemos hacer que sirva para enfrentar esta pandemia?’. Claro, lo urgente era preparar el sistema de salud, tener respiradores, tener camas en los hospitales, tener sistemas de protección para los médicos. Todas esas son cosas que no estaban a nuestro alcance, pero sí podíamos contribuir con una construcción a mediano plazo que apuntara a generar kits de diagnóstico, anticuerpos neutralizantes, o vacunas a partir de antígenos", dijo a ese medio Alejandro Nadra, investigador del Conicet y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
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Las consultas se fueron extendiendo, las respuestas fueron siempre positivas y manifestaban las ganas de colaborar con la iniciativa. De esta manera, se conformó un consorcio científico que reune a una veintena de investigadoras e investigadores de diferentes instituciones, la mayoría forma parte del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (IB3 Exactas UBA), pero también hay integrantes de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (UBA), del Instituto de Ciencia y Tecnología César Milstein (Conicet – Fundación Cassará), de la Universidad Tecnológica Nacional (Regional Haedo) y del INTA.
Dada la intención de sus integrantes de realizar aportes concretos a partir de sus conocimientos específicos y de que el grupo de trabajo cubre un amplio rango de expertises en ingeniería de proteínas y en sistemas de expresión de proteínas recombinantes (incluyendo bacterias, levaduras, células de mamífero, plantas, y otros sistemas eucariotas), la primera decisión fue abocarse a la producción de una proteína que forma parte de la cápside del coronavirus (SARS-CoV-2), denominada spike, y de un dominio llamado RBD, que es una pequeña parte de esa proteína.
"Si una persona se infecta con el virus, el sistema inmune del hospedador responde y genera anticuerpos. Ahora, cuando uno usa solo alguna proteína del virus (spike), las chances de que se generen anticuerpos son menores; y si en lugar de una proteína se utiliza un pedacito de una proteína (dominio RBD) la posibilidad de producir buenos anticuerpos es más pequeña todavía. Pero, por otro lado, producir una proteína entera es bastante más difícil que elaborar en cantidad el RBD. Entonces, estamos intentando las dos cosas", explicó Nadra.
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La proteína spike es la herramienta que utiliza el SARS-CoV-2 para penetrar en la célula. Particularmente, esa parte denominada RBD es la que se une con un receptor celular (ACE2) y posibilita la infección del virus.
Una vez que los integrantes del consorcio hayan logrado producir y purificar en cantidades considerables las proteínas antigénicas del virus, habrán logrado la elaboración de un insumo clave que podrá ser utilizado con múltiples fines.
"La idea es que los antígenos que generemos, por un lado, puedan ser utilizados para desarrollar tests de diagnóstico serológicos; por otro, si podemos generar los anticuerpos que se llaman neutralizantes podrían servir para diseñar tratamientos eficaces contra el virus y, por último, también está abierta la posibilidad de contribuir en el desarrollo de una vacuna", detalló Nadra.
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A partir de gestiones realizadas apenas conformado el consorcio, el equipo consiguió donaciones de particulares y de la empresa Technisys que le aseguraron los recursos para poder comenzar con su trabajo. El grupo también recibió un fuerte apoyo de la Secretaria de Investigación Científica y Tecnológica y de la Oficina de Vinculación y Transferencia Tecnológica de Exactas UBA.
Si bien la mayor parte de las tareas, hasta ahora, fueron telemáticas – "para no correr riesgos innecesarios", afirmó Nadra-, la bióloga molecular Itatí Ibañez y su equipo, en su laboratorio del Instituto Milstein, ya empezó a producir la proteína spike y el dominio RBD.
"Nuestra expectativa es que esa producción va a ser mucho más eficiente en los otros sistemas biológicos con los que contamos. Entonces, la idea es que nosotros le proveamos a Itatí las proteínas que ella necesita para que no pierda tiempo y se dedique de lleno a su expertise, que es la producción de nanoanticuerpos que se generan en llamas y que, según entiendo, es una de las principales especialistas en el país en este tema", precisó Nadra a modo de ejemplo para ilustrar la modalidad de trabajo del grupo.