Coronavirus y el "revival" del teletrabajo: ¿está su empresa preparada para una epidemia?
Hace casi 17 años una palabra se puso de moda en las empresas: "teletrabajo". A mediados de 2003, mientras el kirchnerismo daba sus primeros pasos en la Casa Rosada, se desataba la crisis global por el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, sigla en inglés), que causó pérdidas de entre 40.000 millones y 50.000 millones de dólares por la reducción de viajes y gastos.
Esta modalidad laboral, adoptada para evitar posibles contagios, vuelve a crecer con fuerza el hemisferio norte, por causa de la epidemia de neumonía viral de China conocida como coronavirus, que ya provocó la muerte de más de 130 personas.
Esta nueva epidemia empezó a generar preocupación en la Argentina. El Gobierno nacional anunció medidas para contrarrestar la posible llegada de la enfermedad al país. La administración Fernández inició un protocolo en el caso de que se presenten casos de coronovirus, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no decretó aún el alerta mundial.
Desde el Poder Ejecutivo ven un riesgo lejano de que llegue la epidemia a la Argentina, país que se encuentra en las antípodas de China, porque aún no hubo personas con síntomas en el país.
Sin embargo, el Ministerio de Salud dispuso que cualquier persona que venga de un país procedente de China con escalas vía París, Roma o San Pablo tenga que pasar por un protocolo.
"Todo el sistema de sanidad está en alerta", insistieron desde el Gobierno, que dispuso que el hospital que recibirá supuestos casos de coronavirus sea el zonal general de agudos Dr. Alberto Eurnekian de Ezeiza, vecino al principal aeropuerto internacional de la Argentina.
La preocupación se debe a que el "virus está mutando" y "no hay vacuna ni tratamiento", y no se conoce el origen de la enfermedad. El coronavirus sacudió los mercados financieros y generó temores de que la economía mundial se vea vapuleada cuando parecía cobrar impulso.
Las autoridades de salud en Asia, Europa y Norteamérica incrementaron su vigilancia y otras precauciones para prevenir una repetición del caos y las muertes vividas durante la crisis del SARS.
Aunque el nuevo virus parece menos peligroso que el SARS, el riesgo más significativo para Asia pudiera estar al acecho, con la llegada de la temporada de viajes en la región, lo que pudiera multiplicar la difusión.
El brote de SARS en 2003 en China, junto con casos de una variante letal de la influenza aviar, resultaron en amplias medidas de cuarentena en muchas ciudades chinas y en Hong Kong.Más de 8.000 personas se enfermaron y poco menos de 800 murió, para una tasa de mortalidad de casi 10%.
Mientras que la influenza ordinaria mata a centenares de miles de personas al año, enfermedades nuevas como el brote actual causan alarma debido a las incertidumbres sobre lo letales que pudieran ser y cómo se diseminan. El costo para la economía global podría ser enorme en términos de PIB negativo si este brote se convierte en epidemia.
Regreso del teletrabajo
Por causa del SARS, las modalidades de teletrabajo crecieron en forma exponencial en todo el mundo. Y las actividades laborales remotas tendrán casi 17 años después un "revival", que ya se observa con fuerza en Asia.
Las compañías tecnológicas más grandes de China ordenaron a los empleados que trabajen desde casa, buscando limitar la propagación del nuevo coronavirus a medida que muchos empleados regresan de los viajes de vacaciones del Año Nuevo Lunar.
El gigante Tencent dijo a los trabajadores a través de un mensaje interno que deberían tele trabajar durante la semana del 3 al 7 de febrero. Los empleados regresarían a sus oficinas el 10 de febrero.
El líder chino de comercio electrónico Alibaba Group tomó medidas similares, al igual que el proveedor de motores de búsqueda Baidu. Los trabajadores de Baidu tele trabajarán hasta al menos el 7 de febrero, dijo un representante de la compañía. La compañía no ha notificado a los empleados del día en que pueden regresar a las oficinas.
Bytedance, el propietario del sitio para compartir videos TikTok, ha solicitado que los empleados que viajan durante el receso del Año Nuevo Lunar permanezcan en sus destinos por el momento.
La compañía instó a los trabajadores a regresar a la ciudad entre el 10 y el 13 de febrero, y luego pasar los siguientes 14 días trabajando desde casa. Esta política es para prevenir la propagación del nuevo virus de la neumonía.
En las oficinas de todos los grupos empresarios principales de Occidente presentes en la República Popular de China, la preocupación ha ido en aumento desde el comienzo de la semana, por las consecuencias que la epidemia de coronavirus podría tener en su actividad en la segunda economía más grande del mundo, y por sus efectos humanos dentro de sus propias filas.
Los círculos financieros comenzaron a hacer sonar la alarma la semana pasada, cuando los primeros portadores del virus llegaron a los aeropuertos europeos. El mercado de valores late ahora al ritmo de la fraseología de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como lo haría con los comunicados de prensa de la Reserva Federal de los Estados Unidos.
En medio de la temporada de balance anual, los jefes de los grupos grandes ahora dejan caer una frase sobre "la incertidumbre" que rodea el crecimiento de sus negocios. Este fue el caso el martes con el gigante de la electrónica holandesa Philips y el fabricante finlandés de ascensores Kone.
