Trucos y consejos para gastar menos energía en casa
Si querés dejar de pagar recibos de luz desorbitados, tomá en cuenta algunas recomendaciones sencillas para gastar menos y, de paso, ayudar a frenar el cambio climático.
Al margen de las políticas y regulaciones en cuanto a consumo energético, lo cierto es que ahorrar energía no es sólo cuestión de dinero sino también ambiental. Se pueden aplicar algunas recomendaciones sencillas para ahorrar energía y dinero y, de paso, poner nuestro granito de arena para luchar contra el cambio climático.
Auditoría energética
¿Ahorrar dinero pagando a un experto para que analice nuestra casa? Parece un contrasentido pero no lo es. Un especialista puede certificar si hay fugas de aire y para que compruebe el estado de las estufas, cocina y aparatos eléctricos.
Es un pequeño gasto adicional que apenas nos llevará un par de horas y el auditor, que puede ser un electricista y/o gasista matriculado, señalará las zonas de la casa en las que se podría mejorar el ahorro de energía proponiendo soluciones.
También existe una nueva norma que establece un método comparativo para diferenciar los períodos de calefacción y refrigeración.
Aislamiento
Para conseguir un consumo eficiente de la energía es importante que controles las posibles fugas de aire que haya en ventanas, puertas e incluso alrededor de extractores o conductos de ventilación.
Para determinados escapes es mejor dejarlos en manos de profesionales pero también podés solucionar algunos y sellarlos con una pistola de silicona o un poco de masilla e impedir que el aire entre o salga.
Los expertos aconsejan prestar atención a la construcción de la fachada de la vivienda para que quede aislada, en concreto, a los cerramientos, huecos y puentes térmicos.
De hecho, la mejor técnica a aplicar pasa por llevar a cabo un buen aislamiento que no deje huecos por los que se filtre el aire exterior.
Reemplazo de lámparas
Las lámparas halógenas utilizan 10 veces más electricidad que las bombillas de bajo consumo o las led.
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Son más caras, pero se amortizan mucho antes de que termine su vida útil (entre 8.000 y 10.000 horas). Es uno de los cambios más sencillos que podés hacer.
Cortinas y alfombras
Tanto el frío como el calor se transmiten a través de las ventanas y suelos. Durante el invierno, utilizar cortinas y alfombras para eliminar los puntos fríos puede suponer un ahorro de hasta un 25% en la factura de la calefacción.
No hace falta que compres una alfombra persa, el espesor y la amortiguación inferior es más importante que el tipo de material. Cuando acaba el frío, podés conseguir un importante ahorro en aire acondicionado y uso de ventiladores manteniendo la casa fresca y protegida del sol con el uso de cortinas y persianas durante el día y abriéndolas cuando caiga el sol.
Desenchufar
Apagá todo aquello que consuma energía cuando no lo estés usando. No vas a desenchufar la heladera, está claro, pero sí podés hacerlo con la pantalla de la computadora o el televisor cuando te vayas a dormir.
En equipos informáticos portátiles y otros dispositivos eléctricos, utilizá el modo suspensión y ellos solos se apagarán por completo cuando no los toques durante un rato.
Duchas cortas
Sí, el chorro de agua caliente por la cabeza es relajante, pero no deberías tardar en ducharte más de 7 minutos. Dejarte llevar por las sensaciones agradables y tardar 20 minutos se puede traducir en cientos de pesos al año, así que, si lo ves necesario para no tardar, empezá a cronometrar cuánto tardás.
Apagar las luces
Procurá hacer un recorrido por tu casa para asegurarte de que estén apagadas todas las luces que no sean necesarias y, por supuesto, siempre que salgas de una habitación y se quede vacía, dejala a oscuras.
La luz representa el 20% del gasto en energía de la mayoría de los hogares, por lo que esta pequeña acción se traducirá en un ahorro real en el transcurso de un año.
Lavar con agua fría
Los detergentes modernos están formulados para quitar la suciedad y las manchas aceitosas de la ropa incluso en agua fría. Además, a estas temperaturas cuidarás mejor los tejidos y los colores de las prendas aguantarán más tiempo.
Bajar el calefón o termotanque
A menudo, los fabricantes de termotanques y calefones establecen la temperatura media del agua en unos 60 grados centígrados, que es lo suficientemente caliente como para que te quemes, así como dañino para las tuberías.
Bajando la temperatura a unos 40 grados y regulándola con agua fría para lavar o ducharte, notarás cómo ahorrás energía y dinero.
No calientes ni enfríes la casa cuando esté vacía
A todos nos gusta llegar a casa y que esté a la temperatura ideal. Se recomienda programar el termostato para que empiece a enfriar o calentar la casa unos 20 minutos antes de que lleguemos.
Dejar la calefacción encendida o el aire puesto durante horas si no vamos a estar es una de las formas más comunes de desperdiciar energía y malgastar una gran cantidad de dinero.
Programar temperatura eficiente
Para evitar que se dispare el gasto, es importante tener un aparato de aire acondicionado que sea lo más eficiente posible, pero también influye la forma en que lo maneje el usuario.
La temperatura de confort oscila en invierno entre los 20 y los 22 grados, pero en verano se sitúa en un rango comprendido entre los 22 y 25 grados, con un nivel de humedad que va del 45% al 60%.
Hay que recordar que por cada grado de temperatura que bajemos, el consumo de aire acondicionado aumenta entre un 6-8%.
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También resulta recomendable apagar el aparato por la noche, o al menos, regular la temperatura y el tiempo de encendido mediante un sistema de programación.
Controlar la diferencia con el exterior
Otro punto fundamental de la temperatura del aire acondicionado para ahorrar luz es que la diferencia entre la temperatura externa y la interior nunca debe superar los 12 grados, por el choque térmico que podría provocar al pasar de un ambiente a otro.
También es importante que controlemos la temperatura a la que se encuentra el aparato y revisar que el lugar de instalación del artefacto no reciba luz solar directa.
Ventanas abiertas
El calor en verano es insoportable, especialmente en las grandes ciudades. Se puede encender el aire acondicionado cuando las temperaturas no se pueden soportar. Pero cuanto más podamos sobrevivir con las ventanas abiertas, mejor para nuestra economía y para gastar menos luz.
Ventiladores más baratos
Estos aparatos utilizan mucha menos energía para funcionar que un aire acondicionado y generan una sensación de frescor.
Como truco adicional es recomendable encender el aire acondicionado hasta refrescar la vivienda y apagarlo, para luego continuar el trabajo con el ventilador.
Limpieza de filtros del aire acondicionado
Los filtros libres de polvo y limpiar el aparato al menos una vez al año es imprescindible para que el sistema de aire acondicionado no gaste más energía de la necesaria para funcionar.
La limpieza puede realizarse con agua templada e incluso con jabón líquido, una vez secos, podemos volver a colocarlos.
Compensar el gasto en aire acondicionado
El mayor desembolso destinado a usar el aire acondicionado se puede compensar al reducir el gasto en iluminar el interior de la vivienda. El verano trae calor, pero también más horas de luz natural, que permiten ahorrar. Se recomienda instalar grandes ventanales para aprovechar la luz del sol.
En el caso de que esto no sea posible, se propone la instalación de iluminación led, ya que a pesar de suponer un desembolso inicial algo costoso, a largo plazo implica un gran ahorro a final de mes.