En Apple, cuyas principales fábricas están ubicadas en las provincias vecinas de Hubei, alrededor de las cuales un cordón sanitario aisló a 56 millones de personas desde el sábado, el episodio ya está tomando un giro diferente.
Varios subcontratistas locales, a quienes se les ordenó fabricar 80 millones de iPhones para el verano boreal, advirtieron que el ritmo sería difícil de mantener, informó el diario japonés "Nikkei".
"El impacto real aún es difícil de estimar porque la economía ha estado inactiva en China de todos modos durante los últimos diez días, debido a las vacaciones del Año Nuevo Lunar; realmente no se sentirá hasta febrero, en caso de una extensión del cese de la actividad industrial ", explicó Frankie Ng, el jefe del grupo SGS, al margen de la presentación de sus resultados anuales en Ginebra.
Las curvas de ventas no son las únicas que se convierten en líneas punteadas. Los cordones sanitarios también están comenzando a colocarse discretamente. El grupo SGS ya ha dado instrucciones a sus empleados chinos para que no viajen por todo el país. En cuanto a los viajes a China de empleados de la multinacional, fueron cancelados.
Dentro del gigante bancario UBS, que emplea a 12.000 personas en Asia, los empleados que regresan de China continental deben trabajar en casa durante catorce días, dijo un portavoz. Los viajes de negocios a la República Popular también fueron "restringidos".
Después de dos semanas de reclusión en el hogar, los empleados de Credit Suisse en Hong Kong que deseen regresar al banco incluso deben consultar a su supervisor directo y a la gerencia de personal, con un certificado médico para aquellos que comienzan a toser un poco.
Otros grupos financieros están tomando medidas similares, desde HSBC hasta Standard Chartered. En Goldman Sachs, los catorce días de teletrabajo forzado incluso conciernen a los empleados que estuvieron en contacto con una persona que regresa de China.
Preparativos
Si se declara la emergencia sanitaria en los principales distritos del país por el coronavirus, esto impactará en forma directa e indirecta en las empresas que se plantean el teletrabajo y el trabajo móvil como opciones para mantener la actividad, aunque sea a niveles operativos mínimos.
La situación obligaría, como pasó en 2003, a plantearse en las empresas la posibilidad de que sus empleados trabajen desde sus hogares, bajo la modalidad del teletrabajo, y así tener menos personal en las oficinas.
La necesidad de evitar el contacto humano para controlar la difusión de la enfermedad hace que más personas se queden en su casa para trabajar, utilizando más teléfono e Internet.
Las tecnologías de la información y de la comunicación disponen hoy herramientas para que los trabajadores hagan sus tareas sin tener que asistir a la oficina. Sin embargo, el uso de estas aplicaciones y dispositivos genera desafíos.
El incremento del trabajo a distancia significará que más empleados podrán tener acceso a los recursos corporativos de forma remota, utilizando laptops, teléfonos inteligentes, PC en hogares o PC en cibercafés o locutorios fuera del tradicional perímetro de redes, y fuera del control directo del departamento de sistemas, a través de conexiones de Internet, que no son seguras del todo.
Estos dispositivos sin administración están propensos al robo, hackeo, licencias anticuadas de antivirus, descargas inseguras, así como infecciones por malware (código malicioso).
Ante este cuadro, las empresas deben considerar cuidadosamente las consecuencias de la administración de una red distribuida.
Con usuarios ingresando a la red desde diversos lugares, los gerentes de tecnologías de la información necesitan equiparse con herramientas de seguridad de red que puedan monitorearla, conceder y denegar el acceso a ella y, además, protegerse de todas las amenazas que provengan de cualquier origen.
Las empresas deberían contar con un plan de continuidad de negocios que incluya en el acceso de los empleados a las redes de la compañía, los lineamientos de protección de la información, desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Bajo una situación de contingencia, no sólo los empleados deberán seguir políticas que protejan su salud, sino que también se deben establecer lineamientos para la seguridad de los equipos desde los cuales trabajan y se conectan a los recursos de las empresas.
En resumen, esta modalidad de trabajo conlleva dos grandes desafíos para las empresas:
* Por un lado, mantener segura la información que maneja el usuario remoto, desde la autenticación para acceder a la red, pasando por el tráfico y finalmente el uso de las aplicaciones e información que manipula.
* Por otro lado, la experiencia del usuario en relación a la buena performance y funcionamiento del proceso antes mencionado; lo que seguramente se transformará en un resultado más o menos productivo del trabajo del empleado remoto.
Si bien la modalidad de teletrabajo constituye una solución ante la posible declaración de la emergencia sanitaria, impacta en los trabajadores, quienes deben organizarse de la mejor manera posible para cumplir con sus obligaciones laborales y el cuidado de su familia que se encuentra en su casa.
Los requisitos para poder disfrutar de este modo de trabajo pueden variar dependiendo del número de usuarios, pero lo que es imprescindible es que la información y los programas de la compañía se encuentren centralizados en uno o varios servidores